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Ecuador: muerto el perro, viva la rabia

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Tras una década de un gobierno atrabiliario, cualquiera esperaba ver un país inundado de documentales, películas, libros, debates, balances… sobre lo que se vivió bajo el correísmo. Pues no. Libros realmente valiosos (que no sean recopilación de titulares y resumen de casos) no hay. Y eso muestra cierta desidia en las universidades. Películas no se ven. Y documentales… pues, uno: el de Carlos Andrés Vera.

Es poco. Es la nada. El país cultiva con esmero la amnesia porque la amnesia es una estrategia. De defensa o de quemeimportismo. Una actitud cómoda que conviene no perturbar. Quizá en ese plano se debe entender esta suerte de ocultamiento del que se beneficia el correísmo. Porque vamos a ver: si durante diez años se violentaron los valores democráticos, se atentó contra el estado de derecho, jueces y fiscales fueron usados por el poder político; si en diez años el poder administró el Estado con una total opacidad, se dio rienda suelta a la formación de mafias angurrientas y camaradas y parientes sangraron el erario; si en diez años se tuvo doble contabilidad en las cuentas públicas y el país fue convertido en aliado de dictadores y asesinos; si en diez años hubo persecución, cárcel y asesinados…  cabe preguntarse: ¿por qué no hay más documentales, libros, películas, debates? En definitiva, ¿por qué no hay una pedagogía democrática sobre lo que ocurrió?

Es tan lamentable esta ausencia que los correístas, tan cínicos como deslenguados, atacan a quienes denuncian sus trapacerías como si fueran meros infundios de la peor calaña. Carlos de la Torre, tan orondo él como arrogante, todavía reta a sus conciudadanos a que le prueben –con arcas vacías y deudas para exportar– que durante la década pasada hubo un manejo equivocado de la economía. La realidad no es un dato de la esfera pública en Ecuador. La realidad no impone sus cánones en un país ahogado en ideologías vetustas que siguen arbitrando los escasos debates que hay sobre la cosa pública. Un país ensimismado, que vive de espaldas al pragmatismo.

Todo fluye como si el país no importara. Como si fuera lo mismo tener democracia o no tenerla. Tener un Estado metido hasta en la cama de los ciudadanos o un Estado limitado a los temas básicos y no menos importantes como la salud, la educación y la seguridad. ¿Importan las libertades? ¿Todas las libertades o solo el libre mercado? ¿Importa la libertad de expresión (de todos los ciudadanos) o da lo mismo que solo pueda expresarse el macho alfa? ¿Importa la transparencia administrativa o solo la posibilidad de hacer negocios con el Estado? ¿Importan las libertades de los ciudadanos, de todos incluyendo los luchadores sociales, o solo importan las libertades de aquellos adictos y adeptos al sistema que los poderosos de turno defienden?

El correísmo puso al país frente a un espejo y las imágenes producidas (y producidas con el voto popular) son desconcertantes: hablan de un país desinstitucionalizado, con poco apego por los valores democráticos, irresponsable frente al modelo económico, ciego ante un voluminoso índice de la corrupción, despreocupado por su futuro. El balance del correísmo debía inexorablemente cuestionar este tipo de retratos del país que Correa condensó y encarnó. Pero tras año y medio, el país político y el país social volvió a lo que mejor saben hacer: considerar que esos males se sanan, matando (simbólicamente se entiende) al caudillo. Lo mismo ocurrió con Abdalá Bucaram. El país del establecimiento se frotó los ojos cuando el líder del PRE derrotó a Jaime Nebot, pero creyó cerrar ese capítulo cuando se refugió en Panamá. Ahora muchos se dan por bien servidos con Glas preso y Correa inhabilitado políticamente. Pero ni Glas ni Correa fueron los generadores de los problemas del país (aunque los agravaron y mucho): son su expresión más reciente.

No hay quién se haga cargo de la democracia y su concreción que también tiene que ver con el nivel de vida: el país funciona como si nadie quisiera echarse esa pedagogía al hombro. Por eso no hay elites (a no confundir con los grupos de poder). O quizá por eso aquellos llamados a ser las elites, se ocultan tras ideologías vacuas o invocan la salud de sus negocios para justificar por qué su principal urgencia es aliarse con el poder de turno y canjear apoyo por estabilidad política. Sin importar de qué sello es la estabilidad que defienden.

Ecuador salió parcialmente de Rafael Correa, pero ni ha salido del correísmo ni importa, al parecer, decantar ese proceso, aprender y convertir esa experiencia en antídoto contra aprendices a dictador de la estirpe o capilla que se proclamen.

Ecuador padece de lo mismo por cultivar, con un esmero tan desmedido como inexplicable, la desmemoria.

32 Comments

  1. La “ausencia” de la reflexión crítica no tiene como elemento incidental el sectarismo o la práctica de legitimación de lo que los círculos de “sabios” produce? Abran no solo los ojos, defensores de las libertades y de la democracia, también las puertas. En el universo hay más criterio que el que escuchan.

  2. Y el libro del Doctor Andrés Páez: “Prohibido Olvidar”, acaso no sirve para despertar la conciencia de los ecuatorianos.

  3. Da tristesa ver a nuestro pais como estas ratas correistas se lo deboran al Ecuador y los politicos de siempre y el pueblo no hacen nada. Los culpables son los que le dieron el voto a un DELICUENTE PSICOPATA QUE HA DEJADO AL PAIS EN LA MISERIA Y AHORA CON UNA ANACLETO MAS IDIOTA QIE NO SABE NADA DE ECONOMIA.

  4. Creo que el que escribe este artículo tiene exagerado unos 25 años de edad, es decir a los quince años empezó su conocimiento del país en el que vivimos y pues obviamente solo conoció al gobierno del señor Correa ,y nos hace pensar que antes de el éramos un paraíso terrenal, sería bueno que leyera la literatura existente de la vida democrática del Ecuador, facilito le recomiendo aunque sea el Terruño libro escolar de los ochenta y noventa.

  5. creo que cuando solo se está atento al noticiero común y corriente o a los que digan los medios de comunicación se obtiene poca información y en ocasiones un tanto sesgada, la cual se la toma como verdad absoluta; yo he visto que si existe análisis y crítica en revistas especializadas e institutos de investigación, hay que informarse un poco mas.. otra cosa que agregar es que la justicia y el aparato estatal aun luego del correismo tienen información que permanece oculta; pero las razones que expresa josé se deben sin lugar a dudas en primer lugar al desinterés de la gente en informarse y culturizarse un poco mas

  6. Si sólo fueran los últimos 10 años, recuperarnos de ese vil robo, nos costaría unos 50 años más, pero la escuela de negligencia democrática en el país va mucho más allá, esta de lado de la misma formación de la república y eso nos hace vivir en una constante ambivalencia moral y la preocupación de que en vez de surgir como país lo veremos caer, como lo hemos visto con tantos otros pueblos hermanos…
    Éstos últimos 10 años, sólo ha sido el perfeccionamiento de esa escuela, de esa falta de una verdadera educación y de una permisibilidad a la falta de valores y ética dando paso a esa extremada “libertad”, donde se pierde la juventud, abandonan al niño, se incapacita al hombre y muere la humanidad.
    Que frase tan bien dicha por whitacker : “En Ecuador, al parecer, no fastidia tanto la existencia de la corrupción como el hecho de que no les inviten a aprovecharse del negocio”, no sólo la copio sino que exhorto a esas voces que claman en el silencio a que ya no callen más porque, !Hay que cambiar de escuela , hay que hacer escuela de moral!

  7. Desafortunadamente aquellos políticos que figuraban antes de los 10 años de la época corrupta han muerto o se contagiaron de las enseñanzas correanas, otros que podrían hacer despertar a nuestro pueblo se ven limitados porque no encuentran apoyo en los partidos políticos y por ultimo el dinero que trajo la corrupción ha servido para hipnotizar y alimentar a los oportunistas que no les importa lo que pase en nuestro país.

  8. Creo que hay un libro, aunque en edición electrónica solamente, que reflexiona muy bien sobre la década pasada. Se trata del de Pablo Lucio Paredes y Pablo Martín Lucio Paredes: “40 sombras de la Revolución Ciudadana: 100 páginas para reflexionar sobre la década desperdiciada”. Se puede conseguir el libro en la edición Kindle de amazon.com
    https://www.amazon.com/sombras-Revoluci%C3%B3n-Ciudadana-reflexionar-desperdiciada-ebook/dp/B06XJ19DL1/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1546043357&sr=8-1&keywords=pablo+lucio+paredes

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