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La Fiscalía, corazón de la impunidad, debe ser intervenida

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La cirugía mayor contra la corrupción, la promesa mayor del presidente Moreno, se quedó en un mero lema. Y sin embargo, la corrupción está entre los temas que, según los sondeos, más preocupa a los ecuatorianos (tercero según Cedatos; segundo según Clikc Report).

El Ejecutivo escurre el bulto y reitera que hay separación de poderes y que la tarea incumbe sobre todo a los organismos de control. Sin embargo, ha hecho intentos para coordinar esa lucha sin consecuencia alguna: el primero, el 5 de junio de 2017, con la instalación de un Frente de Transparencia y Lucha contra la corrupción. Y, el más reciente, el 22 de octubre de 2018, tras la fuga de Fernando Alvarado, cuando el Presidente conformó en Carondelet una mesa interinstitucional de lucha contra la corrupción. Antes de esa reunión, Elizabeth Cabezas, presidenta de la Asamblea, dijo que Alvarado no habría fugado “con la complicidad de otras instituciones del Estado”. No señaló a ninguna. No citó un hecho. No pronunció un nombre.

La supuesta lucha contra la corrupción empieza y termina ahí: en promesas, declaraciones y señalamiento eterno entre instituciones del Estado. Dos cifras pueden ilustrar (como si se tratara de una realidad caricaturesca) lo que ocurre con este caso en Ecuador: el 22 de diciembre de 2017, la Comisión Nacional Anticorrupción afirmó que, bajo el correísmo, se robaron por sobreprecios en las obras, 35 mil millones de dólares. El 6 de diciembre de 2018, el Presidente dijo, en una entrevista con cuatro periodistas, que llamó al presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, para pedir la repatriación de 5 millones de dólares vinculados a un ex subsecretario de energía… Y explicó lo difícil que resulta localizar el dinero y recuperarlo.

Nadie duda de que los sistemas de robo de los corruptos es cada vez más sofisticado. Eso explica la retórica usada por los jerarcas del correísmo que, orondos y desafiantes, piden a gritos que les muestren las cuentas del saqueo. Los investigadores del caso Odebrecht aseguran, en este punto, que si no hubiera habido delatores, hubieran pasado largas décadas para penetrar su sistema corrupto. En ecuador, sin embargo, hay dos elementos generadores de impunidad: la descoordinación de las instituciones y la discrecionalidad absoluta otorgada a sus responsables. Eso produce funcionarios como Carlos Polit (que nada veía y cuyos exámenes solaparon años de corrupción) o Pablo Celi que ha destapado algunos de los casos más sonados del correísmo y que hoy propone que la Contraloría, en vez de un responsable, tenga siete y mute a Tribunal de Cuentas.

En cualquier caso, todo depende de la Fiscalía General del Estado. Allí llegan todos los casos. Los investigados por las superintendencias; las comisiones o mesas institucionales, o ad hoc, contra la corrupción; los de la Asamblea Nacional (incluyendo aquellos que salen de sus esmirriados juicios políticos); aquellos de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE), la Policía; los informes de Contraloría General del Estado… La Fiscalía es un semáforo que todos los grupos de poder están interesados en controlar. Aquí los casos prosperan o se diluyen.

La Fiscalía es realmente el centro del poder. Allí se dan cita abogados y fiscales acostumbrados a transar, aupar casos o desistir, forjar poderes y mantenerlos; aquí los corruptos tienen mecanismos para aprobar y designar cambios de fiscales según su conveniencia porque también hay funcionarios honestos.

Hay cargos claves: la coordinación misional, la dirección de talento humano, los fiscales de las Unidades Estratégicas, las fiscalías provinciales, la Fiscalía General del Estado… El entramado de espacios de poder (de todo tipo y geometría variable) es impresionante. La discrecionalidad permite que aquí hasta poderes más poderosos del Estado como la Contraloría, la Asamblea Nacional o la UAFE (especializada en la investigación de dineros mal habidos), no sepan siquiera lo que ocurre con sus casos. Y por ejemplo la UAFE no puede siquiera hablar de los informes que ha enviado porque son reservados hasta que la Fiscalía no les abra oficialmente una investigación previa. Eso explica que nadie sepa qué hace Diana Salazar, que se distinguió como fiscal, a la cabeza de ese organismo. O que Pablo Celi, Contralor Subrogante, tenga que salir a los medios a denunciar que hay cerca de 300 informes que ha mandado a la Fiscalía con Indicios de Responsabilidad Penal, sin que él y sus auditores sepan qué pasa con sus informes.

Con las excusas debidas a los funcionarios honestos, no hay cómo evitar esta conclusión: la Fiscalía es un antro; el corazón de la impunidad en el país. Esa institución merecería, por antonomasia, ser intervenida por una comisión de la ONU. El pánico que llegó a sentir el fiscal Pérez Reina, y que explica en gran medida su renuncia, es indicativo de que no basta con nombrar a un Fiscal General probo para recomponer un poder que permite a los corruptos, a pesar del discurso de la cirugía mayor, vivir sin tener de qué preocuparse.

Foto: fotomontaje 4P.

Rectificación: Los servicios de prensa de Elizabeth Cabezas envían una rectificación sobre su frase: la reproducimos con los errores que comete la Presidenta de la Asamblea cuando habla: “Que esta (la fuga de Alvarado) es una situación que no fue posible dada si no hubiesen existido -seguramente- acciones cómplices en otras instituciones (…)”.

26 Comments

  1. No hace falta ser un genio para recuperar ALGO de la plata:
    Todas las coimas deben tener una contrapartida falsa en contabilidad, porque sino tendrían que pagar 15% a los empleados y 25% al SRI. No creo que los coimadores sean tan patriotas para renunciar a ese 37.5% de utilidad, sobre todo si una buena parte se llevó el coimado.
    Revisen a los contratistas dudosos ( y a los honrados también para tener una referencia ) y hallarán montones de facturas de empresas fantasmas y otras adulteradas de empresas serias. Si empiezan a salir sapos y culebras, metan preso al dueño de la empresa, verán como salen con cuentos cojudos pero si se los presiona cantarán.
    Para los del SRI todo el mundo es pillo, alguna vez que sirvan para algo útil.

  2. Si el Ecuador pretende ser un Estado soberano, debe pedir asistencia internacional urgente con la ONU, para extirpar la corrupción escandalosa y perversa que se entronizó durante 10 años, seguir confiando en los mismos acólitos y sacristanes de los ladrones y criminales que se apoderaron de esta hacienda bananera, es pecar de ingenuos y traidores al futuro de nuestros hijos, que heredarán un país desbastado gracias a la ignorancia escandalosa de los electores, a la perversidad y podredumbre de los políticos y la indiferencia de una juventud indolente y egoísta que vive alienada en sus devaneos y en sus celulares.

  3. Los ecuatorianos aún en pleno siglo XXI seguimos siendo ingenuos: nos tragamos el cuento del ilegítimo presidente del Ecuador, Lenin Moreno Garcés, sobre la cirugía mayor y la cooperación de la ONU para limpiar el país de la peste negra de la corrupción, el diálogo, y otras basuras por el estilo, sabiendo que él primero debería ser enjuiciado por malversación de fondos públicos; sin embargo la mayor sinverguenceria de este corrupto, es la cantaleta de la “separación de funciones”.
    El sabe, así como todo el país, que 10 años de corrupción correista (Que serán 14) no se borran con el discurso fácil y demagogo; que la podredumbre está enquistada en todos los rincones estatales y que para hacer una verdadera limpieza no basta con una simple consulta popular, debemos imperiosamente llamar a una constituyente para allí si, empezar de 0, con una Fiscalía y cortes de justicia saneadas, por lo menos en un 90%, de lo contrario la peste correista nos va a ahogar a todos.
    Cuando Pérez Reina renunció, fui de los que lo justificaron porque sabíamos que en la Fiscalía General de Estado, impera y está intacta la más abyecta de las podredumbres correistas y que tres o cuatro fiscales honestos, allí no tienen nada que hacer: o salen por las buenas o un delicuente les pega un tiro, como al general Gabela.
    Muchos dirán que exagero, pero por Dios, si toda esa gentuza fue puesta por el más grande LADRÓN que haya parido este país: RAFAEL CORREA DELGADO, para que bailen al son que él tocaba, y acusen de todo a quien él quería, entonces cómo es posible que creamos que esa gente sumisa al jefe de la banda ahora son honestos? Más rápido el diablo es nombrado santo.
    La primera tarea del próximo presidente (esperemos que no sea Nebot), a más de deanunciar a tiempo a Moreno por corrupto y malversador de fondos públicos para que no fugue, será impulsar una nueva Constitución, de lo contrario el monstruo del correismo lo hará pedazos

  4. Concuerdo que la Fiscalía debe ser intervenida por la ONU o algo similar al CPCCS; un grupo sin temor ni favor, alguien que profundise la investigación a todos los corruptos del correismo. No es justo!! que los Ecuatorianos tengamos que pagar de nuestros bolsillos lo que saquearon y despilfarraron durante esos 10 años.

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