El 2019 le depara al Ecuador una serie de retos y desafíos. Algunos están en la manos de los actores políticos, otros en la cotidianeidad suya y mía, en la de todo ciudadano que busca mejores días para el país. Por ejemplo, esperamos que el Presidente Moreno dé señales claras de que le interesa gobernar hasta el 2021 y que está haciendo todo lo posible para que ello suceda. En efecto, el país requiere acciones puntuales, definitivas, que den cuenta que no habrá muerte cruzada ni renuncia del Jefe de Estado. Mientras eso no ocurra, los agentes económicos no nos mirarán con confianza y el incremento de la inversión extranjera seguirá siendo una quimera. En lo político, deseamos un Jefe de Estado sagaz, que comparta el poder con diversos sectores, pero que no olvide que su fuente primaria de respaldo está en su propio partido. Recuerde usted, Señor Presidente, que en los momentos difíciles solo Alianza País saldrá en defensa de su gobierno y de la estabilidad del país.
En la búsqueda de recuperar el Estado de Derecho (el estado de derechos es una farfullada que con el tiempo se deberá eliminar), el Consejo de Participación (CP) ha avanzado; pero aún le restan dos tareas clave. La primera es reposicionar en el debate nacional la eliminación, total o parcial, de ese monstruo anti democrático que es el propio CP. Toda la discusión en torno a la consulta popular ha bajado de tono y da la impresión que hay intereses políticos que tratan de ahogar ese proyecto. Si Julio César Trujillo y sus vocales no presionan por la supresión de esa entidad, pronto el país estará en iguales o peores condiciones que antes. La segunda tarea tiene que ver con la designación del nuevo fiscal. Solamente un proceso de similares condiciones al desarrollado para la Corte Constitucional puede garantizar al país que la lucha contra la corrupción llegue a buen puerto. Si el CP no pone mayor atención a ese concurso, ponto tendremos como fiscal a un mafioso (hemos tenido varios en los últimos tiempos), a un pusilánime (también hay ejemplos de ello) o lo que es peor, a alguien que sea la conjunción de ambas cosas.
La proliferación de candidaturas a alcaldías y prefecturas no es sino el reflejo del pésimo diseño institucional que tiene el país en el campo electoral. Mientras no se establezcan condiciones más estrictas para la formación de movimientos políticos y no se eliminen las listas abiertas, las actuales dinámicas partidistas seguirán incólumes, los altos niveles de clientelismo se mantendrán y la personalización de la política se perpetuará como sello distintivo de la democracia ecuatoriana. Desafortunadamente, estos cambios no interesan a los actores políticos pues de tales deficiencias legales ellos medran económicamente. En dicho escenario, el Consejo Nacional Electoral (CNE) es el llamado a cumplir el rol cívico de promover una gran reforma institucional. ¡Ojalá los nuevos vocales del CNE tengan la entereza necesaria para el efecto!
Esa entereza es la que el país también espera observar en las decisiones de la nueva Corte Constitucional, integrada ahora por gente honesta y con formación académica, dos características inexistentes en ese tribunal durante los últimos diez años. Ojalá en algún momento nuestra Corte Nacional de Justicia pase por un proceso de depuración de similares características. Aunque el Consejo de la Judicatura (CJ) transitorio intentó propiciar un cambio, más pudieron las presiones políticas y las mafias enquistadas desde siempre en el Poder Judicial. Lamentablemente para el futuro del país, en los nombres presentados para la conformación definitiva del CJ no se observan actores que genuinamente deseen la mejora de la justicia ecuatoriana. Urge, por tanto, una gran cruzada cívica nacional que impulse la reestructuración de las ternas de candidatos a dicho organismo.
Finalmente, aunque no menos importante, el 2019 debe ser el año en que los ciudadanos, desde nuestros propios espacios, aportemos a un mejor país. Que en el 2019 la corrupción sea un tema importante en la discusión cotidiana y que el corrupto, de alta y baja monta, sea menospreciado y estigmatizado, no visto con benevolencia y en algunos casos con admiración. Que en el 2019 paguemos puntualmente nuestros impuestos y cumplamos nuestras obligaciones a la par de ejercer tenazmente nuestros derechos. Que en el 2019 la tolerancia sea el punto de partida de cualquier discusión y que las diferencias nos sirvan para mejorar nuestra convivencia y no para excluir a nadie, por ningún motivo. Que en el 2019 nos llenemos de Sabiduría para discernir lo que más beneficio generará al país, que la Fuerza nos acompañe para asumir las complicaciones económicas y políticas que están por venir; y, que la Belleza sea el medio que nos permita construir una sociedad más justa y equitativa.
Santiago Basabe es académico de la Flacso.
Dice en su comentario acerca de la Corte Constitucional ” Integrada ahora por gente honesta y con formación académica, dos características inexistentes en ese tribunal durante los últimos diez años”. Ojala y pensemos lo mismo cuando hagan un fallo que no nos guste, ahí si les quiero oír.
Todo lo indicado en su escrito debería cumplirse en este año, pero parece que hay mucho rabo de paja en la política que será difícil que se materialicen sus/nuestras esperanzas, peor aun y por falta de autoridad y voluntad, no hay modo de limpiar a los corruptos enquistados en todos los sectores gubernamentales. Nunca en realidad se ha visto tan claramente como en diez años con un hombre de manos ardientes y corazón corrupto logró destruir los valores morales de un país.
Estando muy de acuerdo con lo que usted dice, mi esperanza se destruye diariamente ante la impotencia de no poder hacer nada, estamos en manos de los gobernantes que titubean ante la evidente corrupción ya sea por idealismo, por las leyes o por corruptos. Alguien ya dijo Poderoso Caballero es Don Dinero, y esta realidad mantendrá por mucho tiempo un enjambre ovejuno.
Muy buen artículo , comparto plenamente todos esto buenos deseos para lograr una sociedad más justa , democrática y libre de corrupción .