El guardián del sarcófago de Bolívar, el portador del tricolor del ejército del libertador, el incansable predicador del amor: Maduro asume su segundo periodo ensalzándose más que nunca. En realidad el secreto de su poder sobre la constitución y sobre el futuro de Venezuela no es su incansable y desbordada retórica surrealista: está en sus flamantes amistades. Este martes, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana le prometió lealtad absoluta en esta nueva aventura dictatorial. No solo cuenta con esos fieles combatientes: hay fuerzas truchas chavistas que también le sirven.
Alineados al espíritu de la revolución socialista, Maduro y sus amigos armados ya han conseguido en el pasado impactantes cifras de violencia y represión. Los presos políticos sumaban, hasta noviembre del año pasado, alrededor de 300. También están los asesinados por el régimen desde 1999: más de 200. Y los militares que no se suman a los placeres de la corte del rey: el año pasado fueron apresados 60 de ellos.
Así, con ese ejército de sanguijuelas, se atornilla el dictador a su poder, como lo muestra Chamorro. Mientras tanto, lejos de su solemne e interestelar “posición”, casi tres millones de venezolanos huyen de la pobreza y la represión.
Caricatura de Marcelo Chamorro