Maduro se sostiene todavía, pero millones de venezolanos en la calle le han dicho alto y fuerte (otra vez), que no lo quieren más en el poder. Hoy los monumentos chavistas se desploman y 13 países de América y La Comunidad Europea, le dan la espalda. A su favor: un puñado de dictadores de la región, el cobijo de China y Rusia, y la lealtad de la fuerza armada que todavía puede comprar.
Pese a su evidente fragilidad, el dictador vive en una realidad paralela y sigue reproduciendo su retórica altanera. Habla de intervencionismo para justificar el rechazo de su gente, sigue invocando al espíritu de Chávez, jura que su poder es legítimo y dice que su elección es legítima. Chamorro, que ha visto caer a los dictadores, retrata hoy a Maduro cuesta abajo.
Caricatura: Marcelo Chamorro