En tiempos de campaña electoral, la frase recurrente que escuchamos los ciudadanos, es que los ecuatorianos tenemos que votar responsablemente porque entregando nuestro voto con conciencia a las mejores personas, lograremos los cambios que necesitamos para dignificar la función pública. Es decir, hay que votar bien informado.
Como el voto es obligatorio, se vuelve un deber acercarnos a las urnas y depositar en ellas nuestra decisión sobre a quiénes vamos a delegar para que, en nuestro nombre, creen políticas públicas, administren nuestro dinero y dirijan nuestra ciudad.
Siendo así los ciudadanos deberíamos, previamente y antes de sufragar, conocer adecuadamente quiénes son los candidatos que están terciando en estas elecciones y en todas a fin de marcar nuestra preferencia sobres bases ciertas: cuáles son sus propuestas, su trayectoria; su honestidad y desempeño en su vida profesional. De esa forma podemos saber por quiénes vamos a votar y qué podemos esperar de ellos. Así evitaríamos muchos desencantos posteriores.
El voto informado es el sueño de todo demócrata. Este materializa un ideal de construir sociedades con ciudadanos que, conscientes de la responsabilidad que asumimos al momento de votar, participamos activamente y leemos, al menos, todas las propuestas.
Un ciudadano que quiere informarse debería comparar las ofertas y, finalmente, decidir por los candidatos más adecuados y, a posteriori, seguirles la pista para verificar si sus ofrecimientos se cumplieron a cabalidad y si su desempeño amerita seguir confiando en él o ella.
Este ideal en el actual proceso electoral ecuatoriano está muy lejos de cumplirse. Con ochenta mil candidatos compitiendo, por grandes que sean los esfuerzos de la institucionalidad electoral y de la sociedad civil por promover un voto responsable, informarse será una tarea imposible.
Esta realidad nos deja un grave problema: los ciudadanos no vamos a alcanzar a conocer ni todos los nombres de los postulantes, peor sus propuestas, y esto provocará que pase lo de siempre: que al final se termine votando por el que más se conoce, por la familiaridad de su presencia en televisión o por aquel que con mayor frecuencia es escuchado en la radio.
La concurrencia desproporcionada de candidatos en las elecciones de marzo aumenta el riesgo de que se acentúe, aún más, el desinterés de los ciudadanos en ser parte activa de una democracia representativa.
Las encuestas hablan de que un 70% de la población manifiesta indecisión sobre el voto y esto podría ser un síntoma de que, con tantos candidatos en la campaña, la mayoría son desconocidos, y es muy difícil tomar una decisión.
Por otro lado, es evidente el vacío de información completa sobre todas las candidaturas. Los portales web de movimientos y partidos no la proporcionan y el link del CNE aún no dispone de ese contenido.
Los eventos académicos y públicos de discusión están apuntando a quienes corren por Alcaldías y Prefecturas y están omitiendo a los candidatos a Concejales. Esto deja por fuera cientos de actores políticos que, posiblemente, nunca se presentarán ante la ciudadanía a compartir sus propuestas y planes de trabajo.
En medio de esta situación, y como los ciudadanos estamos obligados a depositar nuestro voto las próximas elecciones, a falta de información eficaz, no queda más que promover, desde nuestros espacios y círculos de acción, la importancia que tiene que la ciudadanía se interese por saber y conocer quiénes son los que quieren administrarnos desde el ejercicio del poder.
Si no hacemos este esfuerzo, el 24 de marzo nos pillará tratando de sobrevivir entre las sábanas infinitas que nos entregarán por papeletas, buscando las caras conocidas. Y claro, con el subsiguiente arrepentimiento en el corto plazo de haber votado sin saber.
Ruth Hidalgo es directora de Participación Ciudadana y decana de la Escuela de Ciencias Internacionales de la UDLA.
VOTO 2019
POR CUAL DE LOS CAPOS Y SUS CARTELES VOTAR???. Difícil, muy difícil. REPÚBLICA BANANERA, que se cae al cuarto mundo, donde el que no roba , peca. Y el mandamiento es: ROBAOS LOS UNOS A LOS OTROS. Que, “hacemos de la justicia una práctica diaria”, que “la justicia está en deuda con el país”. Cuentos chinos. La realidad es que la justicia es administrada por el poder político de turno y principalmente por el PODEROSO CABALLERO DON DINERO.
Tengo un poquito más de 70 años: durante mi “vida ciudadana” siempre estuve buscando e informándome sobre el “mejor candidato” que sirviera a los intereses de la gente y que no represente a determinados grupos de poder y dominio, estudiando sus ofertas y asimilando las “esperanzas de una vida mejor” que nos ofertaban, siempre me choque al poco tiempo con una nueva desesperanza o desilusión. Está visto que dictaduras o democracias siempre han utilizado a la gente para lograr sus beneficios y de su grupo, los ejemplos abundan durante toda la vida republicana; NI IZQUIERDA, NI DERECHA están interesados en la verdadera dimensión de democracia y menos aún de servicio a la comunidad; por tanto, estudiar las propuestas yl candidato son vanas: todos dicen lo mismo y todos se presentan como “blancas y virginales palomas”. Claro que ejerceré el voto para demostrar mi inconformidad y mi rechazo a esta falsa democracia, por tanto votaré NULO de NULIDAD ABSOLUTA”. Gracias