El tirano de Caracas no solo contribuyó a arruinar a Venezuela y a crear hambre en la población: ahora ordena prender fuego a las medicinas y los alimentos que, almacenados en las fronteras de Colombia y de Brasil, han llegado de medio mundo en esta cruzada internacional para paliar esa crisis humanitaria. Mientras sus grupos armados cumplían sus órdenes, Maduro, rodeado de los suyos, bailaba con su mujer… ante las cámaras. Quemar medicinas y comida, más el ataque a bala contra la población civil, seguramente agrava su carpeta, de criminal, que en este momento es analizada por jueces de la Corte Penal Internacional.
Chamorro, experto cazador de déspotas de todo pelambre, muestra al carnicero de Caracas en plena acción.
Caricatura Marcelo Chamorro.
Debemos estar atentos con las próximas elecciones, puede ser que los correistas camuflados en este gobierno y en el pueblo, capten el llamado quinto poder y nos lleven a la situación de Venezuela.
Hace unas horas, la vicepresidenta de Venezuela, aquella que refuerza la teoría de Charles Darwin, expresó lo siguiente, refiriéndose a los asesinatos de los esbirros de Maduro a indefensos venezolanos en la frontera con Colombia: “eso es sólo una pequeña muestra de lo que somos capaces de hacer”.
Me trajo a la memoria otra frase que dijo Hitler cuando le llamaron bárbaro: “si, somos bárbaros, queremos ser bárbaros, es un título de honor para nosotros”.
Esto demuestra de que madera está hecha esta gente, que actúa con los más bajos sentimientos de primitivismo, sin siquiera ponerse a pensar que están matándose entre hermanos, y porque? Por defender una ideología? Una revolución? No, mil veces no, esta basura lo que defiende son sus intereses particulares, sus billeteras llenas de dinero de la corrupción, sus cuentas en el extranjero, y sus privilegios; en verdad alguien puede pensar que esos miserables dirigentes revolucionarios pasan hambre? Que carecen de una buena atención médica como millones de sus compatriotas? Hemos visto los vídeos del asesino venezolano comiendo en restaurantes exclusivos, gastando el dinero a manos llenas, bailando y gozando mientras hambrientos y desperados, mujeres y hombres son asesinados por alcanzar algo de la ayuda humanitaria.
Debemos alzar una plegaria por esos mártires y agradecer a Dios por habernos librado a tiempo de algo similar si seguía en el poder el jefe de la banda correista, pero no debemos fiarnos, todavía hay muchos seguidores de mameluco Correa en toda la administración pública y que están con las uñas afiladas por captar el quinto poder; debemos identificar a esa gentuza y por ningún motivo votar por alguno de ellos.
NUEVAMENTE DECIMOS: CON LOS CRIMINALES NO ES POSIBLE NEGOCIAR
LA ÚNICA SALIDA DE VENEZUELA ES POR LAS ARMAS. YA NO IMPORTA EL COSTO.
BASTA DE CONVERSACIONES IMPRODUCTIVAS Y DILATORIAS. CADA DÍA MUEREN DECENAS DE VÍCTIMAS INOCENTES
Es infernal y apocalíptico ver una banda de criminales, secuestrar un país , Venezuela, ante un mundo sometido a intereses inconfesables y una inacción enredada en inútiles y casi patéticos escondrijos de índole diplomático y esa soberanía distorsionada que confunde ciudadanos con gobiernos, hasta ilegítimos, Ecuador estaba en esa senda vergonzosa y aterradora, ojalá pueda desprenderse de esas metástasis que aún le amenazan, de esos sujetos demoniacos que le masacraron.
Lo vengo diciendo varias veces. Maduro no va a salir por las buenas. Sera por la fuerza, y en el caso particular de él por via de la ejecución, o como es un cobarde tal vez decida suicidarse si es arrinconado, pero no creo que algo asi pase. Creo que una embarcación cubana o rusa estará esperando en uno de los puertos venezolanos para llevarlo a él y toda su banda.
En todo caso, esto se resuelve por las armas, no hay razón que cuente a este punto, porque además una buena parte (no la mayoría) de la población, entre militares, politicos, criminales y civiles, estan en su defensa. Son lo vividores que han desangrado Venezuela en todos estos años de chavismo, y preferirán morir a soltar el poder que tienen.
Queridos lectores, estamos a las puertas de la guerra. Es inevitable.