Los apagones en Venezuela afectaron esta semana a once estados y provocaron la muerte de 17 personas en los hospitales donde no recibieron atención. Esta situación ilustra, si hiciera falta, la debacle de un régimen que acabó con la producción y la riqueza de ese país y ha llevado a tres millones de personas a salir desde 2015. Los venezolanos han estado sin agua, sin luz, sin teléfono desde el jueves pasado. Cualquiera imagina el estupor, la angustia, la rabia y la impotencia que causa esto entre los venezolanos, extenuados ante la ineficiencia y el fracaso del chavismo-madurismo que producen miseria y un retroceso sin precedentes en la historia de América Latina.
La dictadura, como es habitual, denunció sabotajes, ataques electromagnéticos y la vicepresidenta fantoche, la inefable Delcy Rodríguez, habló de una guerra eléctrica imperial. La realidad es más sencilla. La dictadura ni ha hecho inversiones ni hace mantenimiento en centrales eléctricas e hidroeléctricas. La corrupción ha hecho el resto. Chamorro, fino conocedor de la Estatua de la Libertad, muestra la ficción que se vive en Caracas donde el dictador endosa los apagones a los Estados Unidos y se erige en faro, vela en mano.
Caricatura Marcelo Chamorro