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Ni Moncayo ni Yunda: Quito busca la tercera opción

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A  pocos días de que el país acuda nuevamente a las urnas, un rasgo específico del actual proceso electoral es la negativa de algunos candidatos a exponer sus ideas y propuestas frente a la ciudadanía. Si bien este fenómeno se ha dado en diferentes regiones del país, en la ciudad de Quito esta conducta ha sido más notoria. Lo más llamativo del caso es que quienes permanentemente han rehuido a cuanto debate, conversatorio o evento de exposición pública han sido invitados, son aquellos candidatos que se asumen con el mayor respaldo popular. La explicación “natural” para dicha conducta es, precisamente, la posición privilegiada que se podría tener frente al electorado. Así, en un escenario político caracterizado por la fragmentación de opciones electorales, cualquier tipo de intercambio de ideas con otros candidatos podría generar más pérdidas que ganancias. Esa ha sido la estrategia electoral de Moncayo y Yunda.

Aunque la explicación que antecede luce coherente y estratégica, en realidad adolece de una serie de falencias. De un lado, debatir no es un derecho del candidato, es su obligación cívica frente a la ciudadanía. Por tanto, si alguien se resiste a enfrentarse a sus contendientes no sólo los minimiza, lo que de por sí es un error político, sino que además traiciona la confianza de sus propios electores. De otro lado, y más importante si es que Moncayo y Yunda no tienen reparos éticos frente al argumento anterior, es que su comportamiento lleva a que con el paso de los días su potencial votación vaya perdiendo espacio. De hecho, y aunque los temores que llevan a Moncayo y Yunda a evadir el escrutinio público sean distintos, lo que ambos han propiciado es que la ciudadanía empiece a buscar opciones entre el resto de candidatos. En otras palabras, la estrategia de no exponerse públicamente y simplemente esperar que llegue el día de las elecciones, está llevando al electorado a buscar una tercera opción para la alcaldía de la capital.

Aunque la estrategia de evadir el debate y la discusión pública es dañina para ambos candidatos, los costos son aún mayores para Moncayo. Tanto es así que la idea que intentaron posicionar sus asesores de campaña, en el sentido de orientar en su favor el voto de los indecisos bajo la lógica del temor a que Yunda pueda ganar la alcaldía, ha terminado por contaminar también su candidatura. Así, hoy por hoy, ambos aparecen como los candidatos que menor compromiso cívico presentan con el proceso electoral. Ni Moncayo ni Yunda: esa parece ser el resultado final de la estrategia de la avestruz utilizada por ambas candidaturas. Esa parece ser la consigna que podría aclarar el panorama electoral en los días siguientes entre el más del 40% de electores que aún no han definido por quien votar para la alcaldía de Quito.

El hecho de que en otras campañas electorales la estrategia de esconder al candidato haya sido exitosa, no quiere decir que se pueda trasladar sin beneficio de inventario a cualquier escenario y actor político. Observar a un héroe nacional, como es el General Moncayo, reducido al silencio y generando entre la opinión pública la idea de que su candidatura no tiene argumentos es lamentable. En efecto, tan lamentable es la posición a la que han conducido al General Moncayo sus asesores que a momentos parecería que su nombre sirve nada más como una palanca para posicionar otros intereses, candidatos y movimientos en el Concejo Municipal. En definitiva, y más allá de las razones que estén tras de la estrategia de evadir la obligación cívica de debatir propuestas, lo cierto es que la idea de una tercera opción para Quito, que no sea Moncayo ni Yunda, va ganando espacio entre un electorado ansioso de cambios para esta ciudad.

Santiago Basabe es académico de la Flacso.

13 Comments

  1. felicitaciones al señor Sandoval asi se habla: claro corto y sin pelos en la lengua

  2. Lastima q el tiempo se nos acabe a los quiteños y las mañas y cobardía de los dos, sobre todo del valiente hombre de guerra, aunque con las uñas (largas como las tienen) les permitirá cumplir su objetivo.

    Si ha esto sumamos el gran número de chimbadores diversificando el voto de los demás, el escenario se complica más, la que para todos debió haber sido una buena tercera opción (leáse Montufar, leáse Solines), ¿cuán diferente pintaría el tablero con estas 4 candidaturas? O mejor aún sin alguno de los otros dos? . Las candidaturas deberían depender del número de electores, calificar un máximo de candidatos en función del padrón. Las cosas así, no pueden seguir.

  3. Hola Santiago
    Me gustaría que incluyas en tu análisis si ese 40% se distribuirá conforme la tendencia actual o se volcará a la tercera opción.
    De igual manera si ese alto % de indecisión obedece o no a la gran cantidad de candidatos que produce la dispersión del voto

  4. Senor Santiago:

    En desacuerdo con su opinion, no creo que sea obligatorio debatir, eso solo sirve para el lucimiento de los periodistas, nada se saca de esos debates. Lo que si es necesario es que expongan al electorado sus proyectos para Quito, ciudad en total declive por sus malas elecciones, como ha sido perseguida por Correa quitándole tradiciones y hasta cambiando su himno, ahora nadie la defiende, necesitamos un berraco que sepa pararse duro y hacer que se respeta a la capital.

  5. Hablan de debate pero muchos no quieren debate, quieren circo. Algunos candidatos que según las encuestas están muy lejos, sólo quieren el debate para crear polémica, atacar al otro candidato (no a las propuestas) y ver si así suben. Sería bueno un debate pero con seriedad, con respeto, con propuestas, pero ahí un problema: un debate con 18 candidatos? Es posible hacer un debate con tantos? Si están presentes los 18 y hablan 3 minutos cada uno en la apertura, serían 54 minutos, sólo para iniciar, una locura.
    Si dicen que debatan sólo los primeros en las encuestas, todos están en segundo lugar, escúchelos y verá, todos están subiendo en las encuestas, todos van segundos en las encuestas de carne y hueso. Todos querrán estar en el debate si se presenta el primero.

  6. Si Hago una suma de mis estancias en Quito, por vacaciones, trabajos, cursos etc., concluyo que he vivido muchos años y donde siempre he recibido mucho cariño de la gente con la que he compartido. Este afecto me hace estar siempre atento de lo qué pasa en esta bella capital nuestra.
    Refiriéndome a lo manifestado por el periodista Basabe, creo que la intuición del pueblo lo guiará a una tercera posición fuera de los dos favoritos en las encuestas, que sin restarles méritos, no despiertan la emoción social que necesitan como respaldo, quien los represente.
    Sin conocer personalmente a ninguno de los candidatos, si yo votara en Quito lo haría por el doctor Montufar, por una trayectoria valiente y seria o por la señora Veintimilla porque Quito en homenaje a sus mujeres, dueñas de todas las virtudes, las represente en la Alcaldía, y suavice lo áspero y prepotente de los últimos cabildos Quiteños. Mis respetos para los demás ciudadanos candidatos, de quienes no he logrado conocer sus trayectorias

  7. No se puede vivir pensando siempre en el pasado sino echar para adelante para que nuestra capital se merezca un alcalde bueno! Lo de héroe en un caso y ex presidente de El Nacional el otro,no es suficiente para tratar de resolver los inmensos problemas que tiene Quito.Ya basta con el folclor y bonitos recuerdos! Hay que escoger entre la tercera opción..

  8. Señor Santiago Basabe.
    Un panorama muy complicado para la ciudadanía.
    Usted hace bien en al decir que los dos candidatos mencionados no debaten porque no tienen ideas claras de como administrar CORRECTA Y EFICIENTEMENTE LA ALCALDÍA.
    Estoy de acuerdo con usted, una cosa es que ellos manejen planes abstractos y demagógicos a través de los medios de comunicación para así convencer a los votantes, y otra cosa es ser INTELIGENTES y preparados en administración pública para lograr convertir a Quito en una ciudad dinámica, despierta, alegre, limpia y ordenada como merece ser la Capital de la República del Ecuador.

  9. El Señor Moncayo, a expresado su plan basado en obras para hacer de Quito una capital metropolitana , con enfoque regional (en las radios locales) . Su pensamiento respecto a dar continuidad a algunas obras municipales como las sociales como: los guagua centro las casas somos, que benefician a la mujer trabajadora que sabe donde dejar a sus niños /as para el cuidado y poder tener tiempo y espacio para realizarse en su trabajo es una decisión importante. Su plan de movilidad que no significa inaugurar el metro sino que este es un elemento principal para ordenar las diversas arterias viales, y mejorar el servicio para los ciudadanos. Mejorar el tratamiento de residuos sólidos, para entregar salubridad a la ciudad. Sumado todo esto a la experiencia y nuevas propuestas fruto del apoyo que recibirá de profesionales (arquitectos, artesanos, ingenieros ambientales, y otros profesionales), no hay duda que mejorara la ciudad en progreso y seguridad, porque el problema para la inseguridad es que las 250.000 plazas de trabajo del Gobierno Central no existen y solo se quedó en eslogan de campaña, por lo tanto al ser un problema estructural la pobreza, las que sufren las consecuencias son las ciudades con población desocupada. El debate con los oportunistas no es conveniente, pues todos proponen y quien los califica como conocedores de la cosa pública …. Por lo tanto esta vez si nos movemos por la máxima “por sus obras los conoceréis.

  10. Muy respetable análisis, pero poner a Moncayo y Yunda en la misma canasta es de acuerdo con mi criterio un error. Moncayo no solo ha demostrado ser un hombre inteligente y bien preparado sino que también fue un valiente defensor de la patria, al otro alguien dijo que se le conoce por las frecuencias radiales, en fin Paco ya demostró ser un buen alcalde y también en la campaña anterior tuvo mucha oposición como ahora, sin embargo, su preparación y su don de bien permitió su elección. Esta vez no se está votando contra el candidato correista, esta vez queremos un buen alcalde y la opción esta aparente

  11. Gracias Santiago por tu análisis, lúcido como siempre. Sin embargo, esta vez no estoy de acuerdo con algunos detalles. Creo que los “opinólogos” a veces plasmamos lo que quisiéramos que suceda en vez de lo que la evidencia y la historia nos indican. A lo que voy: considero que ese “40%” de indecisos (por cierto, sería bueno que los columnistas de 4P empiecen a explicitar de dónde sacan sus números, para poder tener alguna idea de su veracidad), no se decantarán en su mayoría por una “tercera vía”. A la final, el voto de los indecisos estará primordialmente determinado por el rechazo al “otro”, incluso por el “miedo”. En ese contexto, el vencedor será el que -de entre los 2 favoritos- menos rechazo provoque en el electorado. Y todos sabemos quién es esa persona. Ojalá te puedas dar un minuto para contestarme. Saludos afectuosos, PM

    • Hola Paolo. Gracias por tu mensaje. El 40% de indecisos se reportan en la gran mayoría de encuestas que circulan. No podemos hablar de evidencia ni de lo que la historia indica pues en este caso nunca antes hemos tenido un margen de indecisión a tan pocos días de las elecciones. Saludos

    • Lo de Heroe Nacional es bastante exagerado. Estuvo al frente de una escaramuza y de ahí no pasó. El saldo fue que los 60 años de sostener que el protocolo de Río de Janeiro era Nulo y que a la larga no sirvió para nada, sino para sostener unas fuerzas Armadas ociosas y con un gasto de recursos que nos mantuvo en el subdesarrollo. Otra historia sería y nuestro presente sino se hubiera politizado el tema en que los involucrados directa e indirectamente obtuvieron beneficios y Moncayo es uno de los tantos en los 60 años transcurridos desde el 41.

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