Los dirigentes de confederaciones de organizaciones sindicales se recrean en los mismos contenidos de mediados del siglo pasado. Muchos de ellos llevan décadas en las misma funciones y repiten las mismas consignas filomarxistas, como si para ellos la historia se hubiera congelado en la antihistórica y anticientífica versión de la lucha de clases, de la plusvalía del trabajo.
Con la mediana apertura económica de inicios de los noventa parecía que nuevos vientos ideológicos renovarían el anacrónico sindicalismo. La competencia, la eficiencia en costos, la innovación requiere movilidad, multifuncionalidad, flexibilidad para una pronta respuesta al mercado; requiere fijar remuneración variable e incrementos sujetos a productividad, eliminar los impactos indemnizatorios cuando el negocio fracasa. En el intento de acomodar las reglas de contratación laboral, paradójicamente fue el gobierno del socialismo democrático de Rodrigo Borja, el que en 1991 hizo la primera reforma importante al vetusto Código del Trabajo. Aunque insuficiente, introdujo la jornada parcial, se creó la figura del maquilado y se modificaron requisitos para la organización sindical.
Como sucede por estas dinámicas económicas, las prácticas de contratación y modalidades van por delante de la politiquera y sesgada creatividad legislativa y a pesar del anacronismo sindical. Sirvió mucho para la flexibilidad aumentar o reducir personal, el sistema de intermediación y tercerización laboral. La Organización Internacional del Trabajo, que tiene una gran influencia del sindicalismo mundial, lo reconoció como válido en el Convenio 181. Hasta que arribó al poder la izquierda bolchevique que hizo eco del discurso populista del sindicalismo que calificó a esa legítima forma de contratación de precarización y explotación. Otra forma de contratación que surge espontáneamente es la del trabajo a domicilio que cambia radicalmente el antiguo sistema de horarios, lugar de trabajo y régimen disciplinario.
Explotación laboral, extracción de plusvalía del trabajo, precarización, son expresiones acomodables a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. En el siglo XXI hay una variación en las relaciones de producción resultado de la globalización, del uso mundial de mano de obra y de reglas que garantizan la dignidad del trabajo, que generalmente se respetan, no obstante incumplimientos que compete sancionar. La retórica filomarxista asentó todo el anquilosamiento conceptual de las leyes laborales en el concepto que el trabajo es un derecho, sin precisar quién es el obligado. Cuando el paradigma cambie bajo la comprensión de que el trabajo es un oportunidad, se promoverá que el dueño de capital lo arriesgue en inversiones productivas sin imponerle tanto gravamen sancionatorio por la intención (eso creen dirigente laborales, la izquierda y el Papa) de explotar trabajadores para enriquecerse.
Correa eliminó formas de contratación para que la relación laboral sea indefinida, precisamente porque, como es un derecho, la permanencia del trabajador no depende de la necesidad del negocio, de la productividad del trabajador, sino de la obligación de mantenerlo e indemnizarlo si se debe prescindir de sus servicios. Aumentó el costo de contratación no solamente por incrementos laborales superiores al incremento de precios, sino por imponer una bonificación indemnizatoria cuando el trabajador renuncia. Un ministro de Trabajo del correísmo de apellido Vacas, que devino luego en asesor de grandes compañías, emitió una normativa para cuadruplicar el costo de jubilación patronal, castigando empresas antiguas e induciendo a prescindir de trabajadores que, por su edad, no podrían conseguir nuevo empleo.
Toda esta letanía se ha repetido incansablemente ante el inamovible dogmatismo sindical. Flexibilizar; es decir, acabar con la rigidez de las normas laborales fruto del socialismo de inicios del siglo XX, no pretende volver a la servidumbre o el vasallaje. Pretende dejar más libertad a empleadores y trabajadores de negociar horarios, funciones, tiempo de duración. Que las condiciones de contratación consideren la diversidad de negocios.
Como no será posible sacar a los dirigentes sindicales de su esquina, la reforma laboral que debe ser integral y revolucionar el sistema de contratación debe hacerse mediante una segunda ley laboral que conviva con la anterior. Así se rompió, en Colombia a inicios de los año 90, la barrera de los derechos escritos en piedra. Los nuevos contratos se sujetaron a la nueva ley y se previó un incentivo para la mudanza del régimen antiguo al nuevo. Así mismo se debería proceder para liberar a los jóvenes de la verdadera esclavitud de seguir aportando al fondo perdido del IESS, cuyo sistema de solidaridad obligatoria, desfinanciado e ineficiente, es también otra obra del dogmatismo de la izquierda y del sindicalismo.
Diego Ordóñez es abogado y político.
Como siempre Usted Dr.Ordoñez, frontal y atinado en su criterio, Ecuador y la gran masa de ecuatorianos que se debaten en la pobreza y desocupación , son las víctimas recurrentes de esa politiquería infame “progresista”, que hermanada a la vil demagogia y a esa oligarquía de overol farisaica y codiciosa que ha medrado de un sindicalismo anacrónico y dogmático, ha llevado al Ecuador a sufrir niveles escalofriantes de desempleo ,fruto de la falta de inversión y una legislación laboral perversa y electorera, ojalá se pueda algún momento sobrepasar estas pestes que tanto daño han causado a los ciudadanos y más aún ,a los jóvenes.
Basar el crecimiento en la explotación de los trabajadores es una practica común,sucede con los empresarios que logran conseguir mano de obra barata en China,Bangladesh,India por citar algunos ejemplos , que decir de la explotación de los niños trabajadores.La justicia social la entiendo como la oportuna intervención del estado y la empresa privada para promover plazas de trabajo e impedir salarios de miseria , se justifica la lucha , oportuno es el momento en que yo no recuerdo que la historia me cuente ,masacre de empresarios por parte de trabajadores .Me temo que quienes promueven la flexibilización laboral extrañan las tercerizadoras vinculadas a los dueños de las empresas , muchas de las cuales ubicadas en la misma dirección . La publicidad sobre los beneficios de entrar en la flexibilidad laboral , debería ser abrumadora , y para nada mencionar que los empresarios quieren menos responsabilidad social respecto de sus trabajadores . Legislar para restringir los abusos de los trabajadores dónde psss?. Dr. Ordoñez me gustaría leerle en propuestas que vayan en la dirección de equilibrar, a la ecuatoriana , las relaciones empleadores y trabajadores .
Dr. Diego Ordóñez, su opinión sobre el sindicalismo lo comparto parcialmente: 1- No da solución a como evitar el masivo desempleo que se está dando actualmente para coordinar con el FMI, trabajos a contrato temporal, nombramientos provisionales, etc., antes una vez que pasaba un empleado la prueba de tres mese y sea eficiente y honesto lo daban nombramientos definitivos, pudiendo los empleados financiar su presente y futuro y formar un hogar estable económicamente; actualmente las empresas privadas pueden ir a la quiebra por cuanto sin empleo no tienen dinero para comprar , y los insumos o industrias quedarán embodegadas para dar de baja posteriormente, -. Usted puede apoyar con sus valiosos criterios a que se reduzca el tamaño de Estado no dejando en desempleo a quienes ganan menos de mil dólares, sino por ej. Reducir el número de asambleístas máximo a 60, eliminar los salarios permanentes de Presidentes y Vicepresidentes; elegir únicamente alcaldes y vicealcaldes , prefectos y viceprefectos, sin consejales ni consejeros, ya que los mismos en lugar de apoyar las obras , dificultan su realización por los chantajes que hacen de acuerdo a las conveniencias , pueden sustituir los jefes departamentales elegidos por concurso de merecimientos y honestidad; se debe controlar las compras publicas y contratos para que desaparezcan los sobreprecios; así tendremos más dinero para obras del pueblo.Gracias. Espero su valiosa respuesta.
solo ven las cosas de una orilla Sr. Ordoñez no creo que todos los dirigentes sean lo mismo y es mas las leyes laborales siempre han defendido al empresario y es mas los gobiernos siempre han realizado decretos que rompen leyes y las hacen a gusto y antojo de empresarios y suyo
Un articulo de miedo… con ideas disfrazadas de “modernidad” para beneficiar a unos pocos
Simplemente ridículo está letanía, este ataque en favor del ablandamiento de los derechos laborales (eufemísticamente “flexibilidad”) y también de la organización sindical (y sí, hay problemas, pero su causa finalmente sirve a todos) en un país donde ni hay seguro público de desempleo, lo cual por cierto, en Europa, es pagado por los empleadores. Tampoco pagan impuestos estos empleadores, más bien las transfieren a los paraísos fiscales. Este articulo parece venir directamente de los Chicago Boys de los anos 80….
Sindicalistas de pacotilla y vividores del trabajo de otros.Por su silencio son cómplices de la corrupción puesto que, el billwte también les encanta.Excelente artículo! !