A través del Decreto Ejecutivo 732, el presidente Lenín Moreno dispuso que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) pase a ser una entidad adscrita a la Presidencia de la República. Más allá de que hasta ahora el INEC estaba adscrito a Senplades (que a su vez formaba parte de la Función Ejecutiva) y, por lo tanto, estaba dentro de la “zona de control” del presidente, la última decisión va en contra de los principios de transparencia que el Gobierno dice defender y acrecienta la posibilidad de que ésta u otra administración quiera manipular las estadísticas que están a cargo del INEC.
Cabe recordar que ese organismo realiza encuestas para calcular distintos indicadores socioeconómicos, de los cuales al menos dos son altamente sensibles para el gobierno de turno: pobreza y empleo (a los que se podría sumar la inflación, aunque en los últimos años, gracias a la estabilidad en los precios generada por la dolarización, ese indicador ya no es tan relevante para los ecuatorianos como lo era antes). Evidentemente, a ningún gobierno le gusta que los titulares de los medios de comunicación den cuenta de un aumento en la pobreza o un deterioro en los indicadores laborales (como viene sucediendo en los últimos años). Y si bien puede haber presidentes y ministros más respetuosos de la institucionalidad (más honestos) que otros, la tentación para mostrar una realidad mejor siempre estará presente.
Como antecedente, en octubre de 2016, el entonces presidente Rafael Correa, en uno de sus “enlaces ciudadanos”, reprendió públicamente a los funcionarios del INEC porque, según él, los indicadores del mercado laboral que había publicado ese instituto (y que mostraban un deterioro importante) no reflejaban “la realidad” (ahora tenemos totalmente claro que la realidad que presentaba Rafael Correa en las sabatinas y lo hace ahora en sus tweets o en Facebook Live no es la misma que vemos los demás). “Esta semana salieron las cifras de desempleo –dijo Correa en esa sabatina–. En verdad hay buenas noticias, pero la prensa sacó unos titulares para deprimirnos, tengo que reconocer que con el entusiasta apoyo de los propios tecnócratas del INEC, porque ¡qué manera de presentar las cifras!”. Poco después de eso, los directores del INEC empezaron a acompañar a las autoridades del gobierno en las ruedas de prensa de presentación de los indicadores laborales y alguno de ellos incluso buscó la manera de justificar el deterioro en el empleo, como si su función no fuera exclusivamente calcular los indicadores con rigurosidad técnica.
Teniendo línea directa con el INEC, ¿qué haría otro presidente de la calaña de Correa, tan mentiroso o autoritario como él, si las cifras no son de su agrado? ¿Los datos saldrían manipulados, como sucedió, por ejemplo, en Argentina durante los gobiernos kirchneristas? ¿O se publicarían con semanas de retraso y con resultados altamente llamativos, como hizo el Banco Central en la época del mismo Correa?
En realidad el Presidente Moreno, en lugar de poner al INEC bajo su control directo, debería haber buscado la forma para dotar de mayor autonomía a esa institución, de manera que los indicadores que publique estén libres de cualquier suspicacia. Y lo mismo debería hacer con el Banco Central, cuyas proyecciones y cifras de crecimiento también han sido cuestionadas en los últimos años. Un gobierno que dice defender la transparencia y la institucionalidad debe tener claro que contar con estadísticas públicas confiables es un activo invalorable para cualquier país y que, por el contrario, la imagen de éste en el exterior se deteriora si esas estadísticas están sujetas a cuestionamientos.
Despues de leerlo es un excelente artículo, es un retroceso que se podria decir que hasta nos lleva al correismo en su última decisión. El INEC debe transformarse en una entidad ONG sin fines de lucro y sin depender del gobierno de turno, y llamarse Instituto Autónomo de Opinión Ciudadana, que se encargue de los estudios científicos: demográficos, económicos, sociales, de empleo, inflación, seguridad social, censos, opinión ciudadana como respaldo a las políticas públicas que adopta el Estado.
Con lo respecto a lo leído es un buen artículo, ya que el INEC debe trasformarse en una entidad ONG para que así se encargue de los estudios científicos, sociales, económicos,empleo,censos que hay en todo el país, y que todo se haga correctamente, tener una buena administración de la manera que todo salga bien y no exista inconvenientes que afecte al país.
Despues de leerlo es un excelente artículo, es un retroceso que se podria decir que hasta nos lleva al correismo en su última decisión. El INEC debe transformarse en una entidad ONG sin fines de lucro y sin depender del gobierno de turno, y llamarse Instituto Autónomo de Opinión Ciudadana, que se encargue de los estudios científicos: demográficos, económicos, sociales, de empleo, inflación, seguridad social, censos, opinión ciudadana como respaldo a las políticas públicas que adopta el Estado. Saludos
Felicitaciones por el artículo, es un retroceso incluso al correismo la última decisión. El INEC debe transformarse en una entidad ONG sin fines de lucro y sin depender del gobierno de turno, y llamarse Instituto Autónomo de Opinión Ciudadana, que se encargue de los estudios científicos: demográficos, económicos, sociales, de empleo, inflación, seguridad social, censos, opinión ciudadana como respaldo a las políticas públicas que adopta el Estado. Saludos
Absolutamente de acuerdo. Lamentablemente, esta dudosa acción parece bien concertado con los asesores del FMI que ahora están en todos los ministerios. En realidad se trata de un fuerte ataque a la libertad de la ciencia, al conocimiento, a la transparencia y representa una vuelta a los años más oscuros de la gestión pública. Ni pensar que ocurriría con el INEC bajo un presidente Nebot, por ejemplo. El tema merece mucho más cobertura mediática!