Cuatro lecciones de vida deja al país la partida de Julio César Trujillo. El reto ahora, luego del respectivo ejercicio de introspección, es dotar de contenido a cada una de ellas. Será una tarea ardua pero necesaria, imprescindible. La primera lección es que hay políticos honrados. Desde diferentes sectores, una de las ideas que se ha logrado posicionar es que quienes se dedican a la actividad política son deshonestos per se y que el trajinar del actor político necesariamente está carcomido por la polilla de la corrupción. Cierto es que hay mucho de eso en nuestras realidades pero no es menos cierto que, como Trujillo, hay otros políticos de actuar transparente. Hacia esos políticos los medios de comunicación y la opinión pública deberían orientar sus comentarios y espacios. Hacia esos políticos deberíamos los electores dirigir nuestros votos. Es posible hacer política de forma transparente, ahí la primera lección de vida de Julio César Trujillo.
La segunda lección tiene que ver con el amor a la patria que debe primar en cualquier ciudadano, independientemente de su condición social o económica. Trujillo llevó esa bandera de lucha a largo de su vida al punto que, durante sus últimos años, cuando se esperaría el descanso y retiro a la esfera privada, sacó mayores arrestos para involucrarse en buscar soluciones a los problemas más acuciantes del país. Compromiso con las causas nacionales, entrega y pasión por el bien de las mayorías, son algunos de los valores cívicos que ahora mismo deben ser los ejes de la formación de las nuevas generaciones y del encauzamiento de las que ya tienen algunas décadas de vida. No sólo es una cuestión de educación formal. Es cuestión también, y fundamentalmente, de convivencia ciudadana. Amor a la patria es ser parte activa del proceso de cambio desde nuestros pequeños espacios, todos importantes y decisivos. Amor a la patria es hacer las cosas bien y con responsabilidad.
La tercera lección hace referencia a la importancia del estudio y su utilidad tanto para el desarrollo personal como para la transformación social. Julio César Trujillo combinó elegantemente ambas dimensiones. Su amplísima formación le permitió posicionarse como un gran jurista y a la par como defensor de causas nobles y justas. Centenares de profesionales del Derecho le deben a él buena parte de su formación. Decenas de organizaciones sociales, campesinas e indígenas, encontraron en su asesoría el espacio de la reivindicación de sus derechos. Para los que nos quedamos, el gran reto es observar en el estudio la posibilidad de la prosperidad material, pero al mismo tiempo el magnífico espacio para alcanzar la trascendencia a través de la ayuda a los que más necesitan. Esa maravillosa simbiosis es la tercera lección que nos deja el paso terrenal de Julio César Trujillo.
Finalmente, la cuarta lección que nos deja Julio César Trujillo es su firme indignación frente a la corrupción y a los corruptos. Urge que el país tome conciencia del menosprecio y repulsión que debe causar en la sociedad el usurpador de los recursos públicos. Urge también que se posicione la idea de que quienes más se perjudican con la corrupción son los más necesitados, los más pobres, los más marginalizados. Urge, por tanto, desterrar la indiferencia, cuando no aprobación, con el atracador de las arcas fiscales. Cuando la corrupción inicia, la tolerancia termina. Cuando la apropiación de lo ajeno arrecia, la indignación debe orientarnos hacia el escarnio público de los sinvergüenzas.
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Más allá del pesar por la pérdida del gran ciudadano, la partida de Julio César Trujillo debe ser el punto de partida para asumir con seriedad sus cuatro lecciones de vida. Hacer de ellas parte de nuestra cotidianeidad es el reto, es el desafío, es la mejor forma de honrar su memoria.
Santiago Basabe es académico de la Flacso.
¡Nombres! por favor!
Voy a contrariar a muchos y alegrar a los corruptos correistas, éste artículo cumple con el axioma de : “no hay muerto malo”, ¿cómo puede afirmar y tratar de generalizar hacia otros políticos?, lo siguiente : “no es menos cierto que, como Trujillo, hay otros políticos de actuar transparente.”, ¡dígame los nombres! por favor!!!, aunque tan solo sea unito, se lo ruego!!. Y con las siguientes preguntas, se caen al piso las afirmaciones del articulista Santiago Basabe: ¿acaso el tráfico de influencias por cualquier motivación, no es un acto de corrupción?, ¿usted está seguro que el difunto Trujillo, nunca utilizó éste acto de corrupción?, otra cosa es que ese acto tal vez haya sido para lograr o generar una situación política “positiva” o que a la mayoría nos guste y tal vez hasta les favorezca a algunos, por ejemplo: el mismo trujillo reconoció la “simpatia” por la fiscal 10/20, aún cuando no hubiere influenciado (lo cual era imposible de creer) en el resto de consejeros y en otras instancias, al menos esa “simpatía” INSIDIÓ EN SU PROPIA DECISIÓN, es decir NO FUE IMPARCIAL y con ello perjudicó al resto de participantes, en fin sólo un ejemplo que mancha la “impoluta” honestidad del difunto resaltada por el articulista, peores ejemplos encontrariamos si revisamos sus actividades políticas de su joven adultes, otra cosa es que seamos francos y reconozcamos agradecidamente, que siendo un político como todos, en esta última etapa de su vida, realizó acciones políticas para atacar la extrema corrupción correista y lamentó en lo personal, que se haya ido sin haber consolidado la eliminación del CPCCS, hay que dar al César lo que es del César”, ¿político honestos en mi Ecuador?, ¡que yo recuerde!, NINGUNO!…tal vez Jaime Roldos, pero porque no hay muerto malo o porque tal vez, se murió a tiempo, recordemos las “componendas” que tuvo que hacer, para gobernar su primer año.
Estimado Santiago, excelente artículo. Resume los postulados del #PoderDeHonorCiudadano, confirmando que Julio Cesar Trujillo fue su más Viva Expresión. Son las cualidades que deben adornar a un Presidente, con desapego al Poder, al Dinero y a la Lujuria.
Julio César Trujillo es un verdadero héroe y mártir de la política, que glorioso morir trabajando hasta el final por la patria, paz en su tumba.
Pero tiene que haber sanción para quienes provocaron su muerte, con sus insultos en la última sesión de CPCCST, están claramente identificados, una arpía junto a dos delincuentes de terno, notoriamente drogados, que gritaban hasta no poder.
Murió! el Patriota que luchaba,contra el Goliat de la corrupcion.
Gloria eterna,al gladiador de la Anticorrupción del país,
J.C.T.
A la partida ,el Dr, Trujillo, deja un legado, todos deberíamos analizar sus ideas, para que el país tome rumbo.