Las mentes cortas reducen y se atoran en los episódicos eventos de los acomodos de la mesa directiva y de las comisiones de la Asamblea. No obstante, importantes generadores de opinión en medios locales y medios especializados del exterior han advertido lo de fondo: el debilitado gobierno de Moreno encontró una voluntad política de estructurar y votar por las reformas inevitables y urgentes, cuando otras voluntades políticas fallaron por su inefable cálculo político de corto plazo.
La historia política reporta que los acuerdos políticos han sido de cogobierno con participación en el Gabinete. O han sido de los vulgares en que son aliados para usufructuar y distantes para cargar con los pasivos o, peor, de aquellos de pura compraventa de votos.
Con un poco de cuidado en el análisis, es inevitable la conclusión en sentido de que el acuerdo legislativo entre el movimiento CREO y el gobierno del presidente Moreno, trabajado directamente, al parecer, entre Guillermo Lasso y María Paula Romo, que ha sido público y sobre el que han hechos explicaciones sus partícipes, tiene virtudes inéditas en la historia política del Ecuador, tan depredadora y llena de subterfugios. Primero, que sea público y explícito su contenido y alcance. Segundo, que define acuerdo en torno a una agenda de reformas en la que es necesario contar con un mayoría de votos y no comporta reparto de espacios burocráticos. Tercero, que no se trata de una alianza para gobernar y que Lasso y sus asambleístas no se han enajenado el gobierno, lo que significa que mantendrán su rol de críticos, lo que es fundamental.
A pesar de que desde el inicio del gobierno el presidente Moreno repudió la gestión de Correa, tan corrupta, derrochadora e irresponsable, luego de la consulta en la que se dio de baja la inmoral pretensión de reelección indefinida y el impuesto confiscatorio de plusvalía, perdió iniciativa política y desgastó tiempo y capital político sin dar pasos sólidos para superar la retórica y mostrar resultados en materia económica, de política interna y de política internacional. Solo hasta el año que decurre en el que se concretó el abandono del país del eje de la influencia chavista y de los adefesios de UNASUR y ALBA, la expulsión de Assange (con la secuela de denunciar la turbia intervención de la entonces canciller Espinosa), la aproximación a la Alianza del Pacífico, el reordenamiento de las relaciones con EEUU, la incorporación a Prosur. Finalmente concretó un acuerdo con el FMI, demorado aunque era urgente, que avanza con cumplimientos en sus metas; y aun cuando los desembolsos son pequeños, la virtud de ese acuerdo radica en que confiere un aval de confianza a la gestión económica e induce a reformas estructurales mínimas para disciplinar el gasto y crear condiciones para la competitividad del sector privado.
Esos compromisos requieren, para ser eficaces, de apoyo político. Y es sobre esa agenda que debió convocarse a diálogo a organizaciones políticas con capacidad de influencia y decisión; y no a insulsas mesas de debate retórico. Al parecer quien entendió el camino ha sido la ministra Romo, quien ha comprometido la voluntad del gobierno en concretar una parte de las reformas sustanciales que se han quedado, hasta la fecha, en solo declaraciones. Una mayoría legislativa y sobre todo la voluntad de Guillermo Lasso, quien ha mantenido una línea de críticas y exigencias al gobierno, que han asumido una conducta inusual: acordar una agenda. Así, como debería ser, civilizadamente gobierno y oposición concuerdan voluntades en temas en los que existe acuerdo y que es imperativo se conviertan en leyes. Contrasta además con otros sectores que no conocen otras formas que las clásicas de relacionamiento político.
Está en el lado del gobierno ser consecuente con las circunstancias y llevar este proceso con la intensidad requerida. En lo político para eliminar al Consejo de Participación ciudadana, de la forma en la que ha sido concebido; para realizar la reforma electoral para que no sea un sistema al servicio del fraude: y para que se termine de modificar la ley de comunicación. En los económico, los ajustes al gasto fiscal y la corrección de las inmorales distorsiones producidas por ese gasto; y la reforma laboral que acabe con esa camisa de fuerza defendida por una dirigencia sindical anquilosada que ha detenido con sus vetustos dogmas cambiar una rigidez incompatible con la movilidad de nuevas formas de prestación de servicios. Concretar estos cambios, insuficientes sin embargo, resarcirá el tiempo perdido.
Diego Ordóñez es abogado y político.
Muy respetuosamente, manifiesto mi incomodidad, al ver el mismo tipo de análisis que lo vengo viendo y oyendo ya por casi 35 años, y hasta la fecha nuestro país continúa lamentablemente en manos de algunos políticos, funcionarios públicos y mafias que trabajan arduamente para evadir o eludir la pobre normativa legal que juzga a quienes desvalijan los fondos públicos.
Hace 20 años fueron unos, hace 10 años fueron otros y los próximos 10 años serán unos nuevos, a quienes les estaremos juzgando como ahora a los de los 10 años atrás.
Mientras la corrupción, la ineficiencia la ineficacia la negligencia gobierno nuestro Rico País, esto no cambiará.
Somos nosotros el pueblo honesto y eficiente quienes deberíamos manejar los destinos de nuestro Rico País Ecuador.
Pues si, diriase que al fin estan empezando a hablar y comportarse como adultos en medio de tanto chiquillo irresponsable, como miembros de la administracion y de la oposicion, concientes, al cabo de tanto tiempo (nunca es tarde cuando la dicha es buena) de que ningun partido es dueño de la nacion y su gente, que nadie ni tiene ni puede ofrecer todas las soluciones y respuestas a los problemas con que lidia el pais, pero que quienes dirigen, tienen la obligacion etica, la responsabilidad de trabajar juntos por el bien del pais.
En los económico, los ajustes al gasto fiscal y la corrección de las inmorales distorsiones producidas por ese gasto; y la reforma laboral que acabe con esa camisa de fuerza defendida por una diligencia sindical, lo único que buscan es hacer las cosas siempre a favor de los mas poderosos reduciendo costos y perjudicando a miles de trabajadores con el fin de hacer nada… hay que como ciudadanos como gobierno pensar en el bienestar del pais no solo en unos cuantos…
Críticas y exigencias deberían ser orientadas a que se ponga más atención a los focos de pobreza, madres solteras y en abandono,escuelas maltrechas con profesores desatendidos,enfermos con medicinas caducadas y sin responsables. Atender a los habitantes de este país en sus mismos lugares donde viven,dejar de pensar que las ciudades son lo único que existe. los demócratas cristianos con Oswaldo Hurtado y Guillermo Lasso han trazado la ruta para hacerse del poder en 2021 y han cerrado filas contra Nebot, ese el mérito de estos quienes sucretizaron y dolarizaron al Ecuador ,no pamplinas.
Felicitaciones por su análisis objetivo y claro respecto a un acuerdo , no turbio y bajo la mesa , sino claro y con el único objetivo de dar estabilidad al país y que la Asamblea cumpla su labor de legislar y fiscalizar .
Muy acertado análisis el del Dr. Diego Ordóñez. Ojalá el acuerdo político rinda los frutos esperados, y se puedan plasmar en reformas constitucionales y legales, para desmontar el tinglado jurídico del correísmo corrupto, eliminando el perverso CPCCS, por ejemplo, y avanzando en reformas legales audaces, como la imperativa modernización de las normas laborales.
Albricias!!!!!!Regio analisis que expresa en pocas palabras, con indiscutible pragmatismo: es posible ver luz al final del tunel. Sin el pesimismo de conveniencia de quienes a toda costa quieren derrumbar al gobierno (lease correa y socios), que pintan todo azabache……….. tampoco con espejismos que a nada llevan, que todo va viento en popa……….que a la larga solo sirven para que la ciudadania siga ensimismada en su con frecuencia tipico “todos son iguales”
Pues si, diriase que al fin estan empezando a hablar y comportarse como adultos en medio de tanto chiquillo irresponsable, como miembros de la administracion y de la oposicion, concientes, al cabo de tanto tiempo (nunca es tarde cuando la dicha es buena) de que ningun partido es dueño de la nacion y su gente, que nadie ni tiene ni puede ofrecer todas las soluciones y respuestas a los problemas con que lidia el pais, pero que quienes dirigen, tienen la obligacion etica, la responsabilidad de trabajar juntos por el bien del pais. Ya basta de pensar y emplear criterios bizantinos que ni ellos y sus seguidores creen, tratar de lucirse, de ser el “redentor de la hora”; la responsabilidad es de todos, quienes dirigen y quienes eligen, no hay mas vueltas que dar. Los paises vecinos y amigos, son eso, pero los problemas de la nacion se resuelven casa adentro, con cabeza fria, conociendo a fondo la realidad que vive la nacion y su gente.