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Por qué es importante una reforma laboral

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La generación de empleo constituye siempre un gran desafío no solamente técnico sino político para todos los gobiernos. Es un tema de vital importancia puesto que a través de la generación de políticas laborales flexibles se puede lograr que las condiciones de vida de la sociedad mejoren para todos.

Políticas laborales adecuadas que se planteen a la par con la capacidad de generar empleo de calidad, permite al gobierno sentar las bases para un camino de desarrollo, promueve la inclusión social y sienta las bases para  el alivio de la pobreza.

Organismos internacionales como la OIT conceptualizan, en cierta forma, lo que significa para los países contar con un trabajo de calidad y lo identifica como aquella actividad laboral justamente remunerada, con protección de derechos, ejercida con libertad, equidad y seguridad.

Además, este organismo señala que los gobiernos, sustentados en pilares como la promoción del empleo de calidad, deberían tener legislación y regulaciones que apunten a la activación del mercado de trabajo.

En el Ecuador la dolarización nos ha brindado ciertas ventajas en este tema: antes de ella, vivíamos en un tris pendiente de las devaluaciones. Como en dolarización no hay devaluaciones, los salarios ya no se reducen de un momento a otro y de forma rápida dándonos, en ese sentido, cierta estabilidad, contrariamente con lo que  sucedía  en tiempos de sucretización.

Sin embargo, actualmente, el país está afrontando cifras que preocupan porque nos muestran que aquellos empleos considerados inadecuados; es decir, aquellos por los cuales los ciudadanos reciben como pago valores menores al mínimo legal, han proliferado. Estas actividades se ubican en el sector informal y los datos nos dicen que 6 de cada 10 trabajadores se encuentran dentro de ese rubro, es decir son informales, y desarrollan sus actividades de forma precaria.

Por otro lado, cuando se habla de empleo adecuado, nuevamente los datos nos prenden alertas, porque la mayoría de personas que ostentan este tipo de empleo se encuentran en el sector público; es decir, dependen de la situación económica del Estado. Y para empeorar esta realidad, el sector público debe urgentemente reducirse y, de llegar a hacerlo, más ciudadanos quedarían sin fuentes de trabajo, al menos formales.

Esta situación plantea una necesidad clara que es la de reactivar el mercado de trabajo y, para eso, es fundamental que el gobierno, en consenso con varios sectores, productivos y de los trabajadores, llegue a un acuerdo respecto a plantear una reforma laboral que logre mitigar la realidad que estamos viviendo.

Hay propuestas tempranas sobre cuál podría ser la reforma ideal. Sin embargo, podemos esbozar algunos aspectos que un buen proyecto debería tomar en cuenta:

  • Fomentar la creación de nuevos empleos, enfocados en sacar de la informalidad a aquellos que están inmersos en ella;
  • Privilegiar en la reforma la necesidad de condiciones y beneficios mínimos de salud, que permita salir de la precarización a muchos ecuatorianos.
  • Tener normas que presenten incentivos, tanto para empleados como empleadores, para que así los empleadores inviertan en sus empleados y éstos se sientan motivados por lo que reciben para desarrollar su actividad de la mejor forma posible.

Es evidente que una reforma laboral que se ajuste a las demandas de estos tiempos modernos, y a la realidad económico/política del país, plantea un gran desafío. Sin embargo, de existir la decisión política para iniciarla, debería provenir de un proceso técnico en el cual tomen parte profesionales de distintos sectores.

Al tratarse de un tema tan delicado, y a la vez urgente, una reforma laboral va a requerir de apoyo social y político; por eso debe ser construida y debatida de forma plural y participativa.

Los ciudadanos estamos pendientes de esta reforma porque todos queremos un trabajo digno para levantar a nuestras familias; todos queremos prosperidad y, en ese camino, la última palabra la tiene el Ejecutivo.

Ruth Hidalgo es directora de Participación Ciudadana y decana de la Escuela de Ciencias Internacionales de la UDLA.

2 Comments

  1. El Ecuador del estancamiento requiere no solo, reforma laboral para crear fuentes de trabajo, primeramente es necesaria la inversión interna dirigida a los sectores productivos que se muestren promisorios (turismo, productos del mar, flores, agroindustria, petróleo, minería, manejo de desechos sólidos, tecnologías, software, comunicación etc) pero los empresarios de estas ramas económicas necesitan confianza para arriesgar capital, no es posible invertir cuando el Gobierno no tiene claro a donde conduce el Ecuador, por lo tanto la institucionalidad no funciona, la gobernanza no permite gestión adecuada en los gobiernos locales, regional y nacional. Con este panorama se pueden crear políticas de empleo pero con un liderazgo en ciernes (ejecutivo), no existe seguridad para emplear capitales financieros. Como arriesgar capital, cuando la mano de obra no está acorde con las tendencias de las tecnologías, robóticas, digitales, cibernéticas. Necesitamos renovarnos en liderazgos para que la conducción del país ofrezca nuevas posibilidades, nuevas esperanzas, nuevas propuestas científicas sino las fuerzas obscuras terminaran manteniendo al país en el estancamiento.

    • Está equivocado en varios puntos. Primero, los sectores de pesca, flores, minería, petróleo y agroindustria no producen, sino extraen. Es decir, viven de una renta y un recurso colectivo previamente privatizado. No significan gran logro empresarial, no requiere innovación ni creatividad, sino en realidad vinculación constante al despojo y a la violencia (lo que causa inseguridad de verdad).
      Segundo, ser empresario de verdad no requiere mayor “estabilidad” ni “seguridad”, sino precisamente arriesgarse donde nadie se arriesgue. Gestionar el riesgo constante es parte fundamental del negocio, lo cual, al ser exitoso, recibe altas ganancias exactamente por esta razón. Donde hay estabilidad y seguridad no hay altas ganancias por definición.
      Tercero, la mano de obra ya está explotada hasta un neofeudalismo real en grandes partes del país. Sobre todo en los sectores mencionados arriba. Por qué no hablamos más bien sobre cómo fortalecer el cumplimiento de las exigencias legales de trabajo ya existentes?

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