La columna de José Hidalgo Pallares “La peligrosa simplificación de los problemas económicos” tiene una nueva réplica. 4P. aupa este debate de altura sobre si conviene o no reducir los aranceles.
Por Franklin López Buenaño (*)
En el párrafo que comienza con “Dejando momentáneamente…” el Sr. Hidalgo Pallares admite que un aumento de aranceles (como el recomendado por la CEPAL) no genera puestos de empleo (por lo tanto no es conveniente). En el párrafo siguiente da claramente a entender que tampoco es conveniente la reducción de aranceles. Pregunto: ¿El nivel de aranceles, entonces, tiene un óptimo (1)? ¿Hay algún estudio econométrico que respalde esta conclusión? Si los hay, me gustaría que me indique dónde los puedo encontrar. Es más, ¿existe algún estudio sobre si el Ecuador en esta coyuntura está en el óptimo? Me temo que no. En conclusión la simplicidad de Pablo Arosemena es tan válida como la del Sr. Hidalgo Pallares. La del Sr. Hidalgo tendrá más palabras pero eso no la convalida como superior.
El argumento principal del Sr. Hidalgo radica en su explicación sobre el tipo de cambio real. Este argumento tiene una lógica aparentemente intuitiva. Si los precios y servicios de los productos ecuatorianos en términos reales son más altos que los de sus países competidores, el resultado es un déficit en la balanza de cuenta corriente. Si más bajos, el resultado sería un superávit. Si hay un ingreso neto de capitales o deuda, la balanza financiera exhibe un balance positivo; si hay fuga de bienes financieros, el balance es negativo. La suma del balance de cuenta corriente y cuenta financiera es lo que se conoce como balanza de pagos o cuenta encima de la línea.
Debajo de la línea se da el ajuste -en el caso ecuatoriano- con el aumento o reducción del nivel de dólares en circulación. Si la balanza de pagos fue negativa hay fuga de dólares, si fue positiva hay ingreso de dólares. Hay también un rubro que se conoce como Ajuste de Errores y Omisiones, para que al final la suma de arriba de la línea y debajo de la línea sea igual a cero.
Pero esto que acabo de describir es una verdad ex post. No dice nada sobre cuál es la causa y cuál es el efecto. ¿Un déficit de la balanza de pagos causa un cambio en la cantidad de dólares en circulación o un cambio debajo de la línea causa un déficit en la balanza de pagos?
En la década de los 70 apareció un argumento que se conoce como El enfoque monetario de la balanza de pagos (The Monetary Approach of the Balance of Payments) que, siguiendo a David Hume, sostenía que la causa de un desequilibrio en la balanza de pagos era el movimiento debajo de la línea. En otras palabras, si la balanza de pagos era positiva o negativa no era, a la larga, consecuencia de la tasa de cambio real, sino de la preferencia de los ciudadanos a mantener un balance óptimo de liquidez. He aquí la diferencia de opinión entre el Sr. Hidalgo el Sr. Arosemena. ¿Tiene razón el Enfoque Monetario? Reitero la importancia de este enfoque porque existe mucho debate en la literatura económica sobre teorías monetarias, inclusive los economistas del Fondo Monetario Internacional conocían muy bien el fondo y el resultado de este debate.
Lo anterior parece un debate economicista, muchas palabras y pocas nueces. Así que trataré de explicarlo con lo que yo aprendí en mi tesis de grado. El objetivo era precisamente probar o negar el Enfoque Monetario utilizando datos del Ecuador, pero las condiciones monetarias y cambiarias son muy distintas que cuando la escribí (en 1979) y por eso no viene al caso
El Enfoque Monetario se basa en la idea de que se necesita tener dinero para transacciones, para especular y como precaución para el futuro. Esto es lo que se conoce como demanda de dinero o preferencia por la liquidez. ¿Cómo se mantiene una liquidez? Pues el colchón bank es una forma, otra en un balance en la cuenta corriente, o un certificado de depósito a muy corto plazo. En otras palabras, es demanda por un activo líquido, un activo que se mantiene y no se gasta y que en un país es imposible que llegue a cero. En el Ecuador este activo es el dólar. Y claro está que nunca podrá ser igual a cero; ocurriría cuando no debería quedar ni un solo dólar y todo, todito se haría con trueque. Un imposible, ¿verdad?
¿Qué significado tiene esto? Pues que nunca puede darse el caso de que los déficits de la balanza de pagos lleguen a ser de tal magnitud que den lugar a un balance de dinero igual a cero. Digamos que tenemos un continuo déficit en la balanza de pagos y los dólares siguen saliendo, algún rato tendría que pararse. ¿Cuándo? Cuando haya muy pocos compradores en los almacenes, cuando haya muy poca producción y mucho desempleo. Se llegaría a un punto tal que los precios de los productos ecuatorianos tendrían que bajar y los de productos importados a subir; en otras palabras, la tasa de cambio real (también conocida como términos de intercambio), tendría que ajustarse. Cómo yo ni usted ni nadie puede saber este punto de antemano, cuando se dejan las cosas al mercado los ajustes se dan “a tientas”, los agentes económicos realizan sus acciones en un proceso de tanteo (en inglés trial and error) y esas acciones son las que afectan los cambios en la balanza de pagos y determinan el óptimo nivel de liquidez.
La conclusión de este enfoque es que la causa de los déficits en la balanza de pagos está dada por las preferencias de liquidez, por los cambios en la demanda de dólares. ¿Y qué determinan estos cambios o cuáles son las razones por las que cambia la demanda de dólares? Uno: el nivel de transacciones o el nivel de ingreso de los agentes económicos. El balance que tiene el Sr. Álvaro Noboa en su cuenta de banco es mucho mayor que la mía; el balance que tienen en el colchón bank algunos productores informales también. Dos: la tasa de interés. La tasa de interés es el costo de mantener liquidez. Si la tasa es alta o sube conviene tener la plata en certificados de depósitos más largos o cuentas que paguen interés. Si baja o llega a un valor tan bajo, mantener la liquidez no es tan costosa y la cantidad de dólares en forma líquida aumenta. La tasa de interés además está afectada por el riesgo país. Tres: Las expectativas del futuro. Si creo que mis expectativas sobre las condiciones económicas no son muy buenas, pongo más dinero en forma líquida. Si creo que el futuro va a ir mejor, compro acciones de empresas, pongo mi plata en certificados de depósito a plazos más largos.
El Enfoque Arancelario (así es como yo lo llamaría) es el explicado por el Sr. Hidalgo: “El primero es el del tipo de cambio, tanto nominal como real. El tipo de cambio nominal es el “precio” del dólar de EE.UU. expresado en la moneda de otro país. Por ejemplo, el tipo de cambio nominal del dólar frente al peso colombiano actualmente ronda los 3.360 pesos por dólar; hace un año era de 2.900 pesos por dólar. Es decir, la moneda colombiana (así como la mayoría de las monedas de la región) ha perdido valor frente al dólar en términos nominales o, desde el otro lado, el dólar se ha fortalecido. Esto incide en el tipo de cambio real, que es un índice cuya variación refleja si los productos en un país se han vuelto más caros o más baratos en comparación con productos equivalentes en otro país. Si el tipo de cambio real del Ecuador se aprecia (como ha ocurrido en los últimos años), significa que hemos perdido competitividad externa o, en otras palabras, que nuestros productos se han vuelto comparativamente más caros frente a los de nuestros socios comerciales. Es decir, los cambios debajo de la línea, son consecuencias de los cambios en los términos de intercambio.
Lastimosamente, el enfoque arancelario nos lleva al absurdo de que si la tasa de cambio real se mantuviere revaluada los dólares seguirían saliendo hasta que nos quedáramos sin un solo dólar. O que si la tasa de cambio real se mantuviera devaluada llegaríamos también al absurdo de tener dólares ad finitum. El Enfoque Monetario dice que si la tasa de cambio real está revaluada no se puede perpetuar, llega un momento en que la salida de dólares hace que los precios domésticos caigan y se devalúe la tasa de cambio. Si la tasa de cambio se mantuviera devaluada, el ingreso de dólares llegaría a un punto en que los precios domésticos subirían en y la devaluación se pararía. ¿No era el ciclo devaluación-inflación lo que ocurría en todo país que utilizaba la devaluación para “corregir” los déficits en la balanza de pagos? A la larga, lo que determina el estado de la balanza de pagos es el nivel deseado de liquidez. Algo más, dice el Sr. Hidalgo: “En los últimos años, si bien hubo medidas de política económica que encarecieron los costos internos, el factor predominante ha sido el fortalecimiento del dólar (que podría continuar registrándose sin que el Ecuador pueda hacer nada al respecto)”. (Énfasis mío). ¿Hasta que nos quedemos sin dólares? Absurdo.
En mi opinión, el marco conceptual del Enfoque Monetario es el correcto. El tipo de cambio real está determinado por la demanda de dólares, una reducción de aranceles no lo empeora; al contrario, da una señal a los ciudadanos de que las políticas económicas van en la dirección correcta. Si la preocupación es la tasa de cambio real –como parece ser la del Sr. Hidalgo– el énfasis debe ser en las condiciones que afectan la demanda de dólares: reducir el riesgo país mediante legislación apropiada, reducir la incertidumbre en el mercado laboral y, por supuesto, tomar medidas para incrementar el crecimiento económico (hacernos más ricos para demandar más dólares). Medidas a las cuales no creo que el Sr. Hidalgo se opondría.
(*) Profesor jubilado de University of New Orleans y Tulane University.
(1) ¿Hay un curva tipo Laffer para aranceles como la hay para los impuestos?
Podemos decir que tiene una lógica aparentemente intuitiva. Si los precios y servicios de los productos ecuatorianos en términos reales son más altos que los de sus países competidores, el resultado es un déficit en la balanza de cuenta corriente. Si más bajos, el resultado sería un superávit. Si hay un ingreso neto de capitales o deuda, la balanza financiera exhibe un balance positivo.
Paul Samuelson, premio nobel de economía (1970) escribió: “La economía nunca ha sido una ciencia, y es incluso menos ahora que hace algunos años”. Esta afirmación sigue siendo válida hoy en día. La economía nunca mejorará su capacidad de predecir sin antes comprender y estudiar el comportamiento humano como la fuente central de la actividad económica. La gente compra cosas y gasta dinero. Eso es comportamiento. Sin comportamiento no hay economía. Hay muchas teorías económicas que simplemente ignoran la cuestión de fondo: la conducta humana. Por ejemplo, la economía del comportamiento (behavioral economics) es una de esas teorías. Con la falta de replicación de sus estudios y la poca comprensión de la conducta humana, los profesores de economía solo hacen suposiciones basadas en sus experiencias. Parece que este debate refleja precisamente esto.
En verdad,mucho tecnicismo en nuestros doctos economistas. Leo : una, dos, tres veces y poco entiendo. Mejor me voy a dormir y me da pesadilla. He decidido no leer estos articulos.
Concuerdo con el comentario del Sr. Escobar. Mucho tecnicismo económico y que al final ni ellos mismos se entienden. Hoy en un meme que circuló en las redes había una simple solución al problema económico del país: Que los correistas devuelvan todos los miles de millones de dólares que se robaron y problema resuelto. Pero suponiendo que eso no va a ocurrir, al menos en este gobierno se ve como un imposible por que son de la misma calaña que los del anterior, entonces busquemos soluciones más prácticas:
Vendan las improductivas empresas estatales
Saquen a tanto personal innecesario de la burocracia
bajen los sueldos de los altos funcionarios de gobierno y de los asambleístas y supriman todas las prebendas absurdas que tienen: carros con chofer, viáticos absurdos, sobresueldos, seguros privados, quiten los seguros privados a los empleados del seguro social, etc. etc.
Cambien las reglas de juego laborales por que si no nadie quiere venir a invertir.
Concuerdo que Galápagos se debe abrir para incrementar el turismo. 250,000 turistas al año no es nada.
En vez de estar regalando dinero al populacho, enseñemosles a trabajar decentemente.
Apoyo a todos los empresarios pequeños, medianos y grandes que son honestos y dejen de hacer los amarres con empresarios malandrines. Los empresarios privados honestos generan fuentes de trabajo e ingresos al erario nacional.
Soluciones simples y prácticas hay, lo que falta es un gobierno honesto que trabaje para bien del país y no para el circulillo pequeño del que se rodea.
El caballero nos escribe bastante mas ruido, pero con las mismas nueces, yo tengo una opinión mas simple. Lo que tiene al país fregado es el exceso de burocracia estatal. Entre en una casa de clase media en Quito y no se sorprenda si dos o tres miembros de la familia, son empleados públicos, eso crea un excedente de ingresos, que algunos cautamente lo invertirán, pero la mayoría se lo gastará, en que ? carro, artefactos, viajes y así por el estilo. En su mayoría dólares que saldrán del país. No era malo cuando había plata, pero es malísimo si el país salió a pedir préstamos para mantener la farra. Ahora hay que pagar y no hay de donde.
Si las devaluaciones fueran la solución como nos quería meter el dedo Correa, Ecuador tiene un largo historial de devaluaciones, sin que haya mejorado el país.
La solución en teoría es sencilla, encontrar productos que el mundo aprecie a un precio competitivo, que cree trabajo. El ejemplo está allí, cacao hace 100 años, banano hace 70, camarones hace 40, flores y atún hace 30, tratemos cosas nuevas ahora que la salud está de moda, quinua, chia, sábila, TURISMO, abran Galápagos al doble o triple de visitantes, las tortugas no se van a quejar. Siembren madera en el Oriente, los presos aprenderán un oficio y descontarán la comida. Con toda la energía eléctrica disponible obliguen a camaroneras y bananeras a reemplazar los motores diesel por eléctricos, y pongan tarifas con incentivo para reemplazar las cocinas de gas.