Que una persona tenga convicciones morales y creencias religiosas es perfectamente legítimo y normal. El problema es cuando esa persona es un personaje público que pretende convertir esas convicciones morales y creencias religiosas en políticas públicas. Un ejemplo exacerbado de este conflicto es el del asambleísta Héctor Yépez que ayer, miércoles 19 de junio, llegó a plantear la necesidad de convocar a una asamblea constituyente. Sí una asamblea constituyente para remediar lo que para sus convicciones y creencias es una aberración: el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.
En otras palabras, Yépez cree que hay que refundar el Estado ecuatoriano para que no se permita algo que según sus convicciones morales es inaceptable. “Solo veo dos opciones (para echar abajo la resolución de la Corte Constitucional): una es la consulta popular pero la Corte Constitucional la va a bloquear. Lo otra es la convocatoria a una Asamblea Constituyente”, dijo en entrevista con Wilson Moposita en Radio Sonorama. Cuando el periodista le preguntó sobre cómo impulsará esa iniciativa, el legislador dijo que lo hará personalmente porque en su partido, CREO, hay opiniones divididas sobre el matrimonio igualitario.
¿Una asamblea constituyente para redactar una Constitución donde se eche abajo el derecho de dos personas del mismo sexo a contraer matrimonio? ¿Un nuevo Estado para que quede establecido expresamente que las únicas personas que pueden contraer matrimonio son los heterosexuales? Evidentemente, el caso de Yépez llega a niveles inverosímiles. Lo que es extraordinario en su caso es que hasta no hace mucho tiempo Yépez pensaba completamente distinto. En una columna publicada por el diario digital La República, en mayo del 2012, defendía ardorosamente el derecho de una pareja de lesbianas a adoptar a una niña llamada Satya. En ese texto, Yépez sostenía una tesis que nadie podría creer ahora que es suya. Por ejemplo, que la Constitución, que ahora dice ha sido ultrajada por la Corte Constitucional, afirma que el Estado “está obligado a reconocer y proteger el tipo de familia que constituyen Nicola, Helen (las esposas lesbianas) y Satya”. Yépez sostenía entonces algo que ha sido medular en los razonamientos de quienes ahora defienden el matrimonio entre dos personas del mismo sexo: que nadie sea discriminado (en este caso del derecho a casarse) por su inclinación sexual. “El artículo 68 de la Carta Magna es todavía más claro. Dice que ‘la unión estable y monogámica entre dos personas’ —ojo, no hombre y mujer, sino dos personas— ‘generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio”.
Aún más insólito es la citación que en aquel entonces hacía del punto 24 de los llamados Principios de Yogyakarta sobre derechos humanos, según el cual “toda persona tiene el derecho a formar una familia, con independencia de su orientación sexual o identidad de género”. Eso no es todo. En esa columna sostenía algo que ha olvidado por completo: el carácter supra constitucional que daba a las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En el texto citaba el caso Atala Riffo y niñas vs. Chile en el que esa corte resolvió que “la discriminación por orientación sexual viola el principio de igualdad y, por tanto, el ius cogens, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU”.
La metamorfosis de Yépez, que ha citado a una marcha en Guayaquil para el sábado 22 de junio no solo para rechazar el matrimonio gay sino la adopción homoparental es aún más impactante cuando se ve que en la columna de marras sostenía, con inmensa convicción y energía, que no existe evidencia científica ni empírica que permita pensar que los niños adoptados por padres del mismo sexo sean afectados por ello. “Desde el punto de vista ético, es elemental que las personas no tenemos derecho a imponer a los demás, por la fuerza, nuestra forma de pensar. Y si los cristianos reclaman del Estado libertad para practicar su religión, deben aceptar la libertad del resto para no compartirla”.
La activista Silvia Buendía también ha hecho notar en su cuenta de Twitter la forma en que Yépez ha cambiado ideológicamente. Buendía seleccionó y publicó en su cuenta una serie de tuits en los que el asambleísta de CREO defendía tesis diametralmente opuestas a las que con tanto celo sostiene ahora.
Recuerdo cuando tú no considerabas q el #MatrimonioIgualitarioEc atentaba contra la familia, sino que era un derecho. Un derecho que debía ser ejercido con el mismo nombre: matrimonio pic.twitter.com/BvAxhAKQxQ
— Silvia Buendía 💜 (@silvitabuendia) June 20, 2019
Es evidente que Héctor Yépez tuvo una metamorfosis. ¿Qué pasó? Personas que lo conocen en Guayaquil dicen que su matrimonio en el 2015 con una fervorosa católica es la explicación para su aparatoso cambio. Él, en un reciente tuit, se muestra bastante conforme a esa versión: “Pocas cosas cambian tanto a una persona como ser esposo y papá”. Un amigo le felicitó diciéndolo que el matrimonio hizo que se diera cuenta de las cosas que realmente son importantes en la vida. “Nada es imposible para Dios!!!”, le decía sin ironía al final de su mensaje.
Muchas gracias, pocas cosas cambian tanto a una persona como ser esposo y papá! 🙂 https://t.co/qSQaXcCUXv
— Héctor Yépez 🇪🇨 (@HectorYepezM) June 19, 2019
¿Cuál es el verdadero Yépez? ¿El de ese texto o el de ahora? En todo caso, él es un personaje público y que pretende que sus convicciones morales regenten las políticas públicas. Si bien en 2012 no era legislador, no es menos cierto que en aquella época ya era un movilizador de opinión y eso fue parte de su construcción como político y legislador. Él fue candidato por SUMA y luego legislador por ese partido y más tarde por CREO porque había construido una imagen de defensor de derechos humanos y analista político de la que sus electores no fueron ajenos. Si él cambió de convicciones es su derecho. Pero la esfera pública sigue siendo la misma y los problemas en ese ámbito se resuelven en el marco de una República y un Estado laico. No con convicciones religiosas.
El caso de Héctor Yépez también es notable porque va a contra pelo con la experiencia del líder de su partido. Guillermo Lasso hace ya algunos años decidió que no haría que sus convicciones morales, muy parecidas a las del Yépez transformado por su matrimonio, gobiernen sus decisiones sobre políticas públicas. Esto se puede confirmar en el hecho que no ha dicho nada sobre la decisión de la Corte Constitucional, aunque es muy probable que no esté de acuerdo con el matrimonio igualitario.
Lo que ocurre con Héctor Yépez es asimismo muy distinto a lo que ocurrió con Hernán Salgado, presidente de la Corte Constitucional. Salgado, si bien votó en contra del matrimonio homosexual, supo anteponer su cultura institucional, democrática y laica cuando salió a defender la resolución de la mayoría. En su caso, su compromiso institucional prevaleció sobre sus opiniones personales o convicciones religiosas. Yépez no solo cambió: procede como un cruzado. Su idea de hacer una consulta popular sobre un tema de derechos (los derechos no se consultan) y, peor, de refundar el Estado ecuatoriana para que su alma esté tranquila sabiendo que no hay homosexuales casados, es francamente perturbadora. No le hace bien al debate público y a los fundamentos laicos indispensables en una democracia republicana.
Corintios 6,9-10:
“¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No os engañéis; ni los impuros, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, ni los ladrones, avaros, borrachos, ni los maldicientes, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”.
Juan 8:7:
“Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Diccionario RAE:
Tolerancia: actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias.
Prejuicio: opinión preconcebida, generalmente negativa, hacia algo o alguien.
Hashtag:
Menos prejuicio – Más Tolerancia
Estalla una bomba innofensiva y la “moral” o mejor dicho la “doble moral” de los ecuatorianos reacciona como si tratará del crimen máximo de la humanidad… Tuvimos 10 años un criminal de presidente y la mafia que fundó sigue actuando en toda la estructura gubernamental; esto sí es muchísismo más preocupante y grave que discutir e incluso censurar hasta el cansancio que dos personas del mismo sexo contraigan matrimonio.
POR FAVOR ECUADOR por qué no alzas tu voz y censuras mejor los verdaderos atracos, asesinatos, injusticias, robos, engaños, narcotráfico y crímenes cometidos contra la integridad ecuatoriana por toda la corrupción de Correa.
Que se casen o cualquier cosa.. No importa.. Igual siempre a habido y habrá mentes reprimidas.. O gente de closet.q. Opina intelectualmente xq no se atreven a manifestar su tendencia. . Lo q molesta es las declaraciones sobre los niños.. Eso no.. Y no vengan con tonterías de la NO afectación sociológica.. Xq aquí en nuestro país.. Los idiotas vuelven la moda en costumbre y la costumbre la vuelven ley..
Lo de Yepez ni hablar es otro de esos híbridos nefastos de la política.. Tipo cura Tuarez..
Buenas tardes que sucedería ?, no asoma por ningún lado mi comentario.
De personas que no tienen carácter ni moral , todo se puede esperar…
Su moral de plastilina que se amolda al va y ven de las conveniencias políticas y religiosas no es de personas íntegras sino de peleles que mutan de acuerdo a su entorno conveniente y pretender alzarse en una guerra santa contra las minorías las cuales reclaman el derecho a ser tratados por igual , ni en la inquisición…Pero así de cinismo y falsas convicciones se creen dueños de la verdad. Solo en el país de Manuelito.
Lo que piense el Asambleista Héctor Yepez sobre el matrimonio igualitario no afecta en lo más mínimo la resolución de la Corte Constitucional que interpretó el artículo 68 de la Carta Magna ‘la unión estable y monogámica entre dos personas generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio”. Es decir lo expresado en el articulo 68 de la Constitucion de la Republica del Ecuador a favor del grupo GBTL y otros, reinvindican sus derechos dejando a un lado la discriminacion que siempre han sido objeto de parte de la sociedad en general por sus nclinaciones sexuales, con la resolución de la C.C .
Grupos de ciudadanos minoritarios hoy gozarán de derechos, libertades y respeto conculcados por discriminación en el pasado.
Me permito transcribir los Principios de Yogyakarta sobre derechos humanos, según el cual «toda persona tiene el derecho a formar una familia, con independencia de su orientación sexual o identidad de género».
Creo que observar el cambio del Sr Yépez y criticarlo porque su posición ahora acertada, según la gran mayoría de los ecuatorianos es lo rescatable. Está según mi humilde opinión que usted oriente en una dirección equivocada este asunto que si consideramos de trascendencia para la familia ecuatoriana
Estimado Hernán, la gran mayoría de los ecuatorianos mantuvo durante una década en el poder a Rafael Correa, la gran mayoría de los ecuatorianos puso cinco veces en Carondelet a Velasco Ibarra. Le parece que es un criterio suficiente para decidir el acierto de una medida?
Cordial saludo.
Sin necesidad de asustarse… la homosexualidad y lesbianismo siempre han existido; y, han sido practicas muy antigua, socapadas hipócritamente a lo largo del tiempo por religiosos, creyentes, ateos, gobiernos, políticos, etc.
Sin embargo, a estas alturas de la evolución del pensamiento humano y de la historia, ya no debe sorprendernos , peor armar la guerra de los cruzados, a propósito de la resolución aprobada por la Corte Constituciónal; la cual, permite el derecho y la legalidad de la unión entre los arriba nombrados, llamado matrimonio igualitario.
Quienes vivimos en esta sociedad y hemos alcanzado educación y cultura, sin caer en funfamentalismos religiosos, creemos que debemos respetar la libertad de los humanos para escoger su camino, conforme su orientación sexual, sin embarcarnos en discusiones de principios y convicciónes, esta polémica, lo que hace es favorecer a ciertos grupos interesados en desviar la atención a las soluciones de tantos problemas urgentes que tiene el país.
Concluyendo,la vigencia de un Estado laico y la evolución sexual de ciertos grupos, han generado en los últimos años movimientos por la legalización y reconocimiento de sus derechos; más aún, actualmente muchos países del mundo los han aceptado; pero desde luego, quienes hemos optado y seguiremos apoyando la vigencia del matrimonio tradicional como pilar de la familia y de la sociedad, también exigiremos respeto para el mantenimiento de nuestros principios. Saludos.
Muchas gracias por el artículo. Como siempre redacción impecable y placentera de leer.
Yo conocía de esta peculiar transformación de Hector Yépez a través de los tuits de Silvia Buendía. El Asambleísta Yepez además es enemigo acérrimo del aborto por violación no por hechos sino convicciones. Más claro, el paquetazo curuchupa
Me atrevo a pensar que, aparte de “hacerse a” la ideología de su cónyuge, hay una porción de cálculo político ahí.Creería que nuestro fervoroso asambleísta busca plataforma política en grupos conservadores. Dado que fuimos capaces de elegir a Rafael Correa, es siempre posible que la encuentre, esa plataforma. Espero -en nombre de la tolerancia y la progresión de derechos- que no.
En su constante variación emocional , muy pronto Yépez pedirá una constituyente para reformar su ” trasnochada ” metamorfósis estratosférica.
Lamentablemente, aún existen los quema brujas, que triste espectáculo ver toda esa gente asustada del matrimonio gay y sin embargo nada dicen de aspectos horrendos de la política y la criminalidad irrefrenable que nos angustia. Pasarán los años y estos intolerantes serán vistos como unos caníbales sociales dignos de estudio para un tratado de Antropologia social o de Siquiatría. La Iglesia? Mejor ni comentar, nunca se pronunciaron en forma contundente de los genocidios alemanes ni los de Cambodia, ni los de Ruanda, ni los de Venezuela; Sepulcros blanqueados , fétidos! Sigan empapelando su alma con biblias y coranes mientras solo destilan maldad e intolerancia.
Muchas veces no comparto tus escritos; sin embargo, te felicito como estas manejando este tema, que para muchos puritanos es el inicio del fin del mundo; no obstante, cabaretean, putean a sus mujeres y van a misa. Te felicito.
Muy evidente e inexplicable en “camisetazo” de Yépez.
El respeto de las convicciones morales y creencias religiosas es de doble vía (me respetas y te respeto), nadie puede ni debe imponerlas o prohibirlas a otros.
Excelente análisis, ojalá el susodicho lo lea.
Respetalo también, si no le agrada ahora estos temas como a ud si , respetalo
Usted confunde los principios morales y éticos necesarios en una sociedad. Aparte se está jugando con nuestra constitución.
por un minoria que igualmente tiene derechos al existir la sociedad de hecho. Y que confesado por ellos van por más. No se vela por los derechos de los niños que tienen el derecho de tener un papá y una mamá de diferente sexo.
Estimada Belén
Los niños que tienen o tendran padre y madre, seguiran teniendo padre y madre despues de la aplicacion de esta medida. Hay que recordar que con la aplicacion del matrimonio igualitario, nadie obliga a ningun heterosexual a formar una familia con una persona del mismo sexo!
Cordial saludo
Independientemente de que una persona pueda o no de cambiar de opinión por las circunstancias o las experiencias que viva, no entiendo Sr. Pallares su postura. ¿Acaso las leyes de un Estado deben prescindir de los principios morales? Las decisiones públicas, a mi entender, tienen que estar basadas en convicciones morales o éticas (lo que define que es bueno o malo para una sociedad). Usted confunde las convicciones religiosas con las morales. Hay ecuatorianos que no necesariamente son religiosos y sin embargo tienen principios morales. O piensa usted que quienes no tienen convicciones religiosas no tienen moral?
Justamente porque el Estado es laico, el hecho de ser ciudadanos ecuatorianos, independientemente de que seamos o no creyentes, nos da a todos el derecho de opinar, sugerir y decidir.
Estimado Sr Pallares buenos días. Durante mucho tiempo he apreciado el trabajo de los 4Pelagatos y he visto una posición crítica, frontal y enfocada, lo cual he aplaudido.
Comprendo las posiciones claramente opuestas del Sr Yepez, lo cual tampoco comparto y creo que es criticable, porque las creencias no pueden cambiar de la noche a la mañana. Sin embargo no dejo de ver su juicio y su clara posición a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Usted está tratando el tema como un asunto de las creencias religiosas del Sr Yépez, sin considerar que posiblemente podrían ser las creencias de una buena parte de la población del país; yo estoy seguro que usted debe conocer ese dato; sin embargo, convenientemente no se lo incluye en el análisis.
No sé si usted está de acuerdo que en democracia, lo que finalmente pesa es el interés de la mayoría (por suerte o por desgracia), sin querer decir para nada que no se debe trabajar por los derechos de las minorías.
También dice que se agrava por el hecho de que el sr Yepez es una figura pública, debo decir que usted también lo es y posiblemente con un peso relativo mayor, porque el periodista termina teniendo la última palabra e influyendo sobre las masas.
Le invitaría con humildad Sr Pallares, a revisar su trabajo y retomar una actitud más objetiva y sin sesgos, completando toda la información que falta. Creo que el valor que puede agregar el periodismo al pueblo, es informar con objetividad mirando todas las aristas, para que el público tome la posición que crea adecuada, de acuerdo a la información “completa” que le sea provista.
Finalmente, que pena que estos temas se los vea como “religiosos”, sin reflexionar que son más bien temas espirituales profundos; nadie lo analiza desde esa perspectiva, que es justamente donde están las respuestas.
Con sincero aprecio para usted Sr. Pallares
Maltratar y menospreciar a las minorías nunca puede ser un tema de la “espiritualidad”. Jesús nunca permitiría esto!
“Usted está tratando el tema como un asunto de las creencias religiosas del Sr Yépez, sin considerar que posiblemente podrían ser las creencias de una buena parte de la población del país; yo estoy seguro que usted debe conocer ese dato; sin embargo, convenientemente no se lo incluye en el análisis.” -En un artículo previo donde se analiza el caso colombiano se menciona que el porcentaje de ecuatorianos a favor es del 30%, no he visto en este portal ningún afán de ocultarlo.
“No sé si usted está de acuerdo que en democracia, lo que finalmente pesa es el interés de la mayoría (por suerte o por desgracia)” – Ese argumento es una sobresimplificación del principio democrático. Seguramente, en la España de la década pasada deben haber habido muchas ciudades donde la mayoría no quería la migración ecuatoriana, pero no por eso se la prohibió porque hubiese sido irse por encima de derechos humanos esenciales.
“También dice que se agrava por el hecho de que el sr Yepez es una figura pública, debo decir que usted también lo es y posiblemente con un peso relativo mayor, porque el periodista termina teniendo la última palabra e influyendo sobre las masas.” -Yepez está yéndose en contra de posturas que tuvieron mucho que ver con su ascenso en la política, eso es lo criticable y de lo que se trata este artículo.
“Le invitaría con humildad Sr Pallares, a revisar su trabajo y retomar una actitud más objetiva y sin sesgos, completando toda la información que falta. Creo que el valor que puede agregar el periodismo al pueblo, es informar con objetividad mirando todas las aristas, para que el público tome la posición que crea adecuada, de acuerdo a la información “completa” que le sea provista” – Si con información incompleta se refiere a que la mayoría de ecuatorianos no estén a favor del matrimonio igualitario, Pues ya me referí sobre eso anteriormente. Por demás, y como ya lo dijo antes Hernández en otro artículo, 4pelagatos hace periodismo de opinión, aquel que Ud seguramente aplaude de ellos.
“Finalmente, que pena que estos temas se los vea como “religiosos”, sin reflexionar que son más bien temas espirituales profundos; nadie lo analiza desde esa perspectiva, que es justamente donde están las respuestas” -lo espiritual, al igual de lo religioso, entra en el campo de lo subjetivo, por ende no pueden definir los cursos de un estado laico.
Saludos
¡¡Típica conducta de un transfuga!!
¿Una asamblea constituyente para tratar un tema como ese, cuando hay asuntos extremadamente importantes relacionados con el estado de corrupción e impunidad implantados por el correato?
A los asambleístas les corresponde crear leyes, para que esto no vuelva a ocurrir.