Con el FMI el acuerdo prioriza los ajustes fiscales. Reducir déficit e incrementar ingresos y para esto prevé una mayor recaudación tributaria que irá, al parecer, por vía de aumentar impuestos. Sin duda es clave, para la credibilidad y certezas de los agentes económicos, que se corrija el desorden y despilfarro heredados del correísmo. El gobierno optó por reducir el gasto en los rubros de inversión y no desinflar el voluminoso rol por la estupidez estatista. El acuerdo con el Fondo también topa reformas urgentes para mejorar la competitividad del sector real de la economía pero, por la lentitud con la que avanzan, parecen no ser prioritarias. En el primer examen sobre el cumplimiento del acuerdo, se revisaron los ajustes en cuentas fiscales y no lo que tiene que ver con las reformas estructurales, laboral, tributaria y financiera.
La deflación -caída del consumo-, el misérrimo crecimiento económico y las pérdidas de empleos de calidad son rasgos dramáticos de la realidad. La estulticia de Correa ha puesto al país en este escenario de crisis y, paradójicamente, con un precio de petróleo que sigue siendo del doble del que se percibió en los años previos a 2007. Moreno resiste la decisión de reducir el gasto burocrático y tampoco su gobierno muestra la agilidad y habilidad para proponer otras acciones que promuevan, en un plazo corto, la inversión que estimule la economía y permita superar la crisis.
La debilidad del gobierno de Moreno debe ser usada como fortaleza. Y tomar decisiones que parecen impopulares o así lo creen los inmovilistas. La reforma laboral para romper ese atavismo filomarxista del Código del Trabajo es un imperativo. Como he repetido en esta columna, Colombia acomodando su estructura legal a la apertura comercial, a inicio de los años 90 (de paso decir que nos llevan 30 años la delantera), hizo una reforma laboral que permitió introducir un sistema de contratación para contratos futuros. En estos días un grupo de importantes economistas han enlistado y analizado los puntos críticos que se deben reformar para favorecer la competitividad de la industria y el comercio.
La reforma tributaria no debe incluir incrementos en las tarifas, peor añadir otros impuestos que representan baja recaudación y generan desconfianza. Se debe reducir paulatinamente el impuesto a la salida de divisas y eliminar, como parece estar en curso, el impuesto verde que en realidad era otra carga sobre la propiedad. Y eliminar otros impuestos distorsivos que desestimulan actividades empresariales. Se deben eliminar la sobrecarga administrativa y la capacidad discrecional de la burocracia. Racionalizar y simplificar el sistema tributario que debe generar menor evasión. El ejemplo típico, de lo absurdo que es pensar que la sobrecarga tributaria es virtuosa, es el impacto en los precios de venta de cigarrillos, cuya tributación sobrepasa el 70% que promueve contrabando, cuesta controlar y significa menor recaudación. El compromiso de incrementar la recaudación que dañará aún más el consumo y la producción, solo se explica por la falta de decisión de reducir el gasto corriente del gobierno.
El efecto positivo de la incorporación a la Alianza del Pacífico o el eventual a acuerdo comercial con EEUU, será en el mediano plazo: hasta que se cumplan los protocolos de negociación y las formalidades de un convenio y hasta que los inversionistas locales e internacionales identifiquen las oportunidades de negocios que estimulen la instalación de máquinas para producir. En el corto plazo, la forma de atraer inversión es para la ejecución de obra pública. El gobierno pierde tiempo en lo que ha denominado “monetización de activos estatales” porque intentar vender empresas o instalaciones lleva la dificultad de definir precios, pasivos ocultos, contabilidades cuestionables y sobreprecios. Aparte del problema político de superar la desconfianza en la valoración y la transparencia.
Por el contrario, abrir la oferta para nuevas obras de infraestructura en vialidad, transporte, saneamiento, tratamiento de aguas con inversión privada, a costo y riesgo del inversionista y con los mecanismos legales que aseguren los contratos y recaudaciones, que están vigentes, va a generar interés de grandes empresas que, por su tamaño y reputación, tienen abiertas líneas propias de financiamiento.
La gestión de la economía no debe reducirse a lo referido a cuentas fiscales -los cambios tampoco son estructurales- en cuanto calidad del gasto y eliminación de focos de pérdidas en empresas públicas. No obstante el discurso del cambio forzado de paradigma de crecimiento sustentado en la inversión privada, las reformas y las acciones en pro de esa inversión no son eficientes para tener la expectativa de crecimiento económico en el inmediato futuro.
Diego Ordóñez es abogado y político.
De que está pensando lo está pensando, basta ver el desalojo o mejor dicho el despojo reciente sufrido por los mineros ilegales de Buenos Aires provincia de Imbabura. Más o menos al mismo estilo y con los mismos actores que custodiaron y saquearon las instalaciones del Notario Cabrera en su momento. Tenían por piel un camuflaje súper verde,billetes , los militares ,los otros estaban pipones y con bototas,billetes, los policías . Bastante billete antes y ya mismo con dientes de oro . Mucho tuétano para echar a andar la economía , Santiago Cuesta un incuestionable señor dueño de las decisiones económicas más importantes,donde está el billete, CNT en la mira .
Ecuador no atraviesa su mejor momento económico. La crisis persistente se ha combinado con la inacción política y con un retorno a medidas que muchos imaginaban como parte del pasado. Todo parece indicar que la deuda externa seguirá creciendo y la polarización se sostendrá de forma artificial. Ante este complejo futuro, las izquierdas y los movimientos sociales tienen la urgente responsabilidad de reinventarse.
De todos los puntos que toca el Dr. Ordóñez, el de la reforma laboral parece el más peliagudo. Los gremios de trabajadores están intoxicados con un dogma ideológico que les impide, cual muro de concreto, ampliar sus horizontes y contribuir de verdad con el grupo al que dicen representar. Es obvio además que el gobierno actual no tiene la capacidad negociadora para hacer entrar en razón a dicho grupo. Prácticamente estamos en un callejón sin salida.
Es una luz a veces dura pero real y contundente la opinión del Doctor Ordóñez, el siempre fue crítico y valeroso ante la abusiva dictadura. Hoy sus palabras , como siempre, atinadas y sensatas.Doctor cuál sería la estrategia salvadora, para implementar una verdadera y sabia flexibilización laboral que salve al Ecuador, ya salieron esos fariseos perversos defendiendo sus dogmas , sus intransigencias , sus mentiras, su hipocresía , son esos malos políticos, esos torcidos sindicalistas que pretendiendo defender a los remeros de una galera, la quieren hundir con todo , incluyendo a los esclavos encadenados en el casco , tendrá el Gobierno y la Asamblea el patriotismo que les haga mirar ese Ecuador desbastado antes que sus intereses electoreros, o la comodidad perversa de patear la pelota hacia delante ?
Concesionar carreteras , hidroeléctricas , aeropuertos , telecomunicaciones, escuelas del mileño, debe ser el objetivo en lo que le queda de tiempo a este gobierno. Identificar a los evasores de impuestos y sancionarlos , también es tarea pendiente,ubicarlos nunca ha sido difícil. Que decir si tenemos un ejército de militares que muestran sus habilidades para simulacros y no para vigilar y cuidar nuestras fronteras, me refiero en especial a las marítimas de Galápagos, la del sur dejó de ser un problema gracias al expresidente Jamil Mahuad, debo decir fue a más de la dolarización otro de sus aciertos,caso contrario estaríamos venezolanisados . El ejército ecuatoriano y sus actividades que son costosas tienen que ser concesionadas . Abrir la competencia extranjera para la banca, recordemos que es un sector que por definición debe dedicarse a intermediar el dinero que reciben , más no hacer de los servicios que prestan la estrella de su negocio, aquí con poca regulación nos cobran la cantidad que quieren.
Diego Ordóñez topa un tema crítico. Mirando estadísticas del gobierno se aprecia q en los últimos 3 años las Empresas Públicas EPs pertenecientes al gobierno central han perdido la escandalosa suma de 5mil doscientos millones. Creo q por aquí debe comenzar el gobierno vendiedo las q pierden dinero ya que estas viven del erario nacional y éste de los impuestos que los ecuatorianos pagamos.