Poca gente asume los cambios con gusto. Y el pedido de ingreso de Ecuador a la Alianza del Pacífico no es la excepción. Ya hay sectores -la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae) y la Federación Ecuatoriana de Industrias del Metal (Fedimetal)- que califican de nefasta esa decisión.
La buena noticia es que Ecuador no se librará de este ejercicio de modernización que implica poner los relojes a la hora internacional. Buena noticia porque quizá ese sea el mecanismo para que las elites (en particular las empresariales) enfrenten la realidad y se involucren en el conjunto de procesos de la sociedad. No solo en sus actividades. Y esto por una razón: un acuerdo comercial no toca solamente los sectores comercial, industrial y económico. Cubre todos los campos: laboral, financiero, tecnológico, legal, publicitario, educativo… Atañe también a los consumidores y, obviamente, a la sociedad política.
Ecuador empieza un proceso que se antoja irreversible. En este momento tiene que trabajar para volverse miembro asociado y luego miembro de pleno derecho junto a México, Chile, Colombia y Perú. Ya no hay tiempo, como piden empresarios como Gustavo Ruiz, de la Capeipi, que quiere, según dijo en el programa de Andrés López en Visión, hacer un balance de ventajas y desventajas. Se entiende que quiere evaluar si apoyar o abstenerse.
Él resumió, a su manera, esta forma de sacar el cuerpo a los desafíos que son irremediables. Decir, por ejemplo, que Chile tardó 20 años preparándose para dar el paso que Ecuador está dando. O 15 años Perú. ¿Cuánto tiempo lleva Ecuador dando vueltas alrededor de los acuerdos comerciales? Y ya ha pasado un año desde que los presidentes de México, Chile, Colombia y Perú firmaron, en Puerto Vallarta, en México una declaración en la que registraron, con buenos ojos, el pedido de Ecuador de ingresar a la Alianza del Pacífico.
El problema de los empresarios de la Capeipi, como el de los demás sectores, ya no es evaluar. No hay tiempo, a pesar de sus argumentos para no hacer el acuerdo en este momento de desaceleración económica global y déficit comercial. La agenda en curso implica negociar el cronograma de partidas que serán desgrabadas y detectar los sectores sensibles que lo harán al final. Entretanto, Ecuador tiene que concluir un acuerdo con México, como paso obligado para entrar en la recta final del ingreso a la Alianza del Pacífico. Y como un ejercicio necesario antes de abrir la negociación en serio con Estados Unidos.
El proceso seguido con la Unión Europea debería haber servido de precedente a los sectores recalcitrantes a los acuerdos comerciales. No lo es. Quizá porque la economía europea es complementaria; no competitiva como la de los miembros de la Alianza del Pacífico. Por eso, este proceso representa un verdadero quiebre. Ecuador decide competir en los mercados mundiales: quiere ampliar el número de clientes para sus productos y, al tiempo, que los de sus socios estén en las estanterías del país. Nadie asegura que este tipo de aperturas esté exento de riesgos. Sin embargo, el país de 17 millones está apostando por un mercado de 225 millones de personas y la octava economía del mundo que mueve el 40% de las exportaciones y del PIB de la región. Lo cual sirve de puente para otros mercados. Y esto aúpa el empleo: en Europa uno de cada siete empleados, trabaja para el mercado común.
El reto de la Alianza del Pacífico tiene otras consecuencias: mayor competitividad, marcos jurídicos y tributarios predecibles y blindados contra las políticas de los gobiernos de turno, posibilidad de que las empresas locales generen encadenamientos productivos para responder a mercados masivos… También hay riesgos que son inmanentes a todos los cambios. El debate de cómo sortearlos es necesario, sano y urgente.
El país está, no obstante, ante un hecho cumplido. Y esa decisión del gobierno concierne y seguramente removerá a toda la sociedad. Industria y comercio están frente al desafío de medir la viabilidad de sus actividades sin subsidios estatales, transparentar costos, evaluar su eficiencia y competir. Las fuerzas políticas tienen que ajustar el marco jurídico. Las elites están frente a la necesidad de pensar en proyectos integrales que van mucho más allá de las expectativas y los efectos económicos. Los acuerdos comerciales requieren, en efecto, entre muchas otras cosas, ciudadanos formados, con una mentalidad abierta. Y trabajadores conectados con nuevas tecnologías y una visión más cosmopolita. La respuesta “yo doy trabajo” luce a partir de ahora insuficiente.
Por todo esto, los acuerdos comerciales podrían ser el mecanismo de modernización -polémico y desafiante, pero inevitable- de la modernización que ha sido esquiva al país.
Foto: Presidencia de la República.
Muy cierto lo que pregona en su articulo el Sr. Hernandez, sin embargo esto de llamar “élite” al empresariado ecuatoriano suena con mucho menosprecio. Es como si diriamos la élite de los periodistas, o la de los sindicalistas, o la élite de los empleados de gobierno.
Su artículo emana demasiada crítica al empresario poniéndolo como el cuco que a todo se opone. En la viña del señor, así como hay “periodistas” malos y periodistas buenos, por supuesto también hay empresarios buenos y empresarios malos eso es indudable.
En fin y volviendo al tema definitivamente el ingreso a La Alianza del Pacífico sería un tema muy positivo, si paralelamente a esa acción el gobierno de manera inmediata corregiría los efectos nocivos que pesan sobre la actividad empresarial en el país:
-Excesivos impuestos
-Leyes laborales inaceptables desde todo punto de vista (un tema muy grave en Ecuador que impide la inversión no solo nacional, pero también la internacional)
-Trabas a la actividad empresarial (en Chile una empresa se conforma en 2 días. En Ecuador
la conformación de una empresa dura meses!)
-Corrupción generalizada en ciertos entes que regulan la actividad empresarial (aduanas por
ejemplo).
Y así, una serie de factores negativos que comparados con los de los otros países (Chile, Colombia, Perú, etc.) definitivamente ponen al Ecuador en gran desventaja para competir de igual a igual con sus similares. Ese es el gran problema que enfrentan los empresarios ecuatorianos y no el hecho de ingresar a la Alianza del Pacífico.
No se entiende, Hugo. ¿Para usted decir elite es mostrar menosprecio? Curioso.
Todo tratado comercial obliga a los empresarios a actualizar su tecnología, la actitud d los trabajadores es considerada buena por los países q acogen nuestros migrantes, adaptables a la capacitación. El Ecuador debe acoger el marco jurídico laboral y tributario del tratado comercial. Las falsas industrias q sobreviven por subsidios deben dar el paso tecnológico, si la tendencia es la energía eléctrica en lugar d motores d combustión se deben ensamblar vehículos eléctricos, se supone q tenemos energía eléctrica hidráulica para exportar. Si hay escaces d agua en el mundo tenemos la mejor agua mineralizada del planeta, debemos inundar esos nuevos mercados y traer esos dólares sedientos d tecnología básica d agua cruda del Cotopaxi y un buque tanque cisterna con sistemas d filtración d ósmosis y control d bacterias tipo UV. Es actitud hacia el bien común, no el engaño con ideologías estrelladas d supuesta justicia social clonados en cánticos pasados d moda d la Constitución d Derechos q hay q aplicarla en su contenido literal, no interpretarla para justificar perversiones sociales.
Lo expuesto por el Dr, Hernández, devela una inquietante verdad, es un reto que el Ecuador y sus industriales deben asumir, si se quiere seguir en el tren que impone el mundo, era inaudito seguir emborregados a ese ente politico torcido del ALBA cuya única proyección era apuntalar esa maquiavélica agenda ideológica, ahora viene lo mas tenebroso , podrá todo ese tejido politico enfermo de mediocridad, cinismo y corrupción, ponerse a la altura de la circunstancias¿ porque también miremos a ese grupo empresarial acorralado por leyes laborales perversas, acoso, y una tramitología desquiciada ,resulta preocupante.
Socialicen las ventajas y desventajas, al estilo de Pablo Lucio Paredes o mejor propongan un debate. Comparen resultados de los países México, Colombia, Perú y Chile que tienen firmado el acuerdo de libre comercio . Ofrezcan datos de las empresas que se quedaron en el camino y no lograron integrarse, ofrezcan datos de las empresas y sus sectores que si lograron la cacareada integración . Digan si en esos cuatro países ha existido acompañamiento a los trajadores de las empresas no competitivas para ser reinsertados al trabajo, también digan si las personas podrémos ingresar libremente a esos países . Cuenten si la participación de la banca de esos cuatro países fue afectada y en qué sentido?.
Charles Darwin publicó en 1859 su libro “El origen de las especies”, en el que anotaba: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.
El ser humano normalmente es resistente al cambio. Algunos empresarios quieren tener todo bajo control, cuando surgen situaciones nuevas no les gusta y se asustan, pero no pueden evitar que los cambios ocurran, por lo que deben adaptarse al cambio o quedarse estancados y desaparecer.
El pedido de ingreso del Ecuador a la Alianza del Pacífico ha puesto los pelos de punta a varios empresarios cómodos, que no quieren adaptarse al cambio, que quieren seguir a expensas del Estado, con subsidios, con una publicidad limosnera, pidiendo a los ecuatorianos que consuman primeramente sus productos, apelando a un chauvinismo patético, verbigracia el patrioterismo del ex presidente Rafael Correa cuando arengaba a los ecuatorianos a consumir primeramente productos ecuatorianos, y él mismo utilizaba ropa y accesorios fabricados en el exterior.
Las personas no compran por sentimentalismos patrioteros, compran los productos y servicios por su calidad y precio principalmente. Como suele decirse: “bueno, bonito y barato”, lo que se traduce como las “tres p” del marketing: producto, precio y promoción.
Como colofón podríamos decir que serán bienvenidos todos los tratados y acuerdos comerciales que beneficien a la mayoría de ecuatorianos, y que los empresarios deben adaptarse al cambio, volverse eficientes y competitivos sino quieren desaparecer.
Siempre habrá alguien que se oponga a los tratados comerciales. Pero es obligación del estado actuar a favor de las mayorias.
No existe el tratado perfecto , un tratado que sea solo ganancia para para el país.
Si un tratado va a perjudicar algún sector improductivo pero en cambio millones de consumidores se verán beneficiados en calidad y precios con los bienes importados, la razón no pide fuerza y es obligación del estado favorecer a las mayorias.
Que algunas decenas de miles de familias sufrirán penurias es cierto, y tendrán que volverse productivos. Acaso los ciudadanos de los paises productivos tienen 2 cerebros o 4 brazos ?
Sencillamente son mas laboriosos y no dependen de incentivos como decimotercer y decimocuarto sueldo o semana de 40 horas, ademas de 15% de utilidades.
Debemos ser mas productivos y firmar los tratados que beneficien a los millones de consumidores.
Muy buen análisis y en efecto: es hora de que el empresario y el trabajador ecuatoriano deje de tener miedo a la competencia y buscar escusas para justificar su flojera e indisciplina (algo, por cierto, muy nuestro). Es una oportunidad dorada que puede ser importante para empresarios que realmente quieran prosperar.