¿Con quién cabe comparar al cura Carlos Tuárez? ¿Quién era el jefe del partido que inventó la verdadera industria de extorsión y corrupción descubiertas en Arroz verde? ¿A quién escribía sus reportes Pamela Martínez en los cuales se ve, entre otras cosas, cómo se construyó un aparato destinado, gracias a concursos mañosos, a concentrar poder y depender del caudillo autoritario?
Tres temas de las últimas semanas involucran a Rafael Correa. Y si se devuelve la película, es imposible no encontrarlo, como actor principal, en el derroche que dejó al país con una deuda impresionante que ha llevado al actual gobierno a firmar un acuerdo con el FMI. Él es el Yasuní sin consulta popular. Él es el bloqueo laboral. Él es la quiebra del IESS. Así como la dependencia de China, la preventa petrolera, la ausencia de acuerdos comerciales que inciden en la baja inversión externa, el desempleo y subempleo… Esa lista puede ser enorme.
Y sin embargo, muchos se indignan de que se siga hablando de Correa. Como si no citarlo bastara para que el país volteé la página con la lección aprendida. Lección aprendida: ese es el fondo de un problema nacional que radica precisamente en no meditar sobre lo sucedido; en no desmenuzar, decantar, escribir, volverlo conciencia y, gracias a ese proceso, convertir esos eventos o vivencias en memoria. ¿Hay otra forma de aprender?
El país político no reflexiona. Es táctico. Vive inmerso en jugadas de mecha corta. En ellas está excluida la defensa de valores básicos fundamentales sobre los cuales se asienta la nación. Partidos y movimientos parecen responder solo a una urgencia: no otorgar ventaja alguna a sus adversarios de turno.
¿Qué produjo el correísmo? La pregunta podría hacerse, de igual manera, sobre el febrescorderismo. O antes, sobre el velasquismo. O, mucho más lejos, sobre el garciamorenismo. Esa pregunta no se hace. La sociedad política no razona. Cada partido o movimiento se conduce como si su única urgencia cupiera en ese juego macabro llamado quítate tú para que me ponga yo. En ese contexto, es evidente que Correa ya es historia. No se quiere hablar de él porque está virtualmente fuera de juego. Conclusión: si es pasado, no es necesario reflexionar sobre lo que pasó. No se quiere examinar cómo se montó ese régimen, el contexto histórico que lo suscitó, los mecanismos que usó para tratar de perennizarse en el poder, el tipo de personas que -sumisa pero interesadamente- se prestaron para hacerlo funcionar…
Ese ejercicio es ajeno a la sociedad política y también a las élites económicas. No lo hace la oposición y tampoco lo hicieron, Ruptura de los 25, morenistas arrepentidos o las franjas (“Vamos Ecuador”, de Augusto Barrera, por ejemplo) que se alejaron de Correa y de Moreno. Ningún partido -cercano o distante de Correa- ha hecho el balance de lo que vivió Ecuador durante la famosa década ganada. No han producido textos de análisis que, dicho sea de paso, hubieran podido actualizar y enriquecer sus escuálidos idearios políticos. Y aquellos textos (tan pocos) que existen (por ejemplo los de Alberto Acosta y sus amigos) evaden los temas fundamentales porque quieren salvar las tesis de Correa (que eran las suyas), tras una coartada: el actor que ayudaron a subir al escenario, los traicionó. Ah, y no era de izquierda…
Esas izquierdas no reflexionan porque ahora que se cuentan entre los ex amigos de Correa, consideran que basta con haber roto o puesto distancia con el caudillo para declararse demócratas y curados de espantos. Ir más lejos, poner en jaque las tesis que defienden -jurásicas en casos- sería, en su concepto, tender la cama a la derecha.
En la derecha, en cambio, se considera innecesario reflexionar sobre un modelo fracasado. Es como si con afirmarlo bastara. Como si ya todo se hubiera dicho y los operadores políticos y los ciudadanos lo supieran. Curiosamente, sin embargo, esas derechas no muestran urgencia alguna en desmontar la maquinaria institucional correísta que luce aún, en buena medida, intacta. ¿Han oído a Jaime Nebot decir algo sobre el particular? Todo esto nutre, como es natural, las dudas, también históricas, sobre la naturaleza realmente democrática de esas viejas izquierdas y esas viejas derechas. Que sean además populistas no altera la preocupación.
El hecho cierto es que los documentos que aparecen sobre cómo se montó y cómo funcionaba el correísmo solo parecen generar una pregunta: ¿cuándo Correa será sentenciado? En definitiva, cuándo será declarado cadáver político (así sea temporal) en un juego que no para y en una sociedad que no aprende.
Foto: Diario Crónica.
Estimado Jose
Excelente analisis.
Sin embargo desesperanzador
A donde vamos?
Al “ultimo dia de despotismo y primero de lo mismo”?
O como decia Pete Townshend “Meet the new boss… Same as the old boss”?
Este artículo, muy bien logrado, nos permite hacernos la pregunta ¿Cómo trabajar en un país sin horizonte? ¿Cómo sanear el panorama d escrito y encaminarnos por una ruta de democracia, libertad, honestidad?, Los ecuatorianos de bien solo quisiéramos que nos dejen vivir en paz, que se aplique la justicia, que se controle la corrupción, que se devuelva lo robado y que la politiquería (morenista y correista) no nos perturbe el bienestar familiar que ahora es un bien muy preciado todavía.
Esos actores políticos que aquí nos induce a pensar Ud. apreciado don José Henández, en mi opinión les asiste la pereza, son mejores armando estrategias electoralistas , pero mientras tanto usan al poder para vivir de él. La cultura del chantaje permite que no exista ni de lejos una oposición que se distinga por serlo. Es decir, todo se reduce y según parece que hablar de las fechorías de Correa es ponerse en un sitio de luz. Confrontar al “PENDEJO” es desgastante y es mejor gobernar con él, sin importar que siga siendo parte de ese gobierno que nos tiene atrapados en un racimo de análisis hasta cierto punto , y aquí se dice, se esfuerzan por hacer callo en nuestras memorias . Además muchos de nosotros estamos convencidos de que Correa pertenece a otra sociedad y no a la nuestra. Los regalos que circulan en muchos lugares,huevitos para la profe, un anillo algo caro,un caballo de paso fino,damas de compañía con un vinito importado ; tienen la capacidad de torcer voluntades para beneficio de quienes los proveen . Hablar de la corrupción de Correa es una cuestión coyuntural , muchos hemos visto sus fallas y sin lugar a dudas , habrán quienes piensen que esas , las fallas han sido ingenuas , fácilmente pueden ser superadas. Solo es cuestión de tiempo y tendremos muy pronto a otros protagonistas, estos otros, más audaces, más cínicos , por ejemplo, Iván Espinel. Recuerdan?.
¿Cuando Correa será sentenciado?
Considero que el sentir mayoritario del pueblo del Ecuador sobre el ciudadano Rafael Correa es verle ya en los actuales momentos sentenciado , puesto que existen pruebas contundentes en su contra
como: abuso del poder, autoritarimo, metida de manos en la justicia actor intelectual de asesinatos y secuestros , extorsiones, permitir el derroche de los recursos publicos, obras con sobreprecios y abandonadas, dejando al país con una deuda impresionante más de 70.000 millones de déficit fiscal que ha llevado al actual gobierno a firmar un acuerdo de credito con el FMI, crisis institucional, la preventa petrolera, dependencia a China, la ausencia de acuerdos comerciales que inciden en la baja inversión externa, desempleo, pobreza generalizada, etc. etc.
Es de esperarse que la justicia cumpla su funcion con imparcialidad y que también sus colaboradores corruptos en el régimen de Correa sean sentenciados.
El servicio de Inteligencia del país debe dar detalles de estos sujetos a la INTERPOL para que sean aprehendidos y extraditados.
El correísmo ha pasado a ser un tema judicial. Su futuro inmediato no está en las tarimas políticas sino en los estrados de las cortes. Y en ese sentido, la presión ciudadana estará en la Fiscalía y, sobre todo, en la Justicia. Cortes y Consejo de la Judicatura. Personajes como María del Carmen Maldonado, presidenta del Consejo de la Judicatura, y Paulina Aguirre y demás miembros de la Corte Nacional de Justicia, estarán bajo el escrutinio público. Porque no están frente a políticos perseguidos sino a un grupo de políticos que se erigieron en poder absoluto y atrabiliario gracias al cometimiento de numerosos delitos de los cuales ahora hay pruebas. Y testigos. entre ellos, además de Correa, Jorge Glas, Vinicio Alvarado, Walter Soliz, Viviana Bonilla y Christian Viteri.
Buena observacion y comentario bien desmenuzado como ecuatoriano espero de la justicia su aplomo apegado a detecho y no q sean solo 20 años x el beneficio de esta quedaria en 10 y el daño causado no justifica debe ser uns 40 años y de ser posible modificar las leyes q protg en a tanto ladron de corbata.