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¿Muerto el perro se acaba la rabia?

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Después de aplicado el debido proceso, la Asamblea Nacional decidió finalmente cesar a cuatro miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Entre ellos su presidente, el religioso Tuárez, que se hiciera conocido por sus desatinadas intervenciones y desacatos a la legislatura. El proceso que acaba de cesar a los consejeros; esto es, los argumentos para su cesación e inclusive su propia defensa, nos demuestra con claridad   por qué ese organismo debe desaparecer.

Esta decisión ha sido tildada por los sectores afines al anterior régimen como persecución política. Pero lo cierto es que los cesados cometieron equivocaciones de fondo.

Las imputaciones son graves. Primeramente, que el presidente de ese organismo haya llegado a ocupar esa dignidad basándose en documentos falsos, que, además, cometiera perjurio y falso testimonio para ostentar una calidad que no tenía, le impedía moralmente y de largo que se quede en el Consejo; peor aún en la presidencia.

Es verdad que queda la discusión pendiente sobre la falta de acuciosidad en el manejo del concurso. En algún momento tenemos que retomar ese debate, más aún cuando se ha sugerido que Contraloría inicie un proceso de auditoría del concurso.

Pero enfocándonos en los argumentos de destitución de los implicados,  que un ciudadano que quiere formar parte de un organismo por votación popular, haya alcanzado esa dignidad  con mentiras y forjando documentos,  es suficiente para removerlo de su cargo.

Por otro lado, también es de fondo que  los consejeros sancionados pretendieran desarticular y desconocer  la resolución de la Corte Constitucional que blindaba las resoluciones del Consejo Transitorio. Esa  manifestación, que no logró hacerse efectiva, fue un síntoma claro de una intencionalidad de irrespeto a la las normas jurídicas aplicadas por autoridad competente como se dijo en la Asamblea.

Aún cuando los cesados se atrincheran tras el relato de persecución política, sus acciones cometidas eran parte de una agenda que empezó a abrirse tempranamente. Recordemos que durante la época de campaña electoral, cuando aún eran candidatos,  ya fuimos advertidos  de sus planes pues en ocasiones manifestaron que iban a revisar lo actuado por el Consejo Transitorio.

Es poco probable que esa agenda les nació de suyo propio. Más parecería que vino importada y que siempre estuvo apoyada con  recursos económicos que aseguraron que la campaña de aquellos que llegaron estuviera convenientemente apuntalada por colectivos que hoy siguen representando el voto duro de quien sueña con volver.

Hoy por hoy, quedaron sus suplentes a cargo del Consejo de Participación Ciudadana. Sin embargo ni bien se supo de su encargo, ya empezamos los ciudadanos a soportar los desates histéricos en redes sociales de quien, desde afuera, ya  reivindica su injerencia en varios de los recién posesionados.

Es decir, la contaminación política continúa en el organismo y tal vez más que nunca. En esa lógica, debemos estar alerta para saber cuáles son los planes de los suplentes, aun cuando el Cpccs esté condenado a morir de cualquier forma. Y en ese sentido, quedan cosas por hacer. Ni el debate ni las acciones terminan con que cuatro consejeros hayan sido cesados. Los esfuerzos por la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana deben redoblarse y, mientras progresa el trámite que se encuentra en la Corte Constitucional, quizás la Asamblea debiera retirarle las funciones de elección de autoridades.

El problema no sólo son las personas que llegan a ese organismo y que responden a agendas políticas; el problema es la existencia como tal del Cpccs. Este ente será siempre un botín político deseable,  siendo así un eje de  corrupción. Por eso, en este caso, no aplica el refrán de que muerto el perro se acaba la rabia. Por el contrario, la rabia  permanece y hay que combatirla antes de que se vuelva una peste.

Ruth Hidalgo es directora de Participación Ciudadana y decana de la Escuela de Ciencias Internacionales de la UDLA.

7 Comments

  1. Excelente articulo Señora Hidalgo. Ud. pone el dedo en la llaga y destapa todo lo que ha quedado del correato infame.
    Si el Ecuador, es decir nosotros mismo no apuntalamos valientemente la democracia, seguiremos eternamente con toda esta podredumbre que cada dia apesta más.

  2. En el escenario que tenemos muerto el perro no se va la rabia porque existe una manada ávida de poder que todavía sigue latente, morenismo y coreismo es el mismo grupúsculo que tiene al país hundido en la corrupción e impunidad. Hay que apoyar la recolección de firmas para desaparecer ese nefasto CPCCS que ha sido el instrumento creado para acumular poder y perseguir a los ciudadanos que lo cuestionan. Lo otro que tenemos en la asamblea es una cloaca con asambleistas diezmeros, que no cumplen a cabalidad con su misión de legislación y fiscalización, todo está podrido en este país, mientras al pueblo nos queda asumir los atracos de estos delincuentes que han dejado quebrado al iess, que nos tienen sin empleo, con violencia, migración incontrolable, una degeneración social brutal. La política en nuestro país y en la región es delincuencial y en nombre de la democracia luego de 40 años seguimos en lo mismo, cambiando de textos constitucionales a conveniencia del grupo en turno y el ciudadano común sumido en la desesperanza, incertidumbre y frustración.

  3. Saludos
    Mientras no se elimine la cabeza el reptil seguirá viviendo descargando todo el odio traumatico que contienen en esos corazones ardientes, manos ilícitas e impunidad por el espectáculo mediático actual

    • Después de las dictaduras, cuarenta años de cantaleta politiquera, las mismas agrupaciones de poder económico en el poder político. El pueblo esperando el respeto de los mismos. La trascendencia para el Ecuador no viene de las mismas familias que ponen y sacan siempre asambleístas, presidentes títeres y jueces. Si les estorba algo engañan al pueblo con discursos sin fondo ético. Se reparten los puestos y el presupuesto, la periferia con provincias y bosques disminuidos cuenta solamente para sus intereses.

  4. Ni que suplentes ni que ocho cuartos! Hay que recoger las firmas necesarias para la eliminación de este consejo, pero ya, antes que se les ocurra otro disparate a petición de la bestia del atico 2..

  5. Estimada Ruth: lo que Usted explica, aplica exactamente también, para la Asamblea Nacional. Entonces, ¿también debemos desaparecer la Asamblea?.

  6. Crearon un monstruo y mientras no lo extingan la rabia y el peligro de pandemia sigue latente.

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