Santiago Cuesta, asesor del presidente, dice que la Refinería de Esmeraldas se cierra. La idea es buscar una empresa privada que construya y maneje una nueva refinería con inversión extranjera. El cierre causaría una pérdida al Estado de $1 700 millones al año hasta que entre en funcionamiento la nueva refinería. Pero el argumento de Cuesta es que la refinería está envenenando a la población y se debe priorizar la salud sobre el rédito económico. Henry Llanes, experto en petróleos, piensa que esa propuesta es un disparate. Y que lo es porque Cuesta no tiene la experiencia ni el conocimiento para manejar este tema. Además, la hace sin que haya todavía un inventario de la planta ni ha delineado de manera clara los mecanismos para la instalación de una refinería manejada por una empresa privada. Una opción más inmediata podría ser la separación de crudo liviano y pesado y eso lo podría hacer, a sus ojos, el ministro de Energía. Carlos Pérez.
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Seguramente no sólo eso es un disparate. Gran disparate es que “todos” los correístas rancios siguen “asesorando” al Ministro Pérez, ni uno sólo ha sido cambiado y él ni se da cuenta, el Ministro rotario silencioso y confundido, pero ni se le nota. Y los más cercanos a él, los lamebotas de siempre, haciendo negocios hasta con las minas de oro y el Ministro, bien gracias.