La persona o las personas que redactaron el reglamento supuestamente destinado a regular el servicio de hospedaje turístico mediante plataformas digitales como Airbnb, definitivamente deben pertenece a una de estas categorías:
1.- Burócrata formado e inspirado en el estalinismo radical.
2.- Funcionario, que jamás ha utilizado Airbnb o que ni siquiera ha abierto la aplicación por curiosidad y que, además, recibió la orden de aumentar la recaudación de impuestos para el Estado.
3.- Quinta columna del sector hotelero que básica y groseramente quiere eliminar cualquier tipo de competencia.
4.- La combinación de todos las anteriores.
El contenido del reglamento expedido por el Ministerio de Turismo establece tantas y tan absurdas regulaciones que, si se lo llega a aplicar tal y como está redactado, conseguiría todos los objetivos que normalmente buscarían las cuatro categorías de personas listadas. Es decir, impedir por completo que alguien pueda alquilar un cuarto o su casa a un turista (categoría 3), establecer un control absoluto de cómo se maneja la casa a través de una policía de turismo especial para el efecto (opción 1), meter al Estado hasta en los veladores de los cuartos (otra vez opción 1) o aumentar los impuestos (opción 2).
El reglamento traduce la torpe y anticuada creencia de que únicamente el Estado puede defender al consumidor, en este caso el turista. Por ejemplo, se establece una lista de servicios o estándares que debe prestar el arrendatario cuando ese es un tema completamente resuelto en la aplicación de Airbnb. Ahí el interesado mira los servicios que ofrece el posible hospedaje y decide libremente si le conviene alquilarlo o no. Pero el dueño del hospedaje puede estar mintiendo, dirá el funcionario que cree que solo el Estado puede solucionarlo todo, cuando la aplicación es y ha demostrado ser mucho más eficaz que todos los funcionarios del mundo: si el arrendatario llega al sitio y no encuentra lo ofrecido lo dirá en la aplicación y seguramente ya nadie más querrá ir a hospedarse en ese lugar.
El burócrata que redactó el reglamento pretende establecer ciertos estándares de atención cuando en estas aplicaciones es el usuario quien lo hace de acuerdo a sus preferencia y presupuesto. Es más, Airbnb tiene la categoría de Super Host, en español super anfitrión, cuando los propietarios han recibido una cantidad importante de comentarios positivos. Son esos súper anfitriones los que más posibilidades tienen de tener éxito en su afán de arrendar, gracias a la calidad de su atención y no por la lista de servicios que el funcionario del Ministerio de Turismo del Ecuador le obliga a prestar. La ignorancia puede ser tan hilarante que el reglamento llega a incluir como exigencia para el dueño de la casa o departamento tener un “libro de reclamos y sugerencias”, como si no existiera el espacio para comentarios y calificaciones en la misma aplicación.
Reglamento para regular Airbnb
La lista de las cosas o servicios es sencillamente ridículo: el arrendatario deberá proveer de papel higiénico, toallas botiquín y hasta un mapa de ubicación del sitio, como si el usuario no lo hubiera visto antes en el mapa que incluye la aplicación.
La veta estalinista, de la opción 1, está presente por todos lados en el texto que prevé incluso la creación de una policía de turismo que podrá hacer inspecciones a la casa que presta los servicios en cualquier momento, con el pretexto de verificar si las cosas que el funcionario exige están en su lugar. Si se incumple algo, según los funcionarios, el dueño de la casa puede ser multado, con lo que no solo se viola la intimidad de las personas, sino que también se abren más puertas a la corrupción.
El delirio controlador propio del estado vigilante y estalinista llega su punto más alto cuando se establece que en cada casa o edificio donde se quiere arrendar habitaciones hay que poner identificación exterior con unas características fijas, establecidas por el burócrata del Ministerio. El stiker (así dice) debe incluir el número de registro, un código QR para el control y, por supuesto, el logo del Ministerio de Turismo. Además, no podrá medir menos de 148 milímetros de ancho y 105 de alto. ¡Ni uno menos, ni uno más!
En el reglamento está clarísima la intervención del burócrata que ha recibido la instrucción de que se invente algo para que nadie en el Ecuador pueda ganarse un dinero extra alquilando habitaciones a turistas: se trata de la larguísima lista de documentos que debe reunir. Son tantos, tan complicados y tan absurdos que cualquiera se dará por vencido y no querrá colocar su casa o departamento en Airbnb. Veamos.
Para conseguir el registro que es obligatorio se requiere cinco documentos, a saber: si es persona jurídica el nombramiento, el RUC, el título de propiedad del inmueble o poder otorgado por notario, la autorización de los condóminos y certificación extendida por el administrador del condominio, un inventario valorado de los activos fijos del anfitrión respecto del inmueble y el pago del uno por mil sobre el valor de los activos.
Hay más: para tener la licencia o el certificado de registro del Ministerio, que también es obligatorio, se necesita: el certificado de informe de compatibilidad positivo de uso de suelo otorgado por el gobierno autónomo descentralizado, certificado de estar al día en el pago del uno por mil sobre el valor de los activos fijos otorgado por la Autoridad Nacional de Turismo y luego los requisitos que cada gobierno autónomo descentralizado competente. En otras palabras, entre los documentos necesarios para tener el registro y la licencia hay motivos suficientes para que el 99% de las personas que se dedican a Airbnb decidan no hacerlo más. En ese sentido es evidente que el burócrata encargado de defender hasta el absurdo a los hoteleros hizo su trabajo de manera impecable: casi nadie tendrá el tiempo ni el dinero ni la paciencia para conseguir todos los documentos.
La versión hiper controladora del funcionario estalinista y el interés de proteger a ciertos sectores que se dedican a la actividad turística se juntan en el literal b) del artículo 10 del reglamento de marras. Ahí se establece que los anfitriones no podrán hacer de guías o conductores de sus arrendatarios, lo que evidentemente limita la libertad y opciones de los huéspedes. Según un documento que la Fundación Ecuador Libre ha redactado sobre este reglamento, esto va en contra del artículo 66 de la Constitución que reconoce y garantiza a las personas el derecho a desarrollar actividades económicas, en forma individual o colectiva.
El reglamento lleva a cuestas otros absurdos. Como por ejemplo la prohibición de que se arriende una parte de la casa o departamento y solo se pueda hacerlo con la totalidad del inmueble. La idea no solo que va en contra de uno de los conceptos que hace atractivas a las aplicaciones como Airbnb, donde el interesado por lo general no quiere alquilar toda la vivienda, sino únicamente un cuarto o un área de la casa. Además, quedaría prohibido alquilar cuartos a jóvenes universitarios de provincia, como ha ocurrido desde hace muchos años atrás y que es toda una forma de vida en ciudades universitarias como Quito, Cuenca o Guayaquil.
Adicionalmente, el reglamento tiene disposiciones anti constitucionales que han provocado que, por ejemplo, la fundación Ecuador Libre, anuncie que va a presentar demandas ante la Corte Constitucional. Una de esas disposiciones en la creación del impuesto al 1 por 1000 ya que de acuerdo a la Constitución únicamente la Asamblea puede aprobar nuevos tributos.
El reglamento se suponía que buscaba establecer ciertas regulaciones a las aplicaciones como Airbnb para que no exista una competencia desleal con quienes se dedican a la actividad hotelera pagando impuestos, licencias o permisos. De hecho, son cientos de ciudades en el mundo que tienen ciertas regulaciones con este fin, como Amsterdam, San Francisco o Santiago de Chile. Pero el enunciado, ya de por sí polémico porque siempre encierra una voluntad de proteger a ciertos sectores económicos, terminó siendo una obra cumbre del proteccionismo más desvergonzado y del afán de intromisión en la vida de las personas más descarado.
Pero cómo quieren pedir peras al Olmo!?… No se puede esperar algo inteligente, práctico y eficiente de un ministerio de turismo dirigido por una señora que como mérito apenas tiene alguna idea sobre el funcionamiento del departamento de ventas de una línea aérea luego de pasar de agache sin hacer mayor cosa tratando a como dé lugar de caer bien a varios agentes de viajes con plata regalando pases en primera clase y sacándose fotos a mas no poder fungiendo de “alta ejecutiva” a nivel local.
Esta señora que de la INDUSTRIA DEL TURISMO obviamente no tiene la menor idea, contrata al mismísimo segundo a bordo del famoso Fredy Ehlers para que le dé haciendo las cosas y para colmo coloca de “subsecretario” a un contador que trabajó con ella en la aerolínea donde pasó de lo lindo por varios años.
No hace falta contar más detalles para FÁCILMENTE darse cuenta de dónde y porqué salen con barrabasadas como la mencionada en su artículo.
YA BASTA CARAJO!!!
Comprar una vivienda luego otra y otra, no es Economía Colaborativa. Segundas y terceras propiedades a ser rentadas como hospedaje son un gran negocio y ningún gobierno puede renunciar al control de una actividad económica. La compra de vivienda no para vivir sino para lucrar como hospedaje, ahora que deberá sacar permisos municipales de funcionamiento cada año, será repensada y evitará burbujas inmobiliarias en las zonas turísticas a la vez que mantendrá los precios accesibles a las viviendas para vivir.
Lujosos edificios con permisos de construcción como multifamiliares, que tienen sus departamentos en renta por días, deberán pagar el impuesto del 1 x 1000 y pedir permiso a los vecinos que sí viven en el edificio, cuya privacidad se evaporó. El vecino desaparece. Compraron un departamento para criar a sus hijos en un multifamiliar y terminan creciendo en un hotel inseguro lleno de desconocidos; y ya que es un negocio muy lucrativo, que estos departamentos paguen los servicios básicos y combustibles a precios comerciales.
De los centros históricos y turísticos se hecha a la periferia a los inquilinos que pagan mensualmente y los reemplazan por huéspedes de corta estancia, que en una semana pagan sin facturar, lo que el inquilino en un mes. Muchos arrendatarios trabajan en bares y restaurantes dando vida a estas calles que van quedando sin residentes, que son exiliados a los suburbios aumentando su jornada con 2 o más horas de transporte considerado laboral en caso de un accidente, incrementando el riesgo y disminuyendo sus sueldos y tiempo libre.
Con una inversión de 60.000 dólares, ya no va a ser tan fácil competir con inversiones hoteleras que pagan en Ecuador un promedio de 14 impuestos, tramitan una veintena de requisitos y supervisiones recurrentes, porque sin ellas, hasta los estudiantes subarriendan sus cuartos sin saber nada de satisfacción al cliente y menos lo que es superar una inspección del Ministerio de Turismo. Miles de departamentos en nuestras ciudades playeras que son rentados todo el año, ahora pagarán algunos impuestos y aportarán algo al desarrollo de los municipios al obtener el permiso de uso de suelo.
La Ministra de Turismo Rosi de Holguín, ha dado un primer paso a la regulación del hospedaje informal e ilegal, para dar higiene y seguridad elemental a turistas que atraídos por tarifas bajas, devalúan la experiencia al llegar a hospedajes en su mayoría sin ningún tipo de atención básica, con riesgo de dormir en cuartos sucios, almohadas apestosas, baños no higienizados y más limitantes que dañan al destino.
Es claro que también hay experiencias muy hermosas gracias a anfitriones maravillosos, pero no es la norma en Ecuador ni Sudamérica. Los voceros pagados por las plataformas digitales ya hacen ‘lobbying’ para tumbar la flamante reglamentación a lo que es hoy una distorsión social, tributaria, de vivienda, laboral, movilidad, privacidad y derechos de la niñez. Guido Calderon
Ecuador, un país, donde los picaros, no pagan un centavo de dólar y ostentan grandes fortunas, mientras que a los emprendedores se los quiere desplumar desde que inician su modesta forma de ganarse unos pocos centavos para ayudarse de alguna forma a su ya, de por si escuálida economía. En verdad se retrata de cuerpo entero a los serviciales y corruptos burócratas, que lo único que hacen es entorpecer el normal desarrollo de las actividades humanas y siempre buscando que por el favorcito que hacen tener ingresos corruptos a su favor y también se retrata a la mafia hotelera que ha buscado a funcionarios corruptos para que les libren legalmente de la competencia. Martín Pallares siempre lucido en sus publicaciones.
TOTAL
En días pasados estuve en las islas Galápagos, en Puerto Ayora, isla Santa Cruz; me hospedé en casa de una señora muy amable, tenía las habitaciones impecables, podía hacer uso de la cocina, prepararme mis comidas, lo que me resultó muy conveniente.
La mayoría de huéspedes eran extranjeros, muy respetuosos, en el refrigerador cada huésped tenía sus alimentos, nadie tocaba lo que no era suyo. Tenía servicio de Internet, agua caliente que viene muy bien en esta temporada fría.
Lo que requiere el turista es un servicio adecuado, expedito, sin tantas trabas como se quiere imponer.
No entiendo ese afán regulador del Gobierno de meter sus narices en donde no es necesario. Ya sabemos que en donde interviene el Gobierno complica lo que es simple y sencillo.
El contenido de tal reglamento que hace referencia el artículo parecería exagerado, pero no lo es. Que decepcionante ser gobernados por burócratas tan, pero tan, incompetentes como pícaros.
Coincido con el comentario hecho por un lector más arriba, en el sentido de que es ingenuo pensar que las regulaciones contra cierto tipo de actividades privadas, es sólo voluntad de algunos burócratas….
Por lo demás, totalmente de acuerdo con que el servicio de alojamiento en casas, no tendría que ser regulado más allá de lo que el propio mercado dicte. Pero los condominios….. por favor!… ¿quien a dicho que mi vecino de la puerta de al lado, puede dejar que cualquier extraño ingrese a nuestro espacio comunal, poniendo quien sabe si en riesgo la seguridad del resto??. Perdón, pero en el caso de condominios, SÍ se hace necesaria una regulación mínima.
Más imbécil no puede ser este ministro, cree que vive en la era soviética. Está sembrando el repudio de la colectividad ecuatoriana ante semejante adefecio de ley que estamos seguros no tendrá futuro
Si anuncio en el periódico, se renta un cuarto; el interesado y yo estableceremos ya por contrato verbal o escrito las normas y detalles del mismo. El gobierno no tiene por qué meterse en estas gestiones privadas. Además yo ya pago impuestos. Esto debe aplicarse si se publica el mismo anuncio on-line. Yo hago con mi casa lo que me de la gana.!!
Martín. totalmente de acuerdo con su artículo, lo felicito. Hay un pequeño error: donde dice “La versión hiper controladora del funcionario estalinista” debe decir: “…del funcionario leninista”, saludos
Sr. Pallares definitivamente concuerdo con usted que el país se hunde con una absurda burocracia y que el emprendedor prefiere irse a otros países donde todo se regulariza de una manera más racional, menos burocrática (Chile y Perú por ejemplo).
Sin embargo su comentario en contra de los hoteleros no es nada aceptable. Si bien hay cadenas hoteleras a los cuales se les hace fácil invertir, sobre todo a las extranjeras cuyas inversiones se realizan con préstamos de bancos extranjeros a tasas ínfimas de interés y cuyas ventas y marketing las desarrollan con enormes inversiones en tecnología de punta, en la realidad en el país hay una gran cantidad de pequeños emprendimientos hoteleros nacionales los cuales tienen que vencer enormes obstáculos, incluyendo la inepta burocracia de nuestro país que usted bien señala, y además tienen que lidiar con las altas tasas de interés de préstamos de los bancos chulqueros nacionales, para así poder apenas sobrevivir más aún cuando la coyuntura política, económica y social actual del país ha llevado a una drastica disminucion del turismo hacia el Ecuador.
Concuerdo con usted que por ejemplo el pago del 1×1000 de los activos es un absurdo cuando ya los hoteleros y los Airbnb pagamos tantos impuestos, un absurdo que la burocracia ponga tanta regulación para la operación de un hotel o de un Airbnb (certificado de bomberos, certificado de sanidad, impuesto a la música, , el certificado de uso de suelo, Sayce, etc, etc. etc.) y que resulta en una enorme carga de papeleo burocrático e impuestos que ha llevado a la quiebra a muchos de los pequeños hoteleros.
No me opongo al funcionamiento de los AirbnB, no definitivamente, pero las reglas del juego deberían ser igual para todos los que quieren intervenir en el negocio hotelero (por que el final el Airbnb es un alojamiento y nada más ni nada menos que eso). En Europa las reglas del juego son iguales para todos (hoteleros o Airbnb). Si tenemos ingresos económicos por la prestación de un servicio (alojamiento en este caso) entonces debemos pagar impuestos y pasar regulaciones por igual hoteleros y Airbnb, pero como usted bien dice, se debe disminuir tanta traba burocrática que frena el desarrollo del país. El problema es otro y es que para establecer regulaciones y controles, y no solo en el sector de alojamiento sino en todos los sectores productivos, jamás se toma en cuenta al sector privado de manera que esas normativas que se establecen son definitivamente irracionales, no consensuados, y eso es uno de los grandes males del país.
Así que por favor Sr. Pallares no culpe al sector hotelero de los absurdos de este gobierno. Las cosas se deben mirar desde todo ángulo y no solamente desde lo que usted piensa.
Señor Pallares toda moneda tiene dos caras, sabe Usted todo lo que las empresas de turismo grandes o pequeñas sean agencias, operadoras turísticas,hoteles, hostales, restaurantes tiendas de artesanía etc etc debemos cada año tener y pagar sin siquiera tener un cliente fijo le enumeró algunas: Pago impuesto a la renta, pago anticipó impuesto a la renta, pago licencia municipal, pago 1.5 x 1000, pago 1×1000, pago y trámite anual al Ministerio del Ambiente para obtener licencia de ingreso a los diferentes Parques Nacionales, contribución Súper de Cías, pago Soprofon, pago Captur etc etc sin contar con las obligaciones con los empleados, ahora le pregunto porque unos cuantos debemos pagar y otros no, quizás el reglamento es exagerado y mal elaborado pero si queremos equidad y progreso todos debemos contribuir no le parece….?.
Si arriendo un cuarto a un turista, no es lo mismo que cuanto arriendas un cuarto a un estudiante que no vive en la ciudad ?, cual es la diferencia, ambos son hospedajes puntuales, para que tanta documentación. Un taxista nos arrienda su vehículo para transporte, cobra lo que le da gana, recibe $100,oo mensuales por sus excelentes servicios ???, no paga impuestos, no emite factura, son los mimados del gobierno.
claro como siempre la cuerda se rompe por el lado más débil y buscar hacer daño por el lado que les conviene, cuando en la misma aplicación publican también hoteles
Que clase de ignorantes trabajan en el Ministerio de Turismo? Gastan millones en propaganda para promocionar “All you need is Ecuador” y al mismo tiempo ponen trabas estupidas a un servicio que hoy en día existe a nivel mundial como lo es AirB&B. Deberían salir mas allá de las cuatro paredes que los rodean y ver como en otros países del mundo Air B&B ha servido para que mas y mas personas se dediquen a viajar y hacer turismo. No todo turista cuenta con los mismos recursos. Quienes pueden pagar siempre usaran los servicios hoteleros y no los de una casa particular promocionada en airB&B. Los hoteleros siempre se han opuesto a servicios como airb&B, pero si usted ve una ciudad como Paris, con miles de apartamentos disponibles en airb&b tiene siempre sus hoteles llenos al mismo tiempo. Hablamos de promover el turismo comunitario en Ecuador. Acaso un indígena de escasos recursos y de escasa educación va a poder cumplir con esta lista ridicula de requisitos? Es hora ya de usar la cabeza y dejar de pensar con los pies. Ecuador necesita promover el turismo a todo nivel, no crear trabas estupidas que solo sirven para que la burocracia y la corrupción sigan creciendo en nuestro pobre país.
Ecuador a un lado de la evolución tecnológica y la globalización, la idea es fastidiar a los beneficiarios de Airbnb listo, el daño colateral: una baja significativa del turismo, ahora la gente sólo se mueve con Airbnb si ven q en Ecuador no existe se van a Perú y listo!
De la misma clase que Lenin B. Moreno. Dejen a la gente vivir en paz y ganar su dollar haciendo Uber o Airbnb. Más impuestos es equivalente a más atraco del burócrata.
Por favor, que alguien elimine para toda la eternidad, semejante abominación de reglamento!
Esta bien pienso que regularisen en otros países esta así el.turismo a.caido.en un 70 % en cuenca eeuu es regularisado además los precios son demaciado bajos y.la competición entre hostales que pagan impuestos no me.parese.justo además yo use Airbnb y las.olataformas son muy básicas y.complicadas ellos.me.deven todavía dinero .
Señor Pallares, créame, le tengo mas fastidio a Correa y los burócratas que Ud, y aunque siempre leo sus artículos y a veces hago algún comentario que nunca se publican, debo insistir que unas reglas básicas de lectura o escritura no le vendrían mal.
Dice Ud: “Además, no podrá medir menos de 148 milímetros de ancho y 105 de alto. ¡Ni uno menos, ni uno más!”
Haciendo a un lado las kikuyadas del que redactó ese adefesio, no puedo pasar por alto su interpretación de que en este caso MENOS también significa MAS, donde dice eso ?
El problema de fondo Sr. Pallares, es que cuando dejamos la objetividad a un lado y entramos en interpretaciones sin fundamento, tiramos toda nuestra opinión a la basura, observe que el caso de Arroz Verde tal como se lo está tratando ya puede ser comentado en los programas de chismes de farándula ” que Mera dijo que Correa era un cojudo y Glas un bolsón” y así por el estilo.
Ya se que no publicará este comentario, ojalá lo tome en cuenta.