El testimonio adelantado que Pamela Martínez rindió ayer ante la Corte Nacional de Justicia introduce algunos elementos nuevos a la investigación sobre los sobornos que empresas contratistas del Estado habrían pagado, durante el anterior gobierno, a importantes miembros de Alianza País. Entre las novedades que han sido destacadas en los medios de comunicación están la presunta llamada de Correa a Martínez, su ex asesora, para saber si ella había destruido los archivos en los que estaban registrados los movimientos de dinero; el detalle de los montos que la propia Martínez habría hecho llegar, a través de intermediarios, a figuras del régimen como Alexis Mera, Viviana Bonilla y María de los Ángeles Duarte; y el origen de los $6.000 que se depositaron en la cuenta de Correa y que, según Martínez, habrían sido un remanente de los aportes ilegales.
Si bien el caso “Arroz Verde” deja entrever, una vez más, la enorme corrupción que tuvo lugar durante el gobierno de “las manos limpias y los corazones ardientes” y, posiblemente, termine comprometiendo directamente a Rafael Correa como cabecilla de la red ilegal para captar fondos, el testimonio de Pamela Martínez debería servir también para recordarnos otra práctica funesta que en el anterior régimen se volvió totalmente normal: nombrar en los más altos cargos del Estado a personas sin los méritos o las condiciones mínimas para ocuparlos y cuya única virtud era la amistad o la lealtad que los unía con Rafael Correa. Porque cabe recordar que después de haber sido asesora en la Presidencia (donde ahora se sabe que ejerció tareas absolutamente peleadas con la ética, no sólo relacionadas con los presuntos sobornos, sino también con tráfico de influencias), Pamela Martínez fue nombrada jueza de la Corte Constitucional y posteriormente vicepresidente de ese organismo.
¿Qué méritos encontró la comisión calificadora (designada por el nefasto Consejo de Participación Ciudadana correísta) en Pamela Martínez, cuya hoja de vida estaba lejos de acreditarla como una experta en derecho constitucional, para designarla jueza de esa corte, además con una calificación perfecta de 100 sobre 100 puntos? Seguramente los mismos méritos que en esos años encontraron al ahora prófugo Carlos Pólit para ser elegido contralor (también con un puntaje perfecto) o a Galo Chiriboga como Fiscal. Las mismas aptitudes que Correa encontró para haber elegido como miembros de su gabinete a personajes del nivel de Ricardo Patiño (en varios ministerios), Fernando Alvarado, María de los Ángeles Duarte y, como no mencionarlo, Jorge Glas. En el gobierno que se presentaba a sí mismo como el de la meritocracia lo que en realidad primó fue, además de la corrupción generalizada, una vergonzosa mediocridad en la cúpula del Estado o, en el caso de personas que al menos habían estudiado carreras afines a los cargos para los que eran designados, una humillante obsecuencia hacia la voluntad del caudillo (por ejemplo, en los ministerios del área económica y en el Banco Central, donde todos los esfuerzos parecían dirigidos simplemente a encontrar fuentes que le permitieran al gobierno mantener el ritmo de gasto).
Si la Justicia sigue avanzando en la investigación del caso Arroz Verde, es posible que nuevos nombres se sumen a la ya larga lista de altos representantes del anterior gobierno que ahora están prófugos o presos. Pero además de la necesidad imperiosa de penalizar los delitos que se hayan cometido en esos años (y también los que se sigan cometiendo), es importante que la sociedad así mismo empiece a condenar la designación en altos cargos del Estado de personas que claramente no cumplen los requisitos para ocuparlos. Eso, que aumenta la posibilidad de caer en errores e ineficacias, también es un acto de corrupción.
José Hidalgo Pallares es economista.
Me consta qué hay comentarios sin publicar. A mi me ha pasado especialmente cuando les mando correcciones de ortografía, puntuación incluida, o de redacción.
Tal vez sería bueno que respondan al comentarista los motivos de censura para que “corrija” su lenguaje rudo, o que corrijan el texto aunque sea con una “fe de erratas” digital, en esta era digital en donde el texto publicado si se puede corregir.
Fernando, en efecto algunos comentarios suyos han sido rechazados por el sistema. Su vocabulario es rudo. Y algunos de sus frases impublicables. Por fortuna usted es consciente de ello, como lo reconoce en este texto.
Unas seis veces he dejado comentarios a los articulos de 4P. Nunca se han publicado. Podria saber el porque?
Rafael, es la primera vez que veo su comentario sobre otros comentarios supuestamente no publicados. He buscado en “Spam” y en “Papelera” que son los sitios donde el sitio envía comentarios que, por algún motivo, no llegan a la bandeja de entrada. Y, en efecto, encontré un comentario suyo al artículo “Pamela Martínez, una jueza constitucional 100 puntos”, que se ha publicado en este momento. No hay más. Cordial saludo.
Correa, de largo el mayor corrupto y corruptor en la historia del Ecuador, pais en el que la mayor parte de su sociedad adolece de deficiencia moral y ética o indiferencia y apatía. Pocos fueron los valientes y persistentes que aqui reciben mi admiración y agradecimiento.
Las investigaciones han mejorado, el sistema judicial aun no genera un buen nivel de confianza y los resultados que se ven son aun pocos y de bajo impacto y no llegan cerca a la cabeza y artífice de esta maquina del delito llamada Revolución Ciudadana.
No escucho nada sobre la investigación en cuanto a la utilización de los aviones presidenciales durante el reinado de Correa. Estos aviones probablemente se utilizaron para sacar el grueso del botin en oro, billetes y otros valores, sin dejar mas rastro que la inexistente conciencia de unos pocos pero altamente retribuidos pilotos y colaboradores.
A los que investiguen y encuentren los rastros que lleven a la recuperación del botin, que bien repartido esta, el país debe entregarles el 20% de lo recuperado, y libre de impuestos.
https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/el-oro-sucio-ecuador-sale-avion-desde-guayaquil
Una satrapía escalofriante, el Ecuador quedó infectado de cinismo, desverguenza, latrocinio, mentira , de maldad, la mujer!, aquel ser singular, quedó denigrado con el asqueroso protagonismo de esas lechuzas impresentables , cómplices de la corrupción , que como urracas defendían a sus pillos , a sus chulos, les tendían alfombras y les lanzaban arroz y flores, mientras la pobreza y desesperanza cubría al Ecuador, consternaba ver a tanto niño frente a un futuro que más bien era un aterrador crepúsculo, pero como en todo, aún de entre las ruinas se escurre luz y aquella , sin exageración , fueron USTEDES ! Pelagatos, que nos enseñaron el significado del Honor.
Con tanto poder se pierde el norte y este es el resultado dd la cacareada ‘ meritocracia’ donde incluso tuvo cabida el primo pedro Delgado que ni siquiera tenía título. Sólo se ocuparon de armar una banda de gente inescrupulosa para proceder a atracar los recursos de los ecuatorianos. Esta ‘jueza constitucional ‘ Se evidenció como una mujer corrupta al más alto nivel, muy detestable y frustrante que optó por causar daño al país siguiendo las oscuras decisiones del nefasto jefe de la banda.
La corrupción tiene dos actores: el corruptor y el corrupto. Si bien Correa (corruptor) nombró en su círculo íntimo a ineptos obsecuentes, sumisos y cómplices, también merecen ser procesados los corruptos, que son vulgares ladrones que por una paga o tajada se prestan para ocupar cargos para los que no están preparados ni calificados, y por tanto no devengan el sueldo que perciben.
Y esto último es muy grave, ya que si bien Correa y los principales capos de la mafia están prófugos, hay corruptos que siguen ocupando cargos en el actual gobierno, que no es mejor que el anterior, ya que sigue ubicando a ineptos para los altos cargos de dirección del Estado. Vemos a muchos fungir de ministros, subsecretarios, gerentes, directores, miembros de directorios de empresas públicas, embajadores, cónsules o agregados en el servicio exterior, sin las mínimas calificaciones para tal ejercicio, mientras mucha gente preparada tiene que dedicarse a sobrevivir como pueda y de lo que pueda, por que los altos cargos (que son del Estado, no del gobierno de turno) están reservados para los serviles al régimen. Aparte tenemos a los funcionarios reciclados (igual que en el gobierno anterior), ineptos manifiestos que van de un cargo a otro y en ninguno demuestran idoneidad. Hemos visto antes a los Patiño, Rivadeneira, Duarte, González, etc. y ahora a los Michelena, Ledesma, Roldán, etc. Ni hablar de los que por ineptos dejaron de ser visibles pero descansan cómodamente en un sarcófago de oro como embajadores o agregados.
Y es que aparte de no aportar nada a la solución de los grandes problemas nacionales, por su desconocimiento deben respaldarse de grandes contingentes de asesores y empresas consultoras, y aún así, su aporte es nulo!
Y los ecuatorianos con el sudor y lágrimas de todos los días, pagamos este escandaloso derroche!
¿Hasta cuando?
Excelente comentario, pero ya que hablan de esa experta erudita en derecho constitucional con 100/100, se debería identificar como lo obtuvo y enjuiciar a los corruptos que le dieron las respuestas del examen, con hacerle 2 preguntitas al azar de ese examen a la experta nos daríamos cuenta como nos estafaron a los ecuatorianos colocando esa clase de personajes en la más alta corte. Que verguenza
Pamela Martinez preparó las preguntas para conformar el Consejo anterior……….y volvieron a repetir las preguntas cuando fue “candidata”……….y experta en “derecho constitucional”….Inaudito estos de las mente lucidas.
Excelente comentario.
Creo que la mejor forma de evitar esto sería que se exiban los curriculum en la prensa, para ver la experiencia de las personas que están formando parte de las altas cúpulas. Adicional creo que la mejora empieza conversando cada ecuatoriano en sus circulos sociales y promoviendo una sociedad que no acepte las irregularidades que ocurren todos los días en el país.
Muy de acuerdo con el análisis. Para Correa meritocracia era designar a incompetentes pero sumisos y leales. Nombrar y aceptar esos nombramientos en tales condiciones también es corrupción.
Pamela Martínez era servidora pública, pero trabajaba para AP, cuyo presidente era Correa: manejo de recaudaciones ilegales para el movimiento; tráfico de influencias para contrataciones y concursos de personal afín al “proyecto”, tráfico de influencias en lo judicial para lograr sentencias favorables al gobierno y al proyecto.
El corrupto Correa se vanagloriaba de nombrar para ministros y altos cargos, a gente muy joven y muy inexperta, seguramente para poder manejarlos a su antojo y llevar adelante sus dotes dictatoriales y malas prácticas.