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La Asamblea Nacional toca fondo

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La legislatura ecuatoriana, denominada Asamblea Nacional a partir de la Constitución de los 300 años, vive uno de los momentos de mayor desprestigio desde inicios del siglo XXI. La confianza ciudadana en dicho Poder del Estado sigue en franco descenso y para ello basta observar las cifras de proyectos de investigación serios, como el de Latinobarómetro. La población no cree en la actividad de los asambleístas y tiene argumentos suficientes para ello. La legislación que se aprueba se sustenta en el dogma y el insulto antes que en el debate de ideas, la fiscalización funciona intermitentemente y con criterios de juzgamiento diferentes para cada caso. Los temas relevantes para el país son desplazados de la agenda sin ninguna justificación, más allá del hecho que el Presidente de la Asamblea Nacional (sí, existe un presidente) no encuentra mejor momento que el convulsionado panorama de las últimas semanas para irse de viaje a China.

A lo dicho se suma la actitud poco patriótica y carente de cualquier respeto a la ciudadanía de los asambleístas María José Carrión y Héctor Yépez. Ambos han sido llamados por diferentes sectores de la legislatura a dejar sus cargos como titulares de las comisiones de trabajadores y de gobiernos autónomos descentralizados, respectivamente. El argumento político es que no tienen respaldo ni confianza de sus colegas para presidir tales espacios. El argumento ciudadano es que la Asamblea Nacional tiene que cumplir a cabalidad con el encargo efectuado por el electorado. Una y otra razón, sin embargo, son irrelevantes cuando se trata de apetitos personales y disputas internas. Ni Carrión ni Yépez dan su brazo a torcer y prefieren mantener inerte a dos comisiones clave de la legislatura antes que asumir una actitud de mínima consideración con el país.

En medio de este desorden generalizado, entre hoy y mañana llegará a la Asamblea Nacional el programa de ajuste económico propuesto por el gobierno. Con toda seguridad, el debate de los asambleístas se centrará en cuestiones superficiales y se pasará por alto la discusión profunda de los cambios inminentes que se requiere dar al aparato productivo y al rol del Estado. Primará el cálculo electoral cortoplacista y las acciones de baja ralea, como las ausencias premeditadas, las abstenciones sin fundamento o los votos en dirección contraria a lo que el legislador sostuvo como orientación ideológica hasta minutos antes de pronunciarse. Desde los sectores de izquierda se antepondrá el caduco discurso de los sesentas respecto el imperialismo yanqui y las declamaciones contra los multilaterales, causantes de todos los males, desde siempre y hasta siempre. De ello tenemos experiencia ya. Lo más lamentable es que no hay motivos para creer que esas prácticas vayan a cambiar en este momento.

Es cierto que se dejó atrás la Asamblea Nacional de los alzamanos y ese es un paso importante de cara a la consecución de equilibrios políticos, sin duda. Sin embargo, de esa aciaga etapa de la legislatura llegamos a otra en la que las ideas y la argumentación legislativa han sido extirpadas por completo. Pasamos de un escenario en el que un pequeño grupo pensaba la política desde Carondelet y disponía las acciones a seguir, a otro en el que la desconexión del gobierno central con la Asamblea Nacional es tal que cuesta mucho predecir cómo se comportará la arisca bancada de Alianza País frente a cada tema.

En esas lamentables condiciones, lo sucedido hace pocas horas en el Perú debería servir como una señal de alerta a la Asamblea Nacional. La ciudadanía está harta de traficantes de cargos legislativos, de improvisados que desconocen hasta las cuestiones más elementales de la normativa jurídica y de quienes en actitud reñida con la ética pública se oponen a ceder sus posiciones. Léase María José Carrión y Héctor Yépez. Con nombres y apellidos. Por todo lo dicho y mucho más es que el país tiene poca confianza en que las reformas estructurales tan necesarias para el futuro económico del país reciban el debate que nos merecemos. Seguramente, la Asamblea Nacional volverá a comportarse en conformidad con lo que nos tiene acostumbrados: como un grupo de políticos no profesionales que no distinguen el argumento de la mera opinión, que anteponen los prejuicios a las necesidades no satisfechas de la ciudadanía.

En momentos tan trascendentales para el país, ya quisiéramos tener en la legislatura a los Wilfrido Lucero, Marco Proaño, Raúl Baca o Antonio Rodríguez. Sí, aquellos legisladores de antaño que defendían posiciones ideológicas con argumentos. Cierto es que de esas épocas también son los ceniceros voladores y las invitaciones a miccionar en el rostro de los colegas del Congreso Nacional. Con todo y eso, identificar en la Asamblea Nacional nombres respetables como algunos de los mencionados, es una tarea ardua, complicada y de difícil pronóstico. Se cuentan con los dedos de las manos a quienes efectivamente cumplen a cabalidad la tarea que los electores les hemos encomendado.

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La ciudadanía tiene que estar atenta al debate sobre las reformas que enviará el gobierno: allí se podrán desnudar nuevamente los intereses particularistas de algunos legisladores y la supina ignorancia de otros. La opinión pública deberá estar alerta para exponer públicamente a unos y otros. Con nombres y apellidos.

Santiago Basabe es académico de la Flacso.

8 Comments

  1. Los actuacion de esta Asamblea, es el vivo espejo de su procedencia :
    El populismo correista reencauchado en su mayoria a populismo morenista en 1917: RESULTADO:
    Dos grupos corruptos que lo único que aspiran es tapar los atracos pasados y buscar la posibilidad de continuarlos en el próximo futuro.

  2. Disculpe Sr Basabe pero como dice el adagio popular esta haciendolo fuera del pilche. Que diferencia hay de aquellos sinvergüenzas que levantaban las manos a los mismos de ahora? Digame por favor? “Es un paso importante dice Ud,acaso vive en un frasco?

  3. Todos los asambleistas son unos hipócritas, vagos y mentirosos..Y el pueblo les paga sus sueldos y dietas!! Y el resultado es NULO..

  4. Estimado señor Basabe, si “se cuentan con los dedos de las manos a quienes efectivamente cumplen a cabalidad la tarea que los electores les hemos encomendado”, por favor diga sus nombres para tenerlos en cuenta . Muchas gracias.

    • Lo ideal sería que tuviésemos un presidente y un vicepresidente capaces de desarticular esa Asamblea Nacional y enviar a casa a toda esa sarta de vagos. Pero, con sementantes dos primeros empleados del País, nada se hará. Debería haber una asonada profunda para que larguen todos esos corruptos.

  5. Todo el Ecuador está representado por los asambleístas,ellos fueron concebidos y paridos en nuestra patria, no son extraterrestres. Es como somos tal cual. El ministerio de la ley hará lo que deben hacer los asambleístas.La pereza , es dueña de quienes nunca entenderán que tienen responsabilidades más allá de figurar como adalides de la democracia. Mae Montaño,profesional seria y excluida de un partido que no cree en la inclusión. Cuidado con decirlo en alta voz. Si en el camino a alguien se le ocurre pagarles sus sueldos,ellos mismos, con retraso , caramba afectarles en sus bolsillos eso haría milagros en su comportamiento. Da vueltas en mi cabeza, pagar impuestos con aumento para una parte de los habitantes de mi país,plenamente identificados en la asamblea nacional, o promover la rebeldía tributaria y no pagar a tanto parásito oportunista. Cuál posición me convertiría en un verdadero patriota????. Somos los mismos y todos estamos tocando fondo, si fuese de otro modo , harta presión y censura fuera la postura de nuestra parte , exigirles que trabajen por sus representados el método para que justifiques sus sueldazos. Solo el cura Tuarez logró aglutinar a gran parte de la opinión pública en su contra y con buenos resultados para todos los que entienden de democracia, el pueblo sigue lejos de ese entendimiento.

    • Esta institución proyecta un desprestigio tal que no se justifica tanto presupuesto para una gestión con pobres resultados, los ciudadanos vemos asqueados las acciones de estos dizque “representantes” que llegan a estos espacios para condicionar su voto, para diezmar a los empleados, para cubrir la corrupción, y son tan cínicos que incluso piden aumento de presupuesto para seguir en el despilfarro en tiempo de austeridad, siguen viajando por el mundo, faltando a las sesiones, no tienen visión de país.
      Con este negativo escenario qué podemos esperar respecto del paquetazo será otro show y el único perjudicado es el pueblo que termina pagando los excesos de esta gente. Es necesario activar la muerte cruzada y que se larguen todos, es verdad que esto nos genera mayor incertidumbre e inestabilidad pero es preferible a seguir en manos de la misma banda delincuencial que tanto daño hace al país. El mismo Lenin ha dicho que cuenta los días para dejar el poder, le falta liderazgo, no tiene un bloque definido en la Asamblea, no hay condiciones para la gobernabilidad y seguimos entrampados sin posibilidad de crecimiento socio-economico.
      Otro punto a considerar es que el CNE no es confiable y lo más probable es que tengamos otro proceso amañado donde nuestro voto no sea respetado, lo que tenemos es una institucionalidad viciada Y un pueblo en la desesperanza y frustración.

  6. La asamblea o congreso nunca ha sido un espacio de representación ciudadana. Todo lo contrario, ha sido un reducto elitista de poder donde confluyen y negocian pequeños grupos económicos que buscan la definición de un marco legal favorable a sus intereses. Lo politico esta subordinado a lo económico, pero incluso esa relación proyecta valores que no son afines a la diversidad de la sociedad ecuatoriana. La no despenalizacion del aborto, por ejemplo o la negativa de penalizar con dureza la corrupcion son claros indicadores de un conservadurismo en la concepción de los problemas fundamentales de la sociedad.
    De todas maneras la asamblea no debe desaparecer. Debe conservarse como un espacio donde se resuelvan cuestiones administrativas puntuales como condecoraciones nacionales, la adjudicación de la banda presidencial, etc. Quien debe debatir, aprobar las leyes importantes y ejercer fiscalización es la ciudadanía. Tenemos la tecnología para hacerlo. No sera algo inmediato por lo complejo, pero un gobierno responsable ya debería estar implementando los mecanismos para hacerlo.
    Seguir creyendo que la asamblea va a cumplir el rol que le corresponde de manera objetiva es ingenuo. Nunca lo va hacer porque su naturaleza esta viciada de nacimiento.

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