Los dirigentes indígenas, desde que irrumpieron con la fuerza en 1990, han encubierto bajo sus ponchos su condición de políticos activos, con la facha de líderes que defienden solo causas clasistas. Acompañados de un coro de la izquierda atrasa pueblos, se dibujan escenarios épicos de reivindicaciones étnicas, en los que la violencia se convierte en canto, el asalto y secuestro de convierten en poesía, en el que la más pedestre politiquería populista se vuelve un romance epopéyico. Los líderes indígenas son políticos violentos que gozan de la condescendencia mestiza, que los exonera de sus culpas. Y eso debe terminar. Como a cualquier ciudadano se les debe aplicar la fuerza de la ley, en el propósito de defender la sociedad de sujetos capaces de promover violencia y agresiones. No cabe excusa alguna de las que repiten activistas políticos encubiertos de académicos, ecologistas, artistas o defensores selectivos de los derechos humanos. El victimismo de indios sojuzgados por el poder blanco, es un atavismo que ha sido una coartada para la impunidad.
La supuesta legitimidad de la protesta social, empezó cuando la mafia transportista paralizó el libre tránsito. En relevo aparecieron dirigentes como el prefecto de Azuay, Pérez, quien abandonó su cargo para azuzar el relajo y mentir usando conceptos inaceptables como genocidios, matanzas. Un señor de apellido Vargas, ataviado como rapero, que humilló seres humanos, paradójicamente en la Casa de la Cultura, usada como templo del ritual de odio. Vargas indujo al secuestro de periodistas y policías, que fueron vejados. A Freddy Paredes intentaron asesinarle. Hay un catálogo de delitos y de culpables en ese episodio tan horrendo. Frente a ello la Conaie escurrió la culpa, con cinismo. Prendieron la pira y luego no tienen la decencia de hacerse responsables de los quemados.
No hay un momento preciso en el que pueda separar dónde empieza o termina la violencia indígena y su discurso incendiario, y dónde empieza la violencia de los terroristas armados, entrenados y financiados por el correísmo. Y no se pudo deslindar en los hechos quienes fueron actores materiales del vandalismo y la destrucción y tampoco se puede deslindar la responsabilidad de la autoría intelectual de tanta grotesca agresión. Denunciado el golpismo, si la dirigencia indígena no quería ser o aparecer complotada, debieron suspender su medida de hecho, debieron recoger su gente y moverla físicamente fuera de Quito. No lo hicieron, más allá que algunos se agruparon en los sitios ofrecidos por sus cómplices para descansar, no hubo instrucciones precisas de detener la violencia. Salvador Quishpe reconoció que el correísmo tuvo influencia estratégica y económica en la dirección del paro indígena.
En el ritual en la Casa de la Cultura, uno de los oradores, abyecto, enardecido, fuera de sí, arengando a una masa obnubilada, entre lanzas y gritos con consignas tribales, vociferaba amenazas poniendo en riesgo la vida de sus secuestrados (delito); convocando a que se desconozca la presidencia de Moreno (sedición) y llamándole “patojo de mierda” (cruel discriminación). Los mestizos no tardaron en escribir tuits y filmar videos para convertir toda esta barbarie en la poética lucha social, sin un mínimo de sentido crítico e integridad intelectual para repudiar la virulencia patológica de tanto ataque y maquillarla de justa protesta contra el “paquetazo”. En un video la defensora selectiva de derechos humanos de los izquierdos, criticaba la represión policial por racista. ¿Qué propone la señora Elsie Monge? ¿Qué la represión no es necesaria cuando la violencia es con poncho?
Moreno hereda una descalabro económico. La evidencia es contundente y cualquiera que quiera entender la comprende. ¿Qué opciones existen para solucionar el déficit sin aumentar deuda? O aumentan impuestos o reducen gastos. No hay que hacer esfuerzo para entender el dilema, si es que se quiere proceder con responsabilidad y racionalidad. No suba impuestos, no elimine subsidios sentencian con irracionalidad e irresponsabilidad los dirigentes indígenas acompañando la vacía consigna de resistirse a las recetas del FMI. Muestran tal pobreza dialéctica y movimiento neuronal lo que lleva a un callejón sin salida, a un entrampamiento imposible en el que las razones estorban a las consignas.
Conforme a su bastardía moral, el prófugo de Correa y sus agitadores aplaudieron la violencia de los indígenas. Y si no fue previamente acordada, la confluencia se dio naturalmente. Dirigentes indígenas y correísmo comparten la misma retórica contra las medidas económicas, comparten iguales lógicas antidemocráticas. Fueron aliados en la persecución a medios de comunicación y en general sus posturas excluyentes se orientan a la imposición por fuerza de sus intereses. Y en las formas violentas también. No es rara la asociación observada estos días. Muchos dirigentes indígenas, a pesar de que muchos otros fueron perseguidos, fueron y son parte de la camarilla correísta.
En estos días se mostró ese enfrentamiento clasista en el que cosechó triunfos electorales el discurso envenenado de Correa. Una sociedad siempre está fragmentada, pero lo insano es que alguna fracción quiera destruir a las otras o pretenda imponer su agenda. Las medidas económicas han recibido un mayoritario apoyo de la clase media que entiende que se ha escogido la mejor opción. Un primer camino para enseñar a los irracionales y respetar a los racionales es mantener la medida. Un segundo camino para que se entienda que el respeto a los congéneres y a la ley es garantía de convivencia es no perdonar las sanciones judiciales a todos los autores y responsables del miserable y criminal acoso contra la gente que vive en Quito.
Diego Ordóñez es abogado y político.
Otro columnista de este medio anotaba que no todas las críticas al movimiento indígena pueden ser calificadas de racistas. Pues esta es un ejemplo de texto del racismo que exudan algunas de ellas. Tiempos que no oía -desde la muerte de las abuelitas- esa otrora común clasificación -escala, más bien-, que hacíamos de nosotros los ecuatorianos: los irracionales (los indios) y los “racionales”. Se solía decir, incluso para describir el color de la piel o el grado de blanqueamiento de una persona: racionalita, la guambra. Bueno, aquí está de nuevo, enterita, esa clasificación.
Si alguna ventaja tienen las crisis y las situaciones dramáticas es justo esa: nos deja vernos de cuerpo entero. El afloramiento del racismo explícito de los portavoces de la clase media, de buena parte de ellos, durante el paro, es una faceta triste de ese retrato.
Artículo veraz y sesudo . Quien irrespeta la ley debe ser juzgado y sancionado , caso contrario :la sociedad ecuatoriana , el estado de derecho , y el propio ESTADO como tal , se derrumban .
Es momento de actuar, el ejecutivo, el poder judicial, la fiscalía, ¿cómo nos podemos imaginar que un funcionario elegido por el gobierno, ceda los espacios de todos los ecuatorianos, me refiero a la “Casa de la Cultura Ecuatoriana”, par que sirva de sede de los grupos indígenas sediciosos unidos a grupos urbanos violentos financiados, bien preparados y ejecutantes de los actos más violentos que hemos visto, con la mascara de protestas populares.? El Director de la Casa de la Cultura debe asumir su responsabilidad y el gobierno debería agradecerle sus “servicios” a favor de la cultura.
Me llama la atención porque se producen “errores” de las fuerzas del orden en lanzar bombas lagrimógenas contra el otro sitio que sirvió de guarida de indígenas y malandros, cuando el el sector donde se ubica la Universidad Salesiana, lateral norte de la PUCE y Politécnica Nacional, (Veintimilla e Isabel La Católica), ¿para qué entraron ahí?, en ese sitio no hay nada más que lo descrito. ¿Es error involuntario de un despistado policía o algún infiltrado en la policía para para cometer desafueros que sirvan para que las organizaciones de derechos humanos y Defensoría del Pueblo, de claro alineamiento político, hagan gala de sus discursos y dogmas, donde la gente común, la policía los miembros de las FFAA no tenemos derechos humanos.
El Gobierno debe restablecer la capacidad de respuesta de la Policía y FFAA ante estos hechos vandálicos y aplicar toda la fuerza de la ley a los sediciosos cabecillas y ejecutantes de estos grupos violentos, sean o no representantes de gobiernos seccionarles, dirigentes políticos.
He visto los comentarios de todos y me sumo a sus conceptos y valerosos criterios, soy un pacifista como lo enunciaba Silvia Gordillo. Definitivamente hay personas que se quedan en sus meros pasionamientos y tratan de menoscabar y atropellar este tipo de pensamientos holísticos. “Ver en todos los frentes, sin distinción”, ese es el verdadero concepto que tenemos que prevalecer los ecuatorianos. Sin lugar a dudas se han vivido momentos de desazón e incertidumbre. Soy esmeraldeño y vivo en Guayaquil. Créanme si los gobernantes de Guayas y Guayaquil, no se hubiesen parado de la forma que lo hicieron, esta ciudad se volvía mil veces peor que Quito. Hay muchos que sesgan y critican el accionar de las personas que vivimos en la Costa, la mayoría no quiere a los Correístas más allá de que sus líneas ideológicas sigan en muchos lugares y con buena presencia, sin embargo, ya no son mayoría. Las personas de la Costa, si tenemos ese chip de que nos endeudaron hasta el alma, con esas preventas de petróleo y que queremos obviamente que hayan políticas públicas que permitan pagar esa deuda. Soy muy consciente, de que muchos de los que luchan por una cultura antiextractivista, tengan ideas muy cerradas. Soy ambientalista de profesión y vocación, sin embargo, no soy extremista. Según los nuevos requerimientos de los indígenas será luchar por mantener el petróleo bajo tierra y la minería en el subsuelo sin ser explotados. Pero no se dan cuenta que el anterior gobierno nos dejó esa paupérrima herencia de prevender nuestros recursos. Lamentablemente al ritmo que vamos y con la economía que tenemos no saldremos aún del extractivismo. Y ahí vendrá otra contienda. Quedan heridas muy abiertas después de todos estos sucesos, a pesar de todo debemos velar porque siempre se respete la institucionalidad. Más allá de criterios ideológicos y culturales erróneos que no se deben repetir. Bien dice el dicho “Tus derechos comienzan cuando terminan los derechos de los demás” y al paso que enfrentamos en este momento de la historia, la conclusión es:
“Una minoría destruirá toda institución o estado de gobierno, imponiendo sus condiciones y autoproclamando su impunidad”
Sigo creyendo a pesar de todo lo que ha ocurrido, Jaime Nebot es una buena opción presidencial, muchos critican su “modelo exitoso”, pero este Guayaquil es lo que es ahora, por los social cristianos. La paz y seguridad que existe en estos días y que no permitió que nos caoticen los revoltosos fue decisión muy sabia por parte de ellos. Ellos sabían que si permitían el ingreso de los indígenas se formaría una hecatombe sin precedentes.
Finalmente, sigo creyendo que hay alternativas para equilibrar el déficit fiscal y espero se encuentren lo más pronto, porque estamos yendo en una espiral rumbo al fondo.
Leyendo sus comentarios.. me doy cuenta de la división que hay entre ecuatorianos.. comprobando de que a estas alturas, haya regionalismo.. no parecemos humanos a momentos, es vergonzoso pensar que haya gente que se crea ganadora en estas contiendas… Solo pregunto.. quienes se benefician con todo lo sucedido? Mi opinión es que la irresponsabilidad es del presidente, por ponernos en esta situación .. porque él sabía que esto iba a pasar!! Discúlpenme señores ricos y otros que quieren serlo!!!
“No habrá paz en impunidad”. Correctísimo el título del artículo. Los dirigentes indígenas están convencidos de que tienen derecho a la impunidad. El punto es que, si bien la mayor parte del vandalismo fue manejado por hordas correistas, no es menos cierto que el indigenado aportó y bastante. Los saqueos a fincas, a Parmalat, por ejemplo, muestran muy claramente la participación de indígenas y no infiltrados. La actuación en el Ágora fue de vergüenza nacional, por la forma en que manejaron el secuestro (porque eso es lo que fue) a policías y periodistas; no es algo que merezca admiración y respaldo. Me da la impresión de que el punto de inflexión se dio con el ataque a los centros de refugio en las universidades; fue talvez ese hecho el que marcó la radicalización indígena. Después de torcerle el brazo al gobierno, lo menos a que aspiro es que hechos como los señalados sean sancionados con todo el rigor de la ley. De no darse así, perdamos nomás las esperanzas de un poco de institucionalización en nuestro país. Es de esperar también que se tenga información y medios para aprehender al grueso del vandalismo correista, especialmente extranjero, no por xenofobia, sino porque es inaudito que hordas externas vengan a querer tomarse nuestro país.
Excelente artículo, luego de ver la barbarie de ISIS-CONAIES, aupados por el sociópata sicópata de correa. Pude ver muy de cerca a los más abyectos primitivos del partido comunista marxista leninista chavista madurista correísta del Ecuador, como buenos cavernícolas terroristas imponiendo el miedo azuzados por el chulquero, prestamista del señor Iza y del Vargas que con el cuento de las multinacionalidades (craso error de la Constitución correísta) imponen con la violencia sus supinas ideas. Yo no voté por el Lenín Moreno, pero la barbarie mostró a los unineuronas.
Articulo totalmente visto desde el punto de vista gobiernista y en contra de la comunidad indígena, por que no habla Sr. Ordoñez de los muertos indígenas, porque no habla de la represión incluso en contra de las instituciones educativas donde se refugiaban mujeres, niños y universitarios que daban ayuda, indique a quién o a que medio los indígenas junto con Correa ayudaron a perseguir como ud. afirma, porque no dice que igual que el Sr. Vargas muchos “mestizos” de clases medias y altas especialmente desprecian y destilan odio contra los indígenas llamándolos de forma despectiva “indios” en las redes sociales o como el Sr. Nebot que cavo su tumba en la Sierra y jamas será presidente indicando que los indígenas regresen al páramo con un desprecio y claro discurso regionalista, porque no habla que la ley de fomento productivo que perdono a los mas ricos de este país cerca de 4000 millones, a no pero es mejor culpar de todo a los indígenas.
Deberia tener en cuenta, que aun se desconocen la causa de muerte de la mayoria de los fallecidos, 1 murio por que los potestantes impidieron que llegue una ambulancia despues de ser atropellado por un vehiculo particular, 2 cayeron de un puente accidentalmente, no dicen como exactamente, lo unico que se sabe sobre Tucumbi es que murio de una caida, y la cuasa de muerte del resto es aun desconocida. Me parece prematuro (y deshonesto) hechar la culpa de todas las muertes al gobierno cuando aun no hay evidencias de aquello.