Uno: las Fuerzas Armadas están en guerra, una guerra de alta complejidad, con grupos que pretenden destruir la nación y sus instituciones. Dos: las Fuerzas Armadas garantizan a la nación una vida de paz y con seguridad. Tres: Las Fuerzas Armadas no van a permitir que se repitan asonadas que atenten contra la paz del Ecuador y la seguridad de sus ciudadanos.
Si en la esfera pública no solo cuenta lo que se dice sino dónde se dice, cómo se dice y cuándo se dice, se puede concluir que Luis Lara Jaramillo, nuevo jefe del Comando Conjunto, dio hoy a la nación la respuesta pendiente desde las jornadas aciagas de octubre que convulsionaron al país. La dio en Parcayacu, durante su posesión y la de Luis Altamirano, como nuevo jefe del Ejército, en presencia del presidente de la República y otros responsables de las funciones del Estado.
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El país se preguntaba, en efecto, tras una actitud de los militares, entre la perplejidad y la impotencia, lo que está en derecho de esperar de las Fuerzas Armadas en caso de convulsión interna. Un interrogante dramático ahora que los líderes de la Conaie amenazan con volver a movilizarse sobre Quito si el gobierno no acepta el plan económico que entregaron a la Asamblea Nacional. Pues bien: el líder del Comando Conjunto fue tajante: no van a permitir que se repitan asonadas. El mensaje es claro. Sin embargo, Luis Lara lo hizo explícito en tres direcciones: los grupos violentos, los grupos criminales asociados con el narcotráfico y la subversión, y los corruptos. Los mismos grupos que pudieron pensar, viendo la pasividad militar, que podrían moverse en Ecuador como Pedro por su casa. Los verbos usados para señalarlos son reveladores del reto asumido por las Fuerzas Armadas: que no se equivoquen, que no se confunden, que no olviden…
El jefe del Comando Conjunto no dijo, como se antoja evidente, cómo evitarán las movilizaciones indígenas que impliquen un posible asonada, ni cómo neutralizarán a los grupos urbanos violentos. Pero es obvio que los militares trazaron la cancha de lo que deberá ser, se entiende, una nueva etapa de la institución militar. En ella, está previsto que no dejarán prosperar condiciones adversas para volver a padecer humillaciones y agravios para cumplir con el mandato constitucional.
Octubre es, en ese contexto, un punto de quiebre para las Fuerzas Armadas. Es un estigma, una afrenta que zarandeó a los militares y se convirtió en el centro de atención y preocupación de sus estrategas. No hay que inferirlo: lo dijo el jefe del Comando Conjunto al señalar que esos acontecimientos mostraron “las graves amenazas para la seguridad de la nación y la vida de los ciudadanos”. Lo subrayó cuando dijo que “no podemos, no debemos pasar por alto esta demostración de fuerza de grupos internos y transnacionales que quieren imponer un modelo que atenta contra los principios democráticos básicos, vulnera la Constitución y pone en alto riesgo la convivencia social”. Lo puso en evidencia cuando, al hablar de la guerra compleja a la cual tendrán que hacer frente, anunció una “nueva visión estratégica de la defensa y la seguridad de la nación”. Superar octubre es el nuevo programa de los militares. No hay que sorprenderse, entonces, de que ese fuera el único tema del discurso de cambio de mando. También lo fue para el Presidente.
¿De qué tamaño y volumen será la “profunda modernización y transformación” de las Fuerzas Armadas? Su máximo líder dio algunas pistas sobre su capacidad operativa. Es apenas obvio, no obstante, que los militares tienen tareas de reconstrucción tras el tsunami al que fue sometida su institución por parte del correísmo. Nada se dijo sobre el particular. En cambio, evocó (como es tradicional en FF.AA.) su participación en el desarrollo económico del país. Un punto criticado en el pasado y siempre polémico, pues, entre otras cosas, da viada a los militares para tener empresas o a competir en ciertas áreas con el sector privado.
Otro punto polémico, que Luis Lara Jaramillo citó en su discurso, tiene que ver con la misión política que, sin decirlo, se dan las Fuerzas Armadas: ser una “institución articuladora de la integración nacional”. Quizá la nación tenga que integrarse alrededor de la Constitución y todas las instituciones de la democracia; no alrededor de las FF.AA. Es un viejo debate, aunque no se ve quién lo anime en la Asamblea en este momento. Hoy la noticia es que Ecuador no es tierra de nadie y que los militares, en compañía de la Policía, y en cumplimiento de su misión constitucional, no permitirán que los violentos provoquen asonadas cuando se les antoje.
Foto: Presidencia de la República.
Los aires que ahora se respiran son los del covid 19, así que no hay ya como andar boquiabierto
Uno: las Fuerzas Armadas están en guerra, una guerra de alta complejidad, con grupos que pretenden destruir la nación y sus instituciones. Las guerras se dan entre ejércitos armados, no contra el vandalismo provocado por manifestaciones populares.
Dos: las Fuerzas Armadas garantizan a la nación una vida de paz y con seguridad. Las Fuerzas Armadas no garantizan, son garantes de mantener la soberanía nacional. Quienes garantizan la paz por medio del bienestar común, son quienes nos gobiernan.
Tres: Las Fuerzas Armadas no van a permitir que se repitan asonadas que atenten contra la paz del Ecuador y la seguridad de sus ciudadanos. ¿de cuales ciudadanos? Las fuerzas Armadas no son deliberantes, son obedientes, su misión es cumplir y hacer cumplir la constitución del estado. El presidente Moreno mintió, llegó al poder con otro discurso político y económico. El pueblo que votó por Moreno fue traicionado y está en todo su derecho de reclamar.
Parece que quien escribe esto, solo lo hace como canto de sirena para contentar a los 4 pelagatos que le alaban, porque creo que ningún periodista con sentido común y ética profesional podría respaldar las palabras de militares que amenazan y atentan contra la integridad de su propio pueblo, solo por pensar o tener ideas diferentes.
Sr. Periodista, la violencia solo engendra más violencia.
Usted sí que entiende la labor del periodismo. Según su lógica, aquel que entrevista a un dictador (Oriana Fallaci entrevistó a algunos), es porque, según usted, “respalda” lo que esa persona dice. Como ese ejemplo, podría haber millones. Su lógica es impresionante.
Si usted dice A, entonces también tiene que decir B.
O sea, si las fuerzas armadas no van a permitir más desmanes, entonces declaran explícitamente que van a utilizar toda su potencia de fuego contra los indios. Y si usted apoya en esto a las fuerzas armadas, entonces usted también apoyan el reordenamiento del país al precio de cinco mil o diez mil cadáveres de indios.
¿Lo dicen las fuerzas armadas en serio?
¿Lo dice usted en serio?
usted lea bien. Y no endose propósitos que no están dichos. Ni escritos.
Con “usted”, estimado Sr.Hernández, quiero decir el lector común, no su persona específicamente.
Me da la impresión de que la CONAIE quiere desatar una guerra racial en el Ecuador.
Con ellos de parte de ECUADOR… se puede estar tranquilo… Gracias desde acá.
Por fin HABLO un soldado¡ no más tintas medias,. el que quiera destruir nuestra sociedad, venga de donde venga, la respuesta debe ser terminante. Viva mi Ecuador, que fue pacifico porque verdaderos soldados lo cuidaron
Luis Lara Jaramillo, ha rescatado la dignidad y la esperanza para el Ecuador, es un discurso histórico, no cabe decir más.
Jose H,
Ya saben pelagatos, nada de: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación, están advertidos, acuerdense que ahora “se respiran otros aires, aires de libertad”, asi que simplemente obedecer, obedecer y acatar, sino …………
Milton, si es una amenaza nos vemos en la Fiscalía.
Todo eso está muy bien. Pero ese país seguirá siendo ingobernable mientras no vuelvan a la constitución de 1998, que rigió hasta 2008.
Todo volverá al orden si derogan esa constitución chavista que les dejó Correa.
El comunicado de las FF.AA. de Ecuador nos traerá el orden, porque estarán alertas a todos los actos que pasen líneas rojas como aquellas que vivimos en Octubre y venga de donde venga los actos que promuevan el atentado, y vejamen público de las propias FF.AA., están dispuestos a controlarlos en el marco de la Constitución. Esto no solo nos da alivio de que no se volverán a repetir los asaltos, robos, incendios, destrucción de la propiedad privada, sino que entendemos QUE TODOS ADOPTAMOS EL VALOR DEL RESPETO EN UNA SOCIEDAD DE CULTURA, en la cual los pueblos, la institucionalidad, la gobernanza interna, debemos tener como práctica cotidiana. Para que los indígenas (todos) estén alertados del comunicado es necesario que todo este manifiesto se traduzca al Kichwa, que es su lengua para que especialmente los adultos mayores (hombres y mujeres) no se dejen sorprender con multas y con amenazas y así vuelvan a subirles a los camiones sin saber que les traen para enfrentar una lucha interna, organizada por sus dirigentes (conaie), y por los políticos que pescan a rio revuelto.
Con las nuevas autoridades militares, es necesario que se ponga a funcionar como es debido el Servicio de Inteligencia, para identificar a los vándalos generalmente pagados, que siembran la anarquía, de tal manera que cuando sea inminente la próxima asonada, se los ponga bajo rejas. Videos y fotos hay cualquier cantidad para identificarlos.