El ministro de Trabajo, Andrés Madero, anunció ayer que en los próximos días, una vez que la Asamblea haya tramitado el nuevo proyecto de reforma tributaria (que reemplazó al archivado proyecto de “Ley de Crecimiento Económico”), el Ejecutivo enviará un paquete de reformas a la normativa laboral. Si bien en principio se trata de un anuncio importante, hay que tomarlo con pinzas por distintos motivos. El primero de ellos es que el Gobierno, y más precisamente el ministro de Trabajo, ya viene hablando sobre la reforma laboral y su inminente envío a la Asamblea desde hace meses. De hecho, en una entrevista publicada en julio en El Universo el ministro Madero aseguraba: “El proyecto para la Asamblea Nacional estará ya en los próximos días diagramado, organizado”.
El segundo motivo para tomar el anuncio con pinzas está en esa misma entrevista de El Universo, en la cual Madero dejaba entrever que en la reforma en la que él estaba pensando sería absolutamente superficial. Como ejemplo, el ministro decía que no se estaba considerando topar ni siquiera la jubilación patronal, obligación que beneficia a un porcentaje muy reducido de trabajadores y que, por el contrario, provoca que muchos empleados que están próximos a obtener ese pago se queden sin trabajo a una edad en la que es muy difícil reinsertarse en el mercado laboral. Incluso algunos representantes de los trabajadores se han mostrado de acuerdo con la necesidad de reformar la jubilación patronal.
Por otro lado, todo lo ocurrido en octubre –la violencia inusitada de las protestas, la forzada eliminación del decreto que eliminaba los subsidios al diésel y a la gasolina extra, el posterior envalentonamiento de la Conaie y otros movimientos sociales – anticipa que cualquier decisión que llegue a percibirse como “antipopular” (aunque no lo sea) puede desencadenar una nueva ola de protestas con la que el Gobierno seguramente no quiere lidiar. A esto se suma la actitud miope y populista que algunos líderes y movimientos políticos han mostrado frente a medidas impopulares pero necesarias (eliminar subsidios y aumentar impuestos), lo que anticiparía un escenario difícil para levantar apoyos en la Asamblea.
Finalmente, si el Gobierno busca que el proyecto de reforma laboral cuente con la bendición de los sindicatos, tampoco se puede esperar cambios de fondo (que son los que se necesita). De hecho, las declaraciones de distintos voceros de los trabajadores en torno a la tan esperada reforma han mostrado, en la mayoría de los casos, una oposición férrea a cualquier tipo de flexibilización y modernización de la normativa. De modo que si los sindicatos se muestran conformes con el paquete que el Gobierno envíe a la Asamblea, seguramente se tratará de cambios insustanciales, que en nada beneficiarán a los millones de trabajadores que actualmente están fuera del sector formal de la economía y a los que, por lo tanto, los sindicatos no representan.
Ese es, en realidad, el principal aspecto que el Gobierno debe tener en cuenta al momento de enviar (si finalmente lo hace) la reforma laboral a la Asamblea: que esa reforma, respetando las condiciones de los contratos ya vigentes, debe sobre todo facilitar la vinculación de los trabajadores informales, que no tienen salario mínimo ni protección de seguridad social, a un empleo que les brinde al menos esos derechos mínimos. El Gobierno –y los asambleístas que discutan el proyecto de reforma– también deberían tener presentes las últimas estadísticas del INEC sobre el mercado laboral, según las cuales apenas un 38,5% de la población económicamente activa tiene un empleo adecuado y el 47% del total de trabajadores están en el sector informal, es decir, en empresas o emprendimientos personales que no tienen RUC (a los que se pueden sumar trabajadores en empresas “formales” pero que no tienen un contrato legalizado). Más allá de las amenazas o los gritos que seguramente saldrán del sector sindical si el Gobierno finalmente se anima a enviar una reforma laboral de fondo, debe quedar claro que el objetivo principal de esa reforma debe ser ampliar las oportunidades para los trabajadores que están fuera del sector formal y, por tanto, no tienen quien los represente.
José Hidalgo Pallares es economista.
Realmente todo lo comentado en esta columna tiene mucha coherencia, simplemente esperemos que el Gobierno tome buenas decisiones y que no afecten para nada a los diferentes trabajadores más bien que estos salgan beneficiados porque ellos son los que ayudan a levantar el país, el esfuerzo de trabajar todos los días de miles de personas hacen que el Ecuador se mueva pero si este sector se ve afectado y no sale con ventajas pues será todo lo contrario, incluso como usted lo menciona el país podría paralizarse nuevamente y esto solo trae malas condiciones económicas para todos. Pienso que el estado debe tomar muy encuenta la elaboración, las propuestas, soluciones a esta nueva reforma que se quiere presentar . Sería muy exitoso si dicha reforma toma en cuenta a la población informal que trabaja y no tiene seguridad social, no tiene acceso a salud pública, contratos fijos y que en cualquier momento puede perderlo todo, se debe dar la oportunidad a que estos tengan más derechos, puedan extenderse profesionalmente con un negocio o dentro de uno, también que su remuneración sea más justa, que puedan vivir bien y tener así una buena calidad de vida.
La reforma mediante el blanqueo laboral, significaría que las empresas puedan generar empleo genuino que no sea una carga impositiva y no las comprometa a un futuro de endeudamiento y problemas legales.El problema no solo reside en el costo laboral, sino también al bajo financiamiento para la adquisición de bienes productivos, los impuestos, la debilidad de la operatividad de la ley y la baja de consumo, todas estas variables negativas caminan en la misma vereda a contramano de las pequeñas y medianas empresas.
El ambito laboral no trasciende por la modificación de las leyes laborales, pues la reforma laboral pasa por la flexibilización en materia de generar más empleo evitando el estrangulamiento de las empresas a la hora de contratar personal.
El código laboral ecuatoriano se estableció cuando las características del trabajo y la economía eran muy distintas. La economía moderna requiere de un mercado laboral con alta capacidad de adaptación, crecientes y diversos niveles de destrezas y frecuentes cambios de empleo.
Cuando han existido oportunidades de negocios y dinero en el mercado para realizarlos, la inversión finalmente siempre se ha realizado en el Ecuador, y con ella, la generación de puestos de trabajo, incluso, a pesar de la falta de seguridad jurídica que ha rondado el Ecuador por décadas.
Podríamos tener una política más sólida si nuestros lideres no fueran analfabetos económicos. La economia básica muestra que los esquemas típicos de control y regulaciones sin ton ni son, empeoran el crecimiento de la economia.Ni pensar en la corrupción.
No se puede aumentar la demanda sin aumentar la oferta.Para que se cumpla este principio tenemos que proporcionar dinero a los ciudadanos, brindando trabajo.
Sr Presidente : salga de su zona de comfort por su cuenta y explore el lado doméstico de la pobreza.
Eduardo Galeano» no son seres humanos , sino recursos humanos». Las protestas de Octubre fueron para mostrar violencia , no para achicar la desigualdad social. Dos códigos laborales , para fijar dos actualizaciones de salarios cada fin de año. El tercera vez candidato a la presidencia muy elocuente él, dice «SALVAR AL ECUADOR» no incluye más etnias que las necesarias en su spot publicitario , los otros no estudian . Los plutócratas tienen un ejercito de comensales que hacen que sus ideas sean consumidas , son persistentes y van con su tercer intento de que la reforma salarial se cristalice.
Si va a ser superficial, entonces, es mejor que no se haga nada. Porque cuando se quiera hacer una de fondo se dirá, ya hicimos una recién. Mientras tanto continuará alto el empleo inadecuado o como se lo quiera llamar ahora.
Tengo la convicción plena de que no existen los votos en la historia republicana del Ecuador, que hayan logrado cambios sustanciales en material de justicia social. El poder , aquel que gobierna tras bastidores ha marcado sus estrategias, una de ellas , dirigir la atención de la ultima protesta , hacia el actos vandálicos. La verdad , remisión de intereses y el perdón de multas a los empresarios , no tienen ninguna observación ni tampoco es caracterizado como uno de los mayores actos de vandalismo , saqueo y violencia a todos los ecuatorianos. El candidato que va por su tercera candidatura a la presidencia del país, ha dicho,”Que nos cobren más impuestos a los ricos”, está bien que lo proponga y estoy de acuerdo con él , sobre todo si esos impuestos son grabados a la riqueza,es decir, a su patrimonio. Impuestos a los ingresos ummmm pamplinas pura paja.
A mi parecer y en acuerdo con unas propuestas hechas por el ex ministro de finanzas César Robalino en un programa de radio,de que el sueldo básico para los trabajadores debe fijarse en 190 dólares por mes , no deberíamos tener afán de formalizar a los informales . Es decir, ya tenemos en el sector de los trabajadores informales la flexibilidad laboral que nos permite trabajar sin tantos compromisos a las empresas que todavía seguimos en el país y siga vigente la dolarización.