Junio de 2018, Nicaragua: un grupo de hombres encapuchados y armados incendian una tienda de colchones en Managua, la capital de ese país. En el incendio mueren seis personas, incluidos dos niños. Los principales sospechosos del atentado son los paramilitares que defienden a Daniel Ortega y que el régimen sandinista eufemísticamente llama “policías voluntarios”. Voceros oficiales reconocieron en un reportaje de la BBC que esa “policía voluntaria” existe y que está adscrita a la Policía nicaragüense para ayudarla a “mantener el orden”.
Abril de 2017, Venezuela: un video del diario El País, de España, muestra cómo las “milicias bolivarianas”, siembran el terror entre los opositores al régimen de Nicolás Maduro. De acuerdo con un reciente artículo de la Deutsche Welle, “unos 3,2 millones de civiles armados integran la Milicia venezolana, anexada al Ejército y creada por el fallecido mandatario Hugo Chávez, padre político del actual presidente Nicolás Maduro”. En un tweet, el dictador venezolano aseguró que esas milicias están preparadas “para defender y expulsar, a cualquier fuerza extranjera que ose tocar un palmo de nuestra tierra. Nos defenderemos de imperialistas, oligarcas y traidores, vengan de donde vengan. ¡No podrán con nosotros!”.
El tema de los grupos paramilitares afines a las dictaduras de Nicaragua y Venezuela viene a cuento por las recientes declaraciones del expresidente de Bolivia, Evo Morales, en el sentido de que si regresa a su país (actualmente está exiliado en Argentina) formaría sus propias milicias. “De acá a poco tiempo, si volvería (…) hay que organizar como Venezuela milicias armadas del pueblo”, dijo en una entrevista radial, en la que también calificó como un “error garrafal” no haber tenido un “plan B” para defender a su régimen (que él quiso prolongar pese a que la Constitución y una consulta popular se lo impedían).
Septiembre de 2016, Ecuador: en el que sería el penúltimo año del correísmo en el poder, dos dirigentes de base de ese movimiento participan en lo que muy livianamente calificaron como un “picnic”, pero que los videos muestran como un entrenamiento a civiles en tácticas militares. El régimen de entonces, como es su costumbre, se desentiende del escándalo sin dar mayor explicación (una nota de Roberto Aguilar en 4pelagatos describió de manera brillante el famoso “picnic” y sus entretelones).
Octubre de 2019, Ecuador: en medio de las esperables protestas por la (necesaria y conveniente, pero muy mal implementada) decisión del Gobierno de eliminar el subsidio al diésel y a la gasolina extra, varios grupos de personas, al parecer coordinados, y algunos de ellos equipados con escudos y armas artesanales, siembran miedo y violencia, principalmente en Quito, pero también en otras zonas del país. Aprovechando el caos, altos representantes del correísmo, empezando por el propio Correa, alientan las protestas y promueven adelantar las elecciones para terminar con un gobierno al que califican de traidor.
Noviembre de 2019, Nicaragua: Daniel Ortega justifica que los pueblos busquen llegar al poder con las armas si “no hay confianza en la vía electoral”. Lo dice, sin sonrojarse, quien va camino a ocupar la presidencia de su país por 14 años consecutivos (y 24 en total) y que en 2016 ganó unas elecciones colmadas de cuestionamientos. Lo dice también, y esto es lo importante para el caso ecuatoriano, un alto representante del nefasto socialismo del siglo XXI, muy cercano a Correa y al correísmo en general (hay que recordar las alabanzas de María Fernanda Espinosa al sandinismo; la misma María Fernanda Espinosa que como canciller se desentendió de la tragedia venezolana con el peregrino argumento de la “no intervención en asuntos de otros estados”). Así que, de cara a las elecciones de 2021, más allá del desmanejo de la economía, la desvergonzada corrupción o los atropellos a la libertad de expresión, hay que evaluar al correísmo a la luz de los antecedentes de Maduro, Ortega y Morales y de lo que ocurrió en octubre. Es decir, estar conscientes de que si el socialismo del siglo XXI retoma el poder en el Ecuador, estará dispuesto a armar a sus matones con tal de no soltarlo nunca más.
José Hidalgo Pallares es economista.
Por algo crearon los CRC ( Comités de la Revolución Ciudadana), que ventajosamente se extinguieron, porque la mayoría se dieron cuenta a lo que se les quería conducir, cuál copia de Cuba, Comités de la Revolución Cubana, ¡ Prohibido olvidar !
Y peor todavía , con el Código de Seguridad aprobado en la Asamblea en los últimos meses de la anterior Asamblea , que legaliza la creación de guardias civiles armados , a órdenes del Presidente de turno , y denominado SERVICIO DE PROTECCIÓN PUBLICA , SPP , QUE LO QUE BUSCA ES CREAR ESTAS FUERZAS PARALELAS EN EL PAÍS , PARA PROTERVOS FINES . YA ESTÁ LISTO EL INFORME DE LA COMISIÓN RESPECTIVA , para que se derogue esta barbaridad . Que el Presidente de la Asamblea priorice este importante cambio legal .
Así es! Es de elemental responsabilidad de todos, evitarlo. El CNE tiene que contar con funcionarios honestos y creíbles. Es lo primero que urge implementar. El correismo está empeñado en tomar nuestra nación nuevamente en sus garras, si no unimos fuerzas y dejamos los egos, no lograremos sino que Ecuador sea nuevamente presa del totalitarismo y que la corrupción continúe. LUCHEMOS UNIDOS!!!