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El azar: enemigo permanente del gobierno

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Cuando de evaluar la calidad de un gobierno se trata, la atención se concentra de forma inevitable tanto en las decisiones asumidas como en los resultados que de allí se derivan. Aunque hay variables de contexto que inciden para que dichas decisiones sean más o menos exitosas, la opinión pública y el votante las valoran en menor medida al momento de formarse un criterio de cuán beneficioso fue para un país el paso de tal o cual gobernante. Más aún, hay ocasiones en las que la presencia de factores aleatorios, propios del azar, terminan ejerciendo un rol determinante en lo que los gobiernos pueden hacer o dejar de hacer en beneficio de sus ciudadanos. Sin embargo, la influencia del indescriptible azar no siempre entra en consideración para dar una puntuación más o menos certera respecto a los desempeños de una gestión gubernamental. En esos casos, lo único que queda por decir es que la suerte también juega a la política: en ocasiones a favor de quienes detentan el poder, en ocasiones en su contra.

En el caso ecuatoriano, difícilmente habrá un gobierno que haya corrido con peor suerte que el de Lenín Moreno. Si bien el precio del barril del petróleo cayó estrepitosamente durante las administraciones de Febres-Cordero y Mahuad, y en el primer caso además se debió enfrentar la rotura del oleoducto de crudos pesados (lo que significó una pérdida de 6,4% en el PIB), a nadie como a Moreno el azar le ha jugado tan mala pasada. No sólo se derrumba el valor internacional de venta del “oro negro” sino que a eso se suma una crisis financiera internacional. En el medio, cuando el gobierno decide tomar algunas medidas de ajuste económico (tibias y coyunturales, pero medidas al fin) y antes de que las llegue a materializar, el Coronavirus hace su emergencia planetaria. Con el lapidario escenario descrito, y siguiendo la sabiduría popular, al gobierno sólo le falta que le orine un perro. Entre argentinos y uruguayos se diría que es un gobierno “mufa”, aquél que trae consigo mala suerte y la expande por doquier.

En todo caso, eso es lo que hay, y lejos de que los hechos del azar eliminen la posibilidad de atribuir al gobierno nacional sus propios deslices y erróneos cálculos en lo político, la situación por la que atraviesa el país debe hacer pensar dos veces al Presidente Moreno respecto a la viabilidad de algunas de las medidas económicas que fueron anunciadas pocos días atrás. Por ejemplo, luego de las drásticas pero necesarias decisiones asumidas la noche de ayer, incrementar impuestos resulta una opción contraproducente, por decir lo menos. Si antes de que el COVID-19 irrumpa con fuerza en el país, las principales bancadas legislativas habían anticipado su negativa a aprobar reformas tributarias, insistir en ello ahora no sólo es tozudo sino que sería el punto de partida para una nueva derrota política del gobierno frente a la legislatura. Algo similar ocurriría si se insiste en el inconstitucional intento de reducir el salario de los funcionarios públicos. Si se mantiene dicha medida, las marchas y protestas no tardarán en hacerse presentes, aún cuando el estado de excepción esté en vigencia. ¡Tanto tiempo le tomó al gobierno asumir algunas medidas económicas para que el azar le juegue una mala pasada! Así mismo es cuando se gobierna con el santo de espaldas, siguiendo la jerga mexicana.

Sin embargo del deprimente panorama expuesto, de allí es posible extraer oportunidades políticas y económicas para el beneficio del país. Si el gobierno decide dejar insubsistentes las medidas que pensaba adoptar e inmediatamente avanza a paso firme hacia la focalización de los subsidios a la gasolina y eventualmente al diésel, habrá ganado mucho en medio de la adversidad. Para ello, se requiere trabajar más y hablar menos. Se necesita, por tanto, priorizar en los mecanismos tecnológicos que permitan una aplicación eficiente de la medida antes que en dar fechas o plazos que luego se modifican de forma interminable. Por ello, mientras la ciudadanía está en cuarentena, el Presidente Moreno debería estar pensando en cómo restringir el subsidio en los términos más eficientes en lo económico y menos onerosos en lo político y social. Si con tanta mala suerte ha corrido ya el gobierno, es difícil pensar que el azar le sea aún más esquivo.

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Al mal tiempo, buena cara. Que esta sea la oportunidad para que el gobierno tome una sola decisión trascendental en sus cuatro años de gestión: focalizar el subsidio a la gasolina y quizás al diésel. Si bien es cierto que revolucionarios y robolucionarios estarán juntos para intentar boicotear esta medida, cierto es también que si el gobierno trabaja de forma técnica en el mecanismo para aplicarla y sobre todo comunica sus beneficios de forma clara y didáctica, en esta ocasión los desestabilizadores no podrán salir triunfantes. Aprovechar de las malas jugadas que le ha traído al gobierno el azar para sobre la marcha asumir una decisión económica, única pero de fondo, puede llevar a que en el mediano plazo la ciudadanía no recuerde al Coronavirus por sus letales efectos sino porque fue el escenario en el que se tomó una medida histórica por los beneficios que de allí se pueden extraer en favor de la salud, la educación y el bienestar público.

Santiago Basabe es académico de la Flacso.

3 Comments

  1. Si no actúa creo que su presidencia peligra. Ni los que apoyan la propuesta de los OCP ni los heterdoxos podrán sostenerlo.

  2. El articulista con gran razón entre otras cosas opina :”…Por ello, mientras la ciudadanía está en cuarentena, el Presidente Moreno debería estar pensando en cómo restringir el subsidio en los términos más eficientes en lo económico y menos onerosos en lo político y social….”
    Me permití escribir algo al respecto y copio,
    “En la columna «El riesgo país está en el bloqueo político», me atreví a escribir un comentario, no lo publicaron,
    Esa humilde opinión coincide con ese articulo.
    Talves si lo copian y lo pegan, sería interesante porque A GRANDES MALOS GRANDES REMEDIOS, así comienza, presumo que no gustaron mis conceptos sobre «LAS GLORIOSAS»,
    ¿tal vez muy fuertes para el mito intocable?.
    Analizen la Historia de Costa Rica…”

  3. “Entra con pie derecho si quieres hacer tu hecho”, dice el refrán. Cuando recién entró y vio que “la mesa no estaba servida”, ese fue el momento en que debió plantear la eliminación de los subsidios a los combustibles y la gente no tenía más que aceptar el garrotazo en nombre del que le fue meando (no fue un perro) y dejándole que le cuide la huerta. Y ahora, ya mismo termina su periodo y sigue “craneando” la focalización de los subsidios. Parece que aquí no interviene la suerte. Afrontar un reto debe hacerlo el que está convencido que puede hacerlo; los pusilánimes ante la tarea deben dedicarse a aquello para lo cual se siente apto y no causar daño a los demás. Hay aventuras en las que no solo pierde el actor.

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