Diana Salazar, Fiscal General de la Nación, acaba de decir al Presidente que haga el favor de poner fin a una de sus ficciones: la Secretaría Nacional Anticorrupción. Se lo dice en una carta de cuatro páginas en la que le pide considerar “si es beneficioso para el país financiar a una institución pública, cuyas atribuciones ya se encuentran debidamente determinadas e implementadas por otras instituciones, como es el caso de la Fiscalía General de la Nación, como única titular de la acción penal”.
Mándelo a su casa, Presidente. Fiscal General Diana Salazar le pide al presidente Lenin Moreno que desaparezca la Secretaría Anticorrupción que dirige José de la Gasca, porque entorpece las investigaciones y pone en alerta a involucrados. No hace falta que exista. pic.twitter.com/WjfAbjs6Xn
— LaHistoria (@lahistoriaec) May 7, 2020
La austeridad no es el motivo principal que llevó a Diana Salazar a escribir a Lenín Moreno. Es la interferencia de esa Secretaría en las labores de la Fiscalía; particularmente en las investigaciones de corrupción que lleva a cabo, en el sector salud, desde el 16 de marzo cuando se declaró el Estado de Excepción. Según la Fiscal, esa dependencia, dirigida por José De la Gasca desde enero pasado, ha afectado el trabajo de los fiscales por la información que publica en redes sociales o por los pedidos que hace sin ser sujeto procesal. Lejos de ayudar, lo que hace es alertar a los sospechosos o investigados: así el riesgo de fuga crece, al igual que la posibilidad de destrucción de evidencias.
La Fiscal escribe al Presidente después de que su institución pidió a esa Secretaría, sin éxito alguno, que cesara sus prácticas. De la Gasca es un funcionario al que le ha ido bien mediáticamente en esta pandemia. Pretende tallarse un perfil, tipo Eliot Ness, de funcionario modelo que no tolera corrupción alguna, por pequeña que sea. Él dice ser el jefe de un equipo de investigación que puede “analizar con inmediatez los procesos de contratación emergentes y determinar las irregularidades, evidenciar las partes involucradas y exigir sanción de los responsables a los órganos de justicia”. Él investiga, él está en todas partes. Y, por supuesto, apenas revienta el escándalo, llega su Secretaría. En tuits y videos se dice que está instalando “Unidades de Integridad y Anticorrupción Emergente” en los hospitales Teodoro Maldonado Carbo y Los Ceibos, en Guayaquil. Eugenio Espejo en Quito. Rodríguez Zambrano en Manta, Verdi Cevallos en Portoviejo… “La Secretaría Anticorrupción, dice en un boletín, se encuentra activada en todos los frentes”.
El problema de De la Gasca es que se acostumbró a ganar indulgencias con avemarías ajenas. En el caso de la Fiscalía su Secretaría, que depende del Ejecutivo, volvió costumbre pedir información a los fiscales sobre los casos candentes. ¿Algunos se la dieron? El hecho cierto es que esa Secretaría se procuró información sobre algunas investigaciones y las publicó sin tener en cuenta la reserva de los casos y la discreción requerida para evitar fugas o destrucción de evidencias. Con esto De la Gasca pudo figurar en los medios como uno de los protagonistas de la lucha contra la corrupción.
No solo publicó información reservada: basándose en ella elaboró “Solicitudes de Acto Urgente” para pedir a la Fiscalía que requiera la autorización de un juez que ordene allanamientos y detención de personas. En el Caso del Guasmo Sur pidió allanar el hospital y media docena de domicilios. Y detener a cuatro personas. Hay mejor: De la Gasca se teletransportó o teletransportó a colaboradores suyos a sitios donde nadie les vio. Esto ocurrió en Los Ceibos, como lo dice en el video que aquí se publica, en un operativo que llevó a cabo la Fiscalía. Y como nadie los vio, la Fiscalía no los citó en el tuit que publicó en que agradece “a otras instituciones por su colaboración y trabajo coordinado”. Esa mentira de De la Gasca fue, al parecer, la gota que derramó el vaso en la Fiscalía.
https://twitter.com/SecAnticorrup/status/1257405421888954373
Ese es el contexto que explica por qué hoy la Fiscal General pregunta al Presidente cuáles son las atribuciones de la Secretaría Nacional Anticorrupción creada por él mediante decreto, el 15 de mayo de 2018, y reformado el 6 de febrero de 2019. La respuesta luce obvia: la Secretaría Anticorrupción es una ficción creada por el gobierno de Lenín Moreno deseoso de hacer creer que quiere y puede auditarse a sí mismo. Rafael Correa también creó una similar, en 2008, y la llamó Secretaría Nacional de Transparencia de Gestión.
Tener un zar anticorrupción es un recurso político cuyo sinónimo más ajustado es cortina de humo. Porque el poder no puede controlarse a sí mismo y debe ser fiscalizado por instituciones que no dependan del Ejecutivo. De la Gasca es un funcionario que, por ganar figuración, entorpece, dice la Fiscalía, sus investigaciones. Y como su Secretaría no sirve para nada y, además, estorba, la conclusión es obvia: debe desaparecer.
Foto: Fiscalía General del Estado.
José de la Gasca (a) Pepe Cortisona, es en realidad el Saco de Plomo, de la revista Condorito. Se lo ve en las entrevistas más con aires de actor de telenovelas, que se quiere robar la película de la Fiscalía, que como integrante de la Comisión Anticorrupción, preocupado por hacer un buen trabajo. Esa Secretaría debe desaparecer.