El gobierno de Lenín Moreno está entre las víctimas del coronavirus. Víctima política en este caso. Las denuncias de reparto de hospitales y el tráfico con la salud ha puesto a algunos de sus asambleístas en la mira de la Fiscalía General de la Nación. Esto trae otra consecuencia: minar la frágil base de apoyo político del morenismo. En ese sentido, la detención de Daniel Mendoza y su asesor es apenas la punta del iceberg de lo que se puede venir si Diana Salazar mantiene la velocidad de crucero con la cual está enfrentando la ola de corrupción.
Hay asambleístas correístas, ahora en el campo del morenismo, involucrados en escándalos. Y esa comprobación se convierte en una enorme papa caliente para un gobierno que, asediado por las urgencias sanitarias y económicas, ve más hipotecada su escuálida capacidad de reacción política. Se sabía que Moreno y los suyos esperaban la embestida de la oposición política en año electoral. Todos en su contra: correísmo, indígenas y movimientos sociales, partidos de la vieja izquierda, socialcristianismo, CREO… Sin embargo, el gobierno no contaba con la implosión de su frente interno. Y esto, que está sucediendo, cambia de rumbo la partida de ajedrez que se juega en la política nacional.
En Carondelet se encendieron las alarmas tras las desavenencias, con aires de ruptura, que se dieron entre Lenín Moreno y Otto Sonnenholzner. Distanciamiento político para Moreno y apetito electoral con ínfulas presidenciales por parte de Sonnenholzner: ese cisma hace pensar que el Presidente tendrá que buscar un cuarto vicepresidente en su mandato después de Jorge Glas, María Alejandra Vicuña y Sonnenholzner. Porque luce claro que el actual vicepresidente sigue en campaña y puede estar sumando motivos (incluidas las denuncias de corrupción contra el gobierno) para eventualmente renunciar a su cargo.
Su distanciamiento provocó, en todo caso, un reacomodo de fuerzas alrededor del círculo presidencial más cercano. Y aumentó la tensión que existe entre los dos centros de poder más importantes (pero no los únicos). Por un lado, los miembros de la mesa chica y, por otro, el sector que lidera el omnipresente Santiago Cuesta. Los dos son fieles a Moreno, por razones, intereses y circunstancias diferentes. Dicho de otra manera, esa tensión es real, es desgastante para el gobierno y no es ideológica. Cuesta ha preconizado ventas de activos del Estado que suscitaron alarmas dentro y fuera del gobierno. También ha sido muy cercano a Mendoza y a Sonnenholzner. Cuesta puede tener, entonces, una mirada diferente de la que tienen los otros ministros, también muy cercanos al presidente, sobre, por ejemplo, el destino de Mendoza o la pertinencia de las acciones de la Fiscal General de la Nación.
La fragmentación del frente interno, que administra Moreno, ha agregado ases a su juego político. No obstante, en momentos de extrema debilidad, como los actuales, fragiliza –más aún– al gobierno que el correísmo y otros actores quieren sacar del juego antes del 24 de mayo de 2021. Sus intentos han sido reiterados y ahora reinciden cuestionando la legalidad de la consulta popular del 2018 que puso fuera de la contienda electoral a Rafael Correa.
Moreno juega ahora con factores totalmente contradictorios: si apoya a la Fiscal podría pretender granjearse algunos réditos, pero espanta votos de aquellos asambleístas presuntamente corruptos que están en su grupo parlamentario. ¿Y qué hará si la Fiscalía lo incluye entre los investigados? Es obvio que aquellos que filtran documentos con ánimo de empantanarlo, le están lanzando una advertencia.
Así, las consecuencias del coronavirus están dejando al gobierno de Moreno en la zona de inestabilidad política más peligrosa de su mandato.
Foto: Presidencia de la República.
Una versión de este análisis fue publicada ayer, 14 de junio, en el boletín dominical de 4P. Si desea recibirlo, suscríbase por favor gratuitamente aquí: GPS4P.
“Hay asambleístas correístas, ahora en el campo del morenismo”
Copio esta expresión del artículo para explicar que estos delincuenciales sub grupos de Alianza Pais tienen precisamente la misma raíz, también se los conocía como “progresistas” o “revolución ciudadana”.
El hecho de que una organización de este tipo (delincuencial), cambie de líder, no significa que la esencia putrefacta de esa organización haya cambiado, o, ¿ya nos olvidamos del fraude electoral pasado?
Todo lo que comienza mal, acaba mal, y en caso de Moreno, acabará pésimo; el licenciado tiene un rabo de paja que espanta: fue cómplice y descubridor del atraco más grande al país, aunque él trate desesperadamente de distanciarse del jefe de la banda (comenzó con la traición y terminó con el referéndum), en segundo lugar jamás tuvo fuerza política ni liderazgo para conservar un respaldo de los asambleístas u oportunistas de su propio partido, luego viene el queminportismo para sanear las cuentas fiscales y reducir el tamaño grotesco del Estado, a continuación el reparto de cuotas de poder de la Asamblea Nacional (léase nido de ratas), que le va a explotar de un momento a otro y terminará con la bajísima credibilidad que le resta, y es obvio que ahora más que nunca estará arrepentido de haberse dejado llevar por su soberbia y vanidad cuando su jefe y amigazo (supuestamente) le pidió que lo reemplace en palacio con fraude incluido.
No creo que se haga un golpe de estado ahora que se está tratando de salir de la pandemia. Que hay grupos políticos y económicos que quieren la cabeza de Lenin en este momento, por supuesto que es así. Pero Lenin como el gran mentiroso que es seguramente está jalando para dos lados en este momento. Internamente estará convenciendo a su gente de que el gobierno debe seguir y buscar una proyección en las próximas elecciones, pero por otro lado también parece que se cansó de todo y está develando los trapos sucios de su gobierno que bien conocía (no me vengan a decir que Lenin no tuvo nada que ver con el regreso de Bucaram).
Todo esto a propósito de la actual coyuntura de movidas y contramovidas a mí me parece solo un juego, una simulación de poder que solo llevan a fin inevitable: Lenin dejara la presidencia en los tiempos que le corresponden y con más pena que gloria. Nada más.
Si el vicepresidente quiere buscar su propio espacio y lanzarse a la aventura presidencial, ya es momento que lo haga. SI los opositores del gobierno quieren masacrarlo necesitan el apoyo popular y de las fuerzas policiales o militares (y yo no veo por ningún lado aquello). Si hay mucha indignación y frustración en la ciudadanía, pero así está en todo el mundo. EL virus no fue hecho por Lenin.
Así las cosas este espectáculo no creo que sea más que una ilusión de poderes que supuestamente se están acomodando o reacomodando, pero en la realidad siguen y seguirán allí mismo sin variación, por lo menos hasta que se elija el nuevo mandatario y la nueva asamblea.
Alli es donde hay que poner la mira. La unica esperanza que tiene la ciudadana es un candidato que abiertamente esté dispuesto a darle el poder y la posición que nunca ha tenido. Algo así no será fácil de conseguir, pero como dicen, la esperanza es lo último que se pierde.
Un Gobierno con tremendo rabo de paja como el de Moreno , incluido obviamente el nunca aclarado episodio del apagón informático en las elecciones del 2017 , tiene que recurrir a actos bochornosos e ilegales , como es entregar cuotas de poder a ciertos asambleístas corruptos , para buscar apoyo político . Y que mejor no se meta en la Fiscalía , y permita que esta institución cumpla su labor , y en un acto de desagravio hacia la sociedad ecuatoriana , persiga y logre que se encarcele a todos los corruptos ROBOLUCIONARIOS , anteriores y actuales , que han asaltado este pobre país .
En el apagón informático del 2017 es donde hicieron el fraude y le dieron la victoria a Moreno.