El fallecimiento de Carlos Luis Morales es un hecho penoso. Su muerte agrega a esta situación caótica y de colapso que a muchos hace pensar que el país vive un reality show similar a las series que propone netflix. O a los capítulos de alguna novela macondiana que escribió García Márquez, aunque no en estos términos. Porque Ecuador descubrió gente que negocia con cadáveres. Gente que trafica con medicamentos, con mascarillas, con trajes de protección para el personal de la salud. Gente que se roba la plata del presupuesto de un hospital que jamás será construido. Gente que esquilma los fondos destinados a la salud pública y que, gracias a eso, amasa fortunas.
Y descubrió, gracias a la Fiscalía, que hay políticos que protegen ese sistema. Que viven de él. Que usan su influencia y sus contactos para arreglar contratos y ganarlos. Políticos que se hacen millonarios, acosando y chantajeando a gobiernos que, ante la imposibilidad de denunciarlos, por el rabo de paja que administran, pactan con ellos. Y claro, el país también descubrió jóvenes ricos, con gran futuro supuesto, político o empresarial, que en realidad son delincuentes, y que a los 30 años tienen todo resuelto. Con propiedades aquí y en Miami y romances con reinas.
Carlos Luis Morales cayó en ese sistema. También él fue víctima consciente, según cuenta un amigo, de esa espiral del dinero fácil que lleva a sus protagonistas a perder el sentido de la realidad. A creer que nadie los va a descubrir. Y que si lo hacen, no los van a tocar porque les será imposible juntar las piezas del rompecabezas. O cuentan con siempre hallar una salida. Una coartada. Un chivo expiatorio.
Morales, apenas llamado por la Justicia, entró en un proceso complicado para él. Se deprimió profundamente. No hizo nada por evitar un ambiente de estrés incompatible con su estado de salud que incluía, según su amigo, problemas graves con su espalda, producto de su carrera deportiva. El desenlace conocido es lamentable.
Su muerte pone sobre el tapete de la conversación pública los imponderables de la vida real que son más testarudos que aquellos guiones que regentan la producción de las series de Netflix. Alain García, el expresidente peruano, prefirió el suicidio a la pérdida de su libertad y de su honor después de que la justicia lo acusara de actos de corrupción. También su desaparición constituyó un campanazo para los corruptos del Perú. Porque ser corrupto no solo trae fortuna, apartamentos en Miami y reinas de belleza: tiene costos inmensos. Aquí, para seguir en la coyuntura, Daniel Salcedo casi muere en su huida hacia el Perú. Rafael Correa perdió para siempre la leyenda, que tardó años en construir para las páginas de la historia, de ser el mejor presidente que parió el Ecuador y un hombre impoluto de manos limpias y corazón ardiente. Los nombres de Jorge Glas, Alexis Mera, los hermanos Alvarado, Gabriela Rivadeneira, Ricardo Patiño y la tracalada de corruptos del correísmo, figurarán siempre como sinónimos de corrupción.
Ser corrupto implica, como dice el amigo de Carlos Luis Morales, ser fiel a las redes corruptas: “las redes del mal te cobran, no te sueltan”. Algunos huyen del país. Otros están presos. Otros, como Dalo Bucaram, terminarán posiblemente como su padre refugiado en Panamá. La corrupción paga, pero también mata. Y eso es lo que hoy el correísmo está empeñado en ocultar. Se entiende que quieran señalar como responsables de la muerte de Morales a la Fiscalía y a la prensa. La Fiscalía, que ya no suya, porque su medida es tener ahí funcionarios como Galo Chiriboga, hoy los llama a rendir cuenta de sus raterías. La prensa es su derrota más grandilocuente: nunca pudieron callarla. Ahora la miseria humana los lleva a querer convertir a Carlos Luis Morales en un cadáver exquisito: justo a la medida de su expectativa más tenebrosa: robar con total impunidad.
Lo increíble no es que lo hagan los correístas: increíble es que políticos de derecha, como Luis Fernando Torres, quiera convertir la muerte de Carlos Luis Morales en un acto de linchamiento mediático, judicial y político. ¿Qué quería Torres? Que los medios no muestren las evidencias que encontraron en sus investigaciones? ¿Qué la Fiscalía no lo mande a detener o no le ponga un grillete? ¿Qué el partido del cual ha sido aliado, el socialcristianismo, no le pida la renuncia o no busque su destitución?
Que la trágica muerte de #CarlosLuisMorales sirva para que no se linche mediática, judicial y políticamente, a nadie, cuando ni siquiera ha terminado una instrucción fiscal. Se ha ido con un infarto el mejor arquero de Barcelona y un prefecto del pueblo
— Luis Fernando Torres (@lftorrest) June 22, 2020
Torres no dice lo más importante: que los políticos sean transparentes. Que respeten la poca plata que tiene este país para encarar las necesidades de la gente pobre que no viola la ley para sobrevivir. Torres hace equipo con los correístas para buscar culpables de una muerte desgraciada y triste de un hombre que, bien pensado, tenía su vida resuelta. Y no necesitaba arriesgarla como lo hizo.
Foto: El Universo.
La corrupcion desborda todos los niveles de gobierno, tanta corrupcion es imposible de esconder y esto es solo una pequeña parte de lo que se llevaron los de la banda del anterior gobierno , decenas de miles de millones , y pretenden con descaro querer participar en las proximas eleciones ; pero el pueblo empieza a reaccionar , mas voces ciudadanas dicen: no mas corrupcion , cada vez mas grupos sociales , frentes ciudadanos, se unen para luchar contra la corrupcion y esta es la unica forma de acabar con la corrupcion , acabando con los corruptos , con la participacion directa de los ciudadanoc en un nuevo gobierno ; es, esta participacion politica, el camino a un nuevo pais y asi eliminar a la corrupcion ; la politica y la administracion de los recursos publicos es demasiado seria para dejarla en manos de estas bandas de politiqueros , es esta participacion masiva liderada por ciudadanos honestos y eficientes que buscan un nuevo pais, lo que cambiara la patria, para que sea un nuevo Ecuador de libertad, prosperidad y seguridad.
Que lamentable comentario de Torres . Solo falta que proponga que se declare a Morales político símbolo y que en su honor se dicten leyes para que los políticos puedan robar los fondos públicos sin stress .
“Eres, al fin y al cabo, lo que eres. Aunque te pongas una peluca con miles de rizos, aunque te pongas tacones de un codo de altura, seguirás siendo lo que eres.” Goethe.
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Gente de la política de antaño. En deuda con el país.
Gente de la “derecha, centro derecha” y más layas, en confrontada con la historia.
Gente de izquierdas, con algunas conquistas sociales, pero superadas por el envilecimiento.
Gente del populismo, de amargos y terribles recuerdos.
Políticos viejos, la mayoría malos, políticos jóvenes, peores.
“Váyanse todos”. “Queremos caras nuevas” . Unos y otros, un fracaso.
Políticos viejos y malos, pero ” arrepentidos” vuelven con su amor por los pobres.
Ex – Presidentes fracasados se anuncian como los nuevos Salvadores, por su experiencia.
Partidos políticos que no son tales.
Mas de dos centenares de movimientos políticos.
Unos mueren enseguida y no tardan en renacer con otro nombre.
No son las ideas, es el número de afiliados, con firmas de compromiso o conveniencia.
Revoluciones?. Algunas. La mitad de los grupúsculos políticos son revolucionarios.
Casi todos odian el imperialismo, el ex colonialismo y a todos los “ricos”
Los revolucionarios de aquí y de allá con sus miserias a cuestas, casi iconos religiosos.
Tarimas, bailes, guitarras, loas a personajes extraños sin que se los conozca a plenitud.
Corruptos y corruptores. Rateros y ladronzuelos. Desorganización y falta de control.
Fiscales corruptos o Fiscalía desbordada que no puede investigarlo todo.
Sistema judicial corrupto desde que a uno le alcanza la memoria.
Miles de opiniones, la mayor parte contradictorias, desalentadoras, equívocas.
Corruptos como fiscales públicos de otros corruptos. Insultos van y vienen.
¿ A dónde vamos, quien se adhiere al país y no a su interés personal?
¿Quiénes llaman a la unidad, a la adopción de un camino consensuado?. Nadie.
Y los líderes y hombres “que no han robado nunca” nos siguen ofreciendo sus servicios.
No hay en quienes creer. Ya los conocemos.
Porque citando a Goethe:
ERES, AL FIN Y AL CABO, LO QUE ERES. AUNQUE TE PONGAS UNA PELUCA CON MILES DE RIZOS, AUNQUE TE PONGAS TACONES DE UN CODO DE ALTURA, SEGUIRAS SIENDO LO QUE ERES.
Luis Fernando Torres es uno de esos políticos mañosos, expertos en la mentira y la falacia, más bien creo que su comentario es una forma de curarse en cuerpo pues él mismo podría ser un posible caso similar al difunto Morales… Un abogaducho de cuarta fila que a raíz de su Alcaldía ahora vive en una mansión, posee edificios, empresas en Ambato y por último se dio el lujo de heredar el sitio de Asambleísta al incapaz de su hijo “graduado en el exterior” quien con dificultad avanza a hilvanar un discurso; no se sabe además a qué profundidad Torres tiene acceso a los más altos secretos del grupo socialcristiano.
Recordar además que este ciudadano una vez fue vetado del mismo PSC pero como todo es posible en ese submundo ahora ha vuelto a ser reclutado por la tienda de Nebot. Parece que Torres intuye su futuro con lo sucedido a Morales y siente la Espada de Damocles cada vez que se despierta…