El elector ecuatoriano vota por personas, no por programas: si esta premisa fuese enteramente cierta, Gustavo Larrea sería, entre los candidatos a la Presidencia, el que suma el mayor número de desventajas. Por tres razones, en particular:
Primera: Ahora que se habla, otra vez, de hartazgo de los políticos, él es el que más oficio político tiene. Lo lleva en sus genes: su padre fue ministro de gobierno y tuvo que exilarse en Venezuela tras la dictadura de Rodríguez Lara. Y su bisabuelo, Camilo Larrea, y dos de sus tíos bisabuelos, participaron en la revolución de Alfaro.
Segunda: ahora que se dice que las nociones de derecha e izquierda no tiene significado alguno, él se dice resueltamente de izquierda. Desde la universidad hizo parte -con Lenín Moreno- del Frente Revolucionario Estudiantil; fue miembro de la Acción Popular Revolucionaria Ecuatoriana (APRE) de la cual fue diputado en 1994, (por ese partido fue subsecretario de gobierno con Abdalá Bucaram en 1996), y dos veces ministro en los dos primeros años del gobierno de Rafael Correa.
Tres: si los programas políticos no cuentan para la mayoría de electores, Larrea, presidente nacional del movimiento Democracia Sí, tiene pocas oportunidades al reivindicar el espacio de la centroizquierda que un día ocupó, con las banderas de la socialdemocracia, la Izquierda Democrática.
No obstante, y a pesar de esas supuestas desventajas, él fue uno de los ganadores en las elecciones seccionales de 2019: su partido obtuvo 32 alcaldías; 8 con alianzas, y 5 prefecturas, 4 con alianzas. Esos resultados son precisamente el fruto de acuerdos programáticos con movimientos locales. Larrea, a pesar de aspirar a ocupar el centro, representa, en el marco de la polarización que generó Correa, una fuerza política antiautoritaria. Por vocación o como recurso, él ha usado esta estrategia para tratar de solventar los malentendidos que arrastra desde 2009, cuando se conoció el diario de Raúl Reyes, entonces líder indiscutido de las FARC. En él está citado Larrea, junto a Ignacio Chauvín, un funcionario que trabajó con él, como subsecretario en el Ministerio de Gobierno. Reyes acusó a Correa de haber recibido dinero de las FARC para su campaña. Larrea negó las conexiones y endosó muchas de esas acusaciones al gobierno de Correa que, según él, lo calumnió, lo persiguió y lo proscribió de la vida política.
En ese período, él fue uno de los primeros líderes de la Revolución Ciudadana que abrió fuegos contra Correa, después de haberlo ayudado a subir y haberlo atornillado en el poder. En todo caso, no puede negar haber estado entre los fundadores de Alianza País, haber sido responsable de la operación política que destituyó a 57 congresistas que fueron reemplazados por sus alternos, encargados de dar paso a la Constituyente que produjo la Constitución de Montecristi. O de haber sugerido a Correa el nombre de Lenín Moreno para la papeleta como vicepresidente…
Pero, al mismo tiempo, se opuso a reprimir a los habitantes de Dayuma, en paro porque el contratista que construía la vía de acceso a su pueblo no les pagaba. No haber cumplido la orden de Correa -Fernando Bustamante sí lo hizo-, le valió ser botado del gobierno y el recadero de ese mensaje fue Ricardo Patiño. Y aunque regresó meses después al Ministerio de Seguridad, por pedido de Correa, la ruptura no se compuso. Eso explica por qué, desde 2011, cuando Correa convocó a consulta popular para meter la mano en la Justicia, Larrea se sumó a las fuerzas democráticas país que se opusieron al correísmo. En 2016 estuvo en la campaña presidencial de Paco Moncayo, que quedó en cuarto lugar, y en 2018 hizo campaña nacional a favor del Sí, en la consulta popular que prohibió que las autoridades de elección popular puedan ser reelegidas una sola vez. La consulta inhabilitó a Correa y la campaña ayudó a Larrea a dar a conocer en el país su movimiento, Democracia Sí.
Larrea no figura hasta ahora entre los posibles finalistas, pero sus amigos consideran que su objetivo mayor es lograr una presencia significativa en la Asamblea Nacional. Para ello ha trabajado en un plan para pensar las provincias y los municipios hasta el 2030, desarrollar la democracia y la inclusión social y priorizar la crisis económica, la producción, el empleo, la lucha contra la pobreza, el turismo, la salud y un cambio drástico en educación. Los derechos de la mujer, la lucha contra la corrupción y la política ambiental son ejes transversales de su proyecto.
¿Cuánto pesará en su campaña su equivocación al haber aupado a Correa y haber apoyado al gobierno de Lenín Moreno, del cual niega haber sido un asesor discreto pero eficaz? En el tablero de los marqueteros políticos Gustavo Larrea es un candidato atípico: suma el mayor número de desventajas y malentendidos, pero también es el animal político que siempre tiene y mejor esconde ases bajo la manga.
Foto: La República.
a este tipo ya no se como rebautizarlo , como jose fouche o como Gustavo Genaro luna alias conrado sol.
es de absoluta desconfianza. todo el es de absoluta desconfianza.
lo siento, no inspira.