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El honor de ser Pelagato

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El raquítico moral de Correa se enaltecía llamando pelagatos a sus opositores. Un académico, con el propósito de denigrar mis críticas, me llamó escudero. Y ambas condiciones, vistas desde el orgullo de haber levantado la voz, de no sucumbir al miedo, de retar a las élites y a sus pensadores, son epítetos convertidos en medallas. En tiempos de la revolución corrupta, fue un reto a la integridad no eludir la denuncia del autoritarismo, del abuso, de la corrupción y del carácter empobrecedor y destructivo de sus aberraciones económicas. Las élites se acomodaron. Los académicos, salvo contadas excepciones, si no fueron parte del “proyecto”, le ofrecían condescendencia. Muchos periodistas se convirtieron en voceros bien pagados o en verdugos de sus colegas. Fue un reto que algunos asumieron por honradez intelectual. Eso fue el proyecto 4Pelagatos. Salvar la obligación del periodismo de contrariar la política.

Hace cinco años José Hernández me comentó su proyecto de montar un medio digital. Perseguido por el correísmo, el cierre de la Revista Vanguardia y por el acomodo de facto de los medios tradicionales a las represivas reglas impuestas desde el poder, José advirtió que la ventana de libertad, el balcón para sostener el rol crítico, irreverente y contestatario de la opinión estaba en la web, en las redes sociales. El reto fue buscar financiamiento y sigue siéndolo. Eran tiempos en que se prohibió la inversión en medios y el ejercicio del periodismo y de hacer opinión se convirtieron en actividades de riesgo, en lo humano y en lo económico. Fue una gran deferencia que un peso pesado del periodismo me cuente su proyecto, pero no le pregunté si me invitaba a ser parte. Lo di por hecho y me sumé a la idea y a recorrer un camino que parecía infructuoso.

Inicialmente el proyecto incluía ocho periodistas. Pero desistieron brevemente, supongo por la incertidumbre de lograr financiamiento. Martín Pallares y Roberto Aguilar perseveraron en el camino y el riesgo. Personajes de virtudes periodísticas y retóricas excepcionales, junto con José, obsesivamente independientes, incapaces de subordinar sus plumas. Eso dificultó sostener económicamente el portal. Inicialmente algunos empresarios quiteños hicieron algunas pocas contribuciones para el arranque. Luego, otro grupo de amigos quiteños se juntaron para estructurar el plan financiero. El financiamiento ha sido una gran limitante. Pequeño pautaje privado y la decisión de no aceptar pautaje público, por un periodismo sin censura, contrasta con otros portales más exitosos en lograr recursos, en mucho de fuentes gubernamentales.

Por obsesiva transparencia, José Hernández tuvo la precaución que en mi columna se identifique mi vínculo con la política. No soy periodista y mis espacios de opinión tuvieron la perspectiva de un actor de la política, no electoral, pero asociada a ideas, a personas y conceptos, en espera de un momento a tomar un compromiso de participación directa. Y ese momento llegó ahora que se necesita dar un soporte a una visión de la economía y de la política que nos ponga a distancia del atávico populismo y desorden institucional. Luego de que se ha mostrado la ineficiencia y corrupción del modelo estatista, es tiempo de conducir al Ecuador a la agenda del progreso por vía de la libertad, de la competencia, de los mercados abiertos, del gasto público eficiente y de servicios estatales de calidad. Y para crear una estructura legislativa apropiada es necesario prestar el contingente en la Asamblea Nacional. Y eso intentaré hacer.

Desde 2007, cuando se inició el avasallamiento de las libertades, de la moral y de la economía, conocí a Guillermo Lasso cuando intentaba persuadir a la impávida y acomodaticia élite de tener una estrategia política para enfrentar al socialismo del siglo XXI. En 2009 decidió que debía llenar ese vacío de ideas y de liderazgo. La oposición no tenía formas de expresión política. Lasso salió de una zona de gran confort personal, arriesgó su patrimonio y se expuso para dar cara a una versión liberal e institucional y contrariar al poder hegemónico y abusivo del correísmo. Conceptual y estratégicamente he estado alineado a ese pensamiento y proyecto, sin involucramiento electoral. Hoy creo que todo lo que he escrito, más de doscientas columnas, durante esta sublime experiencia de reflexionar sobre conceptos, sobre realidades, sin perder la objetividad, criticando a la élite chata, al populismo, a la derecha corporativa que ha hecho más daño que la izquierda tirapiedras, debe expresarse política y electoralmente junto al proyecto que representa Guillermo Lasso. Seré candidato y espero, de llegar a la Asamblea, hacer mérito de los valores morales, sentido de irreverencia y objetividad que representa 4Pelagatos.

Agradezco a José Hernández y a Martín Pallares, la posibilidad de haberles podido acompañar en la tarea de contribuir al debate público de altura que persigue el portal, de ver de cerca su ética, su perseverancia por la independencia. Soy testigo de que, en los esmirriados ingresos de 4P, Guillermo Lasso nunca ha sido parte de los aportantes ni en capital ni en publicidad.

Ahora paso a la vereda del frente, en donde transitan todos aquellos a quienes confrontan con sus críticas y cuestionamientos. Pero espero volver con la moral intacta, que me califique para ser parte de su grupo de articulistas. Hasta ese momento…

Diego Ordóñez es abogado y político. 

Nota de la Redacción: 4P agradece el aporte intelectual hecho en nuestro sitio por Diego Ordóñez. Demócrata inquebrantable, él escribió 204 artículos de opinión que, como es obvio, lo comprometían a él como columnista y no representaban, no forzosamente, la línea editorial de 4P. Él siempre compartió con nosotros la convicción de que la esfera pública, para ser decente y provechosa para tener un mejor país, requiere debate -incluso polémica- e ideas. No insultos. 4P. le desea suerte en su camino.   

43 Comments

  1. Y entonces cuantos pelagatos son ahora ?
    Mi suegra le decia a mi esposa antes de casarnos ” hasta cuando andas con ese pelagato !! “

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