El Estado lo conformamos todos los ecuatorianos y sus instituciones. Sin embargo, para una mejor comprensión de la economía, generalmente, hablamos del sector público y del sector privado. El primero, constituido por las actividades económicas de las instituciones públicas o estatales. El segundo relativo a las actividades económicas de las familias, hogares y empresas. Las entidades públicas se sostienen con los impuestos que pagan las personas y las empresas, producto de su trabajo y actividad económica. También algo aporta la renta petrolera. Cuando los ingresos estatales no alcanzan para cubrir los gastos, el país toma préstamos que los paga toda la sociedad.
El gasto público en su conjunto tiene un importante impacto en la economía, en 2019 fue de $39.000 millones. De este valor, los GADs y las seguridades sociales (IESS, ISSFA e ISSPOL) gastaron $13.000 millones, la tercera parte de todo el gasto público.
En estos duros meses que nos ha regalado la pandemia, es parte de la nueva normalidad el reclamo permanente de las entidades estatales o personas y entidades privadas, sobre los incumplimientos de los pagos del Estado. Se suele siempre omitir que el Estado somos todos. Al mes de julio de 2020 las deudas al IESS en el presupuesto del Estado fueron de $1.287 millones. Esta entidad reclama más de $6.900 millones de impagos anteriores por diversos rubros como pensiones, salud y otros. Al mismo mes se debía a los GADs (Municipios, Prefecturas, Juntas parroquiales) $627 millones. Estas entidades reclaman más de $1.000 millones por no devoluciones de IVA, transferencias y otros rubros. Para tratar de encontrar soluciones a los crónicos reclamos y déficits de tales instituciones, cabe intentar la explicación de su funcionamiento presupuestario.
En promedio, el 25 % de los ingresos de los GADs proviene del cobro de tasas, impuestos prediales y otros rubros. El 66 % de sus ingresos constituye las transferencias que reciben del presupuesto estatal. Cuando desde el presupuesto se entregan recursos a los GADs, son estas entidades las que efectúan los gastos al pagar los sueldos a sus empleados, comprar bienes y servicios, construir aceras y bordillos o celebrar fiestas para la población. Como los ingresos tributarios y petroleros sirven para efectuar las transferencias a los GADs y estos son los que gastan, en rigor, estos organismos cubren sus gastos en una cuarta parte con sus rentas propias y en las dos terceras partes con los impuestos que pagamos todos y con la renta petrolera que también es de toda la sociedad.
En 2020, el IESS esperaba gastar $8.157 millones. Para cubrir estos gastos se estimaba recibir por aportes personales y patronales por $5.170 millones. Entre los intereses cobrados por los préstamos quirografarios e hipotecarios y por los bonos del Estado y otros rubros esperaba recibir $1.018 millones. Se creía que para cubrir el 40 por ciento de las pensiones, desde el presupuesto se iban a transferir $1.546 millones. Además, tendría que consumir $422 millones de sus ahorros.
El IESS con sus ingresos cubre los gastos de las pensiones jubilares, los servicios de la salud, sus gastos de inversión y otros rubros. Cuando desde el presupuesto estatal se efectúan las transferencias al IESS, es esta entidad la que realmente efectúa los gastos al pagar las pensiones. Por tanto, en último término, son los impuestos que pagamos todos los que cubren el pago del 40 % de las pensiones de los jubilados.
La devastación económica de la pandemia arrasó con los ingresos tributarios y petroleros del presupuesto, con los aportes patronales y personales a la seguridad social y la recuperación de sus créditos y rentabilidades, y con los ingresos propios de los GADs. La pandemia transparentó sin clemencia la intolerable y desproporcionada dependencia de las tres seguridades sociales (IESS, ISSFA e ISSPOL) y de los GADs, de las transferencias del presupuesto estatal, por consiguiente, de las recaudaciones tributarias y petroleras.
Ajenos a los cuantiosos impactos económicos de la pandemia, prevalidos de su inolcultable ceguera, los GADs reclaman los pagos atrasados mediante el cierre de carreteras y reclamos ante la justicia. No sienten cargo alguno por su parasitaria dependencia del Estado. Las fiscales arcas vacías no los conmueve, viven su propia realidad, sus intereses, sus consignas ajenas a la penuria nacional.
Quienes han tomado como estandarte la defensa de la seguridad social, no se cansan de reclamar al Estado el no pago de las transferencias y de las cuantiosas deudas. Los jubilados, los trabajadores y muchos otros sectores, los directivos del IESS, todos se unen al coro de demandas que agobian a un Estado impotente, castrado en sus posibilidades, con casi inexistentes recursos e infinitas necesidades.
Como se ha demostrado en estas letras, las transferencias a los GADs, por tanto, sus gastos, se financian con los impuestos y con la renta petrolera. Las transferencias a las tres seguridades sociales, por tanto, el pago de parte de las pensiones jubilares y servicios de salud, también se financian con los impuestos producto del trabajo de la sociedad.
Para que mediante el presupuesto del Estado se entreguen con puntualidad las transferencias a los GADs y a las seguridades sociales, es imperativo que el gasto del presupuesto sea sostenible con mayores ingresos tributarios, un nivel adecuado y reducido de gastos corrientes, e inversiones públicas que complementen la inversión privada. En el caso de las seguridades sociales, esto no basta, es necesario el aumento de las aportaciones personales y patronales y otras reformas. Acciones que en las citadas instituciones deben complementarse con la eficiencia y transparencia en el uso de los recursos, con la eliminación de la corrupción y el despilfarro, con notables cambios en la estructura y eficiencia institucional.
La pandemia ha tenido la virtud de desnudar las vulnerabilidades y carencias del país; los perversos efectos de las nocivas políticas económicas, fiscales y sociales del pasado; y, las negativas actitudes de gran parte de la sociedad. La reconstrucción nacional post pandemia no admite márgenes de error. Exige esfuerzos colectivos y un alto grado de patriotismo y sacrificio. En esta perspectiva, quienes han asumido como su estandarte la defensa de las seculares demandas por recursos y protección del Estado, tienen la obligación de encontrar los acuerdos y espacios de gobernabilidad para incrementar los ingresos estatales que satisfagan tales demandas. Si con el brutal sismo colectivo provocado por la pandemia no cambia el Ecuador, será un Estado fallido con trágicas consecuencias.
Jaime Carrera es economista.
Excelente artículo Economista.
En el país, con esta pandemia, se descubrió entre tanta c o rr u p c i ó n e ingobenanza, el colapso del sistema de Salud, el fracaso del sistema Educativo, y el mal manejo de la economía.
La ceguera voluntaria se ha manifestado en escalas épicas como estas y también existe en escalas muy pequeñas, en las familias, en las casas y comunidades de la gente, y particularmente en los tiranuelos gobiernos, creando “Universidades” dizqué, para investigar, formar y fabricar naves que viajen al espacio; para preparar dizqué profesores, los mejores del mundo.
Después de este shock no podemos pretender por más tiempo mentiras, la única manera que la podemos solucionar es reconocer que estamos viviendo tanta falsedad aquí, hoy, y que necesitamos cambiar cada parte de nuestras acciones personales para salir del subdesarrollo.
que la crisis
Que bueno que el economista Carrera, haga mención de las realidades no entendidas de los GADs y el IEES.
Pero no menos importante, es entender como nosotros los individuos de a pie, podemos presionar al gobierno y en especial a los miembros de la asamblea, en cada ciudad donde ellos residen, para que las leyes que ellos aprueban, no sea dentro del círculo vicioso al interior la Asamblea Nacional.
Nosotros elegimos a nuestros asambleistas en cada provincia y la relación con el elegido termina cuando este se poseciona como tal, desde este momento, él se cree un rey, y le damos carta abierta, para que haga lo que le da la regalada gana con su voto, dentro de la asamblea, es decir elegimos, a un ciudadano supuestamente honesto, pero la asamblea lo corrompe.
Como romper este círculo vicioso de los políticos deshonestos que son la mayoria.
Deberiamos estructurar una forma de control de la sociedad en cada provincia, al accionar del asambleista de nuestra provincia.
De lo contrario les entregamos el poder y ellos negocian con el ejecutivo, para aprobar las leyes, que les beneficiaran a ellos y sus familias. Y los ciudadanos de a pie, despúes de cada elección, a seguir soñando con un mañana mejor. Es decir hasta cuando nos hacemos respetar como ciudadanos, y nuestro voto es nuestra voz , debemos tener el derecho de auditar el accionar de los políticos mafiosos.
El IESS y los GADs son acreedores (impagos) del Ministerio de Finanzas. En la misma olla se puede poner a los proveedores del Estado, las universidades públicas, los tenedores de bonos basura, y los organismos internacionales. El Ministerio de Finanzas (o sea el Richard) les debe plata a todos.
Pero el Richard paga a unos, y no paga a otros.
– A las universidades públicas sí, porque hacen bulla.
– A los postgradistas de Medicina no, porque no hay plata.
– A los bonistas sí, porque eso es indispensable.
– Al IESS no, porque no hay plata.
– A la Junta de Beneficencia sí, porque la Vicepresidenta debe servir para algo.
– A las clínicas de diálisis y a Solca no, porque no hay plata.
– A los policías y militares sí, pues ellos podrían enojarse…
– A los municipios no. Y si protestan…. bueno… justamente para eso es necesario tener policías y militares bien pagados…
El Ecuador ya es un Estado fallido.
Tambien deben desaparecer los Consejos Provinciales
A ver, el Estado lo conformamos todo, dice el autor. Y que los GAD son las entidades administrativas del Estado, las cuales a su vez, por cierto, también generan impuestos e ingresos para el Estado. Y luego se califica a los GADs de “parásitos” del Estado. Hay una confusión ahí. No parece claro, ni bien entendido, lamento.
Su análisis siempre es bueno, pero nunca ofrece una receta. Le ofrezco la mía
Reducción de las fuerzas armadas a la mitad
Reducción de la burocracia ( no maestros, ni salud ) en 30 o 40%, incluye GADs
Eliminar los bonos de jubilación ( nadie habla de esto, ni Ud )
Subir la jubilación a 65 años, con sueldo de referencia 20 años ( En USA son 35 )
NO OPERAR ningún negocio, estratégico o no.
No entrar en nuevos proyectos hasta que el presupuesto este balanceado SIN nuevas deudas.
Don Victor : pocas veces comparto con Ud su manera de pensar, pero en esta ocasión estoy de acuerdo con su planteamiento.Nuestro querido Ecuador necesita un baño de verdad y acciones concretas y sabias.