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La vorágine de impaciencias castra la gobernabilidad

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El obligado confinamiento de las personas para preservar la salud y la vida, a su vez, tiene el precio de la angustia, el desasosiego, el hartazgo. Nos llenamos de impaciencia ante la imposibilidad de rescatar la normalidad perdida. Nos urge la interacción social propia de la naturaleza humana.

La perversa consecuencia de los aislamientos personales es la paralización de la economía. La desesperación e impaciencia cunde en las actividades económicas. Quienes han perdido sus empresas fruto de años de sacrificio empresarial no encuentran consuelo ante su aniquilación moral y económica. Los empresarios que aún logran sobrevivir, anhelan con desesperación una cierta normalidad que al menos les permita un punto de equilibrio en sus negocios. Los incansables empresarios que hacen de la calle su lugar de trabajo están exhaustos, pues, conseguir un centavo de dólar para su diaria subsistencia es un reto permanente.

El enclaustramiento colectivo y la paralización económica no han cesado en producir inmensos daños sociales colaterales. Un millón de desempleados; más de seis millones de personas en el desempleo, subempleo y otras categorías; más de cinco millones de pobres, otro tanto en la informalidad y en el aumento de la mendicidad, configuran un deprimente retrato social del Ecuador. Existe desesperación e impaciencia por conseguir un empleo, por dejar de ser pobres. Crece la delincuencia, la frustración, la violencia y agresión a las racionales formas de convivencia.

El Estado no está exento de estos avatares. Las arcas públicas están vacías. Cumplir con las obligaciones estatales es una utopía. La burocracia está impaciente ante el atraso en el pago de sus sueldos. Municipios, Prefecturas, Juntas Parroquiales, se muestran impotentes y con desesperación ante la falta de recursos. El IESS se une al coro de la impaciencia, así como los proveedores del Estado.

Cada sector, persona, empresario, institución, proveedor del Estado, trabajador privado, burócrata, etc., traduce en la impaciencia sus particulares razones y vivencias ante una crisis que desconcierta, desanima. La impaciencia se magnifica aupada por la imprevisibilidad. Angustia la incertidumbre ante dos interrogantes que se ciernen como dogal del futuro: ¿Cuándo surgirá la vacuna que sepulte la pandemia? ¿Cuándo las actividades económicas tendrán plena normalidad? Ante la impotencia, pública y privada, para encontrar soluciones a la desesperanza, surge la ingobernabilidad que atenta a la paz social y a la democracia. En tiempos electorales no puede haber mejor caldo de cultivo para el populismo y para el voto irresponsable.

Hasta cuando se supere la pandemia, cuyo término es indeterminado, perseverar en la paciencia y gobernabilidad del país, es un mandato patriótico para toda la sociedad. Es un desafío a nuestras fortalezas vencer el hastío, la desesperación e inestabilidades emocionales. Ante las agudas limitaciones económicas y fiscales, abrigar como valor colectivo la paciencia y gobernabilidad, imperativas ante las carencias, es nuestro deber para salvar la economía hasta que llegue la normalidad.

Un llamado a la paciencia y gobernabilidad, puede ser una lírica exhortación alejada de los reales sentires de los que sufren la pérdida de sus trabajos y empresas, de los que se han vuelto pobres o más pobres. Sí, pero hasta que superemos la pandemia no hay alternativa que no sea soportar con estoicismo estos pesares. Al momento, nuestras prioridades existenciales no son otras que cuidar la salud, la vida, y la sobrevivencia de la economía y el fisco evitando profundizar los desajustes.

En 2021, una vez superada la pandemia vendrá otro ciclo. Al recuperar las libertades y alegrías individuales tendremos actitudes más positivas. Las actividades económicas tendrán nuevos impulsos. Sin embargo, las nuevas normalidades personales y económicas no serán suficientes para la reinvención del Ecuador post pandemia. De nuevo, perseverar en la paciencia y gobernabilidad deberá ser connatural en nuestro modo de vida como sociedad.

Reducir los ejércitos de desempleados, subempleados, pobres, indigentes e informales, demandará un largo recorrido de responsabilidades económicas, fiscales y sociales. La vacuna para estos males es el elevado crecimiento de la economía. Construir un sólido andamiaje para sostener en el tiempo un elevado crecimiento económico llevará años, muchos años.

Para mantener una economía con alto crecimiento se requieren abundantes inversiones internas y externas. Estas anidarán en el país progresivamente durante varios años, siempre que cambiemos las expectativas, reduzcamos los riesgos, mantengamos en el largo plazo la estabilidad macroeconómica y fiscal, seamos capaces de sostener de modo permanente un entorno amigable para invertir. El crecimiento económico no será posible sin un inmenso impulso a las exportaciones, petroleras y no petroleras. Tareas que demandan esfuerzos de largo plazo para ser mejores que el resto del mundo para producir y competir.

Los esfuerzos y sacrificios nacionales para sobrellevar la devastación de la pandemia y para la reconstrucción post pandemia, demandan incorporar en nuestro catálogo de valores la paciencia y la gobernabilidad. Paciencia, por cuanto atraer inversiones e impulsar el crecimiento económico para crear empleos y reducir la pobreza son tareas de largo plazo. Gobernabilidad, por cuanto, la prosperidad y el desarrollo solo serán posibles en un contexto de acuerdos nacionales. Si el Ecuador no es capaz de superar las tentaciones populistas y el encantamiento ante mágicas soluciones, estará condenado a la miseria y al subdesarrollo. La forja de la gobernabilidad en una vorágine de impaciencias colectivas es el camino a la prosperidad.

Jaime Carrera es economista. 

4 Comments

  1. NOTICIAS INTERNACIONALES.

    FMI acuerda con Ecuador ampliar plan de apoyo.El Fondo Monetario Internacional ampliará el plan de apoyo a reformas estructurales a 6.500 millones de dólares.
    El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este viernes (28.08.2020) que llegó a un acuerdo preliminar con Ecuador para ampliar el plan de apoyo a reformas estructurales en el país de 4.200 millones hasta 6.500 millones de dólares, un paso que va a requerir la autorización del directorio.
    “El personal técnico del FMI y las autoridades ecuatorianas han llegado a un acuerdo (…) para apoyar las políticas económicas de Ecuador con un acuerdo de 27 meses en el marco del Servicio Ampliado del FMI (SAF) de aproximadamente 6.500 millones de dólares”, informó el FMI en un comunicado.
    Este tipo de asistencias, de más largo plazo que los más conocidos programas stand-by, permite al FMI apoyar a los países en la implementación de “reformas estructurales” y tienen un período de reembolso más largo.
    A través de su cuenta oficial de Twitter, el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, se alegró por el “acuerdo técnico”, que calificó de “gran noticia para Ecuador”, e indicó que con él el país accederá a 6.500 millones de dólares “para protección social y reactivación”.
    RECUERDE PRESIDENTE MORENO ; MAS DINERO PARA PROTECCION SOCIAL Y REACTIVACION Y NO PARA QUE SE ROBEN,
    El nuevo programa de Ecuador respaldado por el Fondo, se basará en dos objetivos principales:proteger la vida y los medios de vida de la población y restaurar la estabilidad macroeconómica. Y precisa el documento que el objetivo del pacto será garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y fortalecer las instituciones nacionales para sentar las bases de un crecimiento sólido, duradero e inclusivo.
    El programa respaldado por el Fondo tiene como objetivo primario ayudar a las autoridades ecuatorianas a estabizar la economía y proteger la vida y los medios de subsistencia del pueblo ecuatoriano, y luego preparar el terreno para la recuperación económica y promover un crecimiento sostenible e inclusivo”, indicó la funcionaria del FMI.
    Las finanzas de Ecuador pasan por momentos críticos por la deuda que arrastra el país desde los gobiernos de Rafael Correa (2007-2017), y por el efecto devastador que ha tenido la pandemia del coronavirus sobre las ya de por sí debilitadas arcas públicas del país suramericano.

  2. Buen análisis Sr. economista Carrera.
    Sólo me queda una inquietud. Cómo saber que candidato al menos conoce la ética política?
    Desde lo normativo la mayoría sabemos las recetas para dejar de ser pobres. Pero la práctica deja mucho que desear. Le agradecería infinitamente si al menos podría citar un nombre con integridad ética en la cosa pública de los candidatos presidenciales.
    Gracias

  3. Estimado Jaime:

    Es falso que haya un millón de desempleados en el Ecuador. Esa es una falacia, el resultado de la manipulación grosera de las estadísticas por parte del INEC (un legado más del correísmo) que consiste en esconder a las personas desempleadas, clasificándolas como si tuvieran alguna forma de empleo. Para ello crearon dos categorías de subempleo y tres categorías esotéricas (otro empleo inadecuado, empleo no remunerado, empleo no clasificado), todas mal definidas.

    Sin embargo, los datos crudos de la propia encuesta del INEC revelan una realidad muy diferente a lo difundido en los medios de comunicación:

    1) En diciembre 2019, el número de personas de 15 a 69 años que NO trabajaron ni una hora durante la semana anterior a la encuesta (pregunta p20) era 4,2 millones. Esta cifra subió a 6,9 millones en junio. En otras palabras, durante el primer semestre de 2020, 2,7 millones de ecuatorianos dejaron de trabajar.

    2) En diciembre 2019, el número de personas de 15 a 69 años que NO GANABA NI UN DÓLAR al mes (variable ingrl) era 5,0 millones. Esta cifra subió a 7,7 millones en junio. Es decir que en ese lapso 2,7 millones de personas dejaron de percibir ingresos.

    ¿Cuál dato usamos para calcular el desempleo: los 6,9 millones que no trabajan ni una hora, o los 7,7 millones que no ganan ni un centavo?

    Por supuesto, a cualquiera de esos números hay que restar la población económicamente inactiva. Usaremos la fórmula: Desempleo = personas que no trabajan – PEI

    Según el INEC, la PEI ha sido 3,5 millones históricamente, y 3,9 millones en junio 2020. (Consideramos solamente las edades entre 15 y 69 años, pues es vergonzoso que el INEC incluya a viejitos de 80, 90 y más años en la “población en edad de trabajar”).

    Aplicaremos ambos valores de PEI (3,5 y 3,9 millones) para estimar el rango de desempleo.

    Usando el dato de personas que no trabajan ni una hora:
    Desempleo1 = 6,9 – PEI histórica = 6,9 – 3,5 = 3,4
    Desempleo2 = 6,9 – PEI junio = 6,9 – 3,9 = 3,0

    Usando el dato de personas que no perciben ingresos:
    Desempleo3 = 7,7 – PEI histórica = 7,7 – 3,5 = 4,2
    Desempleo4 = 7,7 – PEI junio = 7,7 – 3,9 = 3,8

    Conclusión: En junio 2020 había entre 3,0 y 4,2 millones de desempleados en el Ecuador.

    • El columnista escribe: “Un millón de desempleados; más de seis millones de personas en el desempleo, subempleo y otras categorías; más de cinco millones de pobres, otro tanto en la informalidad y en el aumento de la mendicidad, configuran un deprimente retrato social del Ecuador”.

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