La semana pasada pude participar de una charla con el profesor Loris Zanatta, profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Bologna y uno de los mayores expertos en populismos del mundo.
La charla fue para presentar, de forma virtual, su último libro en una conversación con la politóloga colombiana Clara Riveros. Se trata de una biografía de Fidel Castro que tiene el provocador título de “El último Rey Católico”. Aunque la provocación no es tal, si se atiende a una de las tesis centrales del profesor Zanatta: que el populismo, por lo menos en su vertiente latinoamericana, (“Latinoamérica es el paraíso del populismo”, dice) tiene unas profundas raíces en el pasado colonial, español y cristiano de la contrarreforma jesuítica. “La Iglesia era la depositaria de ese imaginario fundamentalmente orgánico y corporativo. O sea, la fuente de legitimación de esa idea de que el pueblo es una entidad que, conforme a una ley natural… porque, ¿cuál es la gran diferencia en realidad entre la tradición iluminista, que nace a partir del siglo XVIII, y la vieja tradición orgánica? La vieja tradición orgánica piensa en el orden social como el reflejo de un orden divino, es un orden natural. Inmutable y además corresponde a la naturaleza, de ahí la idea del organismo. En cambio en la tradición iluminista se comienza a pensar en la idea del orden social como un contrato, un contrato racional, en el centro del cual está el hombre que decide de vez en cuando negociando, y de ahí el nacimiento de las instituciones del moderno constitucionalismo liberal, que tratan de representar un estado en su pluralidad.”
Y Fidel Castro, dice Zanatta, era un jesuita no solo porque se educó con ellos sino que siempre fue muy cercano a esta comunidad. Pero en esta columna no vamos a hablar de Fidel Castro, aunque espero con mucha curiosidad la edición en español de este prometedor volumen. En realidad, la reflexión que quiero proponer tiene más que ver con estas otras líneas que Loris Zanatta escribió hace un año, a raíz de las protestas indígenas y dónde proponía algunas lecciones para la Región de lo que sucedía en el Ecuador: “Primera: La transición del populismo a la plena democracia es un viacrucis. Segunda: el nacimiento de una “izquierda” reformista desde el vientre de una izquierda redentora es un parto doloroso, tal vez imposible. Tercera: el populismo es incendiario y bombero al mismo tiempo, pretende ser solución de los incendios que él mismo provocó.” Hay varias lecciones más, pero vamos a dejarlo allí.
La primera tesis es demoledora e irritantemente cierta: la transición del populismo a la plena democracia es un viacrucis. El viacrucis, además, no es solo del gobierno de Moreno que le ha tocado administrar una transición que ni de lejos está concluida. Y eso es algo que se debe entender de cara a las próximas elecciones. La democracia plena no está construida, apenas se han dado unos pasos y la debilidad de las instituciones, de todas las instituciones democráticas, es catastrófica. Por eso es pésima noticia (no entiendo a quienes lo celebran) las encuestas que hablan la popularidad del Gobierno no llegue al 10%, pero peor aún es que la Asamblea Nacional sea repudiada por más del 90% de la población. Y no hay institución en pie: Justicia, Función Electoral, Consejo de Participación… Tampoco otras instituciones no estatales como los Medios de Comunicación, aún impactados por la década de represión y corrupción populista y sin beneficio de un inventario de daños.
Sí, correcto, el próximo Gobierno deberá lidiar con una crisis económica descomunal que, en la realidad, se traduce en una crisis social donde el desempleo es el monstruo que se traga todo. Pero ni de lejos la agenda se agota en lo económico. Es indispensable trazar una hoja de ruta para la transición democrática en el país y si los candidatos con mayores intenciones de voto no presentan una propuesta viable en este sentido, es muy posible que volvamos a la tercera tesis de Zanatta: “El populismo es incendiario y bombero al mismo tiempo, pretende ser solución de los incendios que él mismo provocó.”
César Ricaurte es periodista y director de Fundamedios.
La frase”el populismo es incendiario y bombero”..sinónimo de fascismo..lacra política creada y promovida por personajes siniestros, ignorantes, corruptos y demagogos que provocaron y provocan hasta los días de hoy, una fascinación espurea y melosa frente a las masas, con el fin de medrar a favor del elegido y sus áulicos a costa del Estado; pero el camino de solución para nuestro país no va por la ruta del análisis sociológico, va en el mejor de los casos,por la urgencia, en procurar con ocasión de la próxima electoral, el empoderamiento de un nuevo líder fuerte, honesto y decidido a enterrar esta peste, que ha carcomido los cimientos del país en todo orden, durante 14 años. No mas populismo..!. Saludos
Pero quien, reune esos atributos (fuerte, honesto y decidido). Si un buen porcentaje de politiqueros son una sarta de mañosos vividores de la fe pública en la mayoría de los casos.
Tal vez en las proximas generaciones hayan personas con esos atributos. todos lo que tienen capacidad de decision, son unos arrivistas, mentirosos, mediocres…o vea quienes nos gobiernan, la asamblea cueva de rateros, el ejecutivo un inservible a tiempo completo, sus ministros “viva la vida y el reparto”.