Los resultados electorales en Bolivia siguen generando interrogantes en Ecuador. Muchos no entienden cómo los bolivianos, tras 14 años de tener a Evo Morales en el poder, votó por el candidato de su partido. Por Luis Arce. Se les antoja que también los bolivianos debían haber aprendido de un régimen que, si bien manejó de manera ortodoxa la economía, fue atrabiliario, dividió más a los bolivianos, propició escándalos de corrupción e incluso de abuso de menores por parte del ex presidente.
La primera respuesta es matemática. Y las matemáticas, aplicadas a la forma como se hace política en los países latinoamericanos, son inapelables: los pobres son infinitamente más. Y por más de que se diga que los pobres deben ser la prioridad de las políticas públicas y que si el Estado les prodiga atención, disminuirá su número y la democracia como base de convivencia se cargará de contenido real, pues esa no es la realidad. Por eso, la percepción mayoritaria que hay entre los pobres no es favorable a la democracia liberal, incluso en casos, como el argentino, en que populistas y hasta mafiosos como los Kirchner, han fabricado más pobres y llevado el país a la destrucción.
“Buscar la felicidad de todos”, como acaba de decir José Mujica, ex presidente de Uruguay, para definir la tarea de la política, no hace parte, en general, de las convicciones de la sociedad política. Tampoco la elite más ortodoxa comparte esa premisa. Basta examinar para probarlo –y solo como ejemplo reciente– el caso boliviano. ¿Por qué Luis Arce, del MAS, obtuvo una victoria aplastante? En la lista de causas y culpables que se baraja en ese país, aparecen la actual presidenta Jeanine Áñez, el líder cruceño Luis Fernando Camacho, la propia estrategia trazada por Carlos Mesa…
La presidenta es acusada de haberse feriado la transición que debió durar muy pocos meses. Alargó los plazos y en el año de gobierno (que se iba a cumplir el 12 de noviembre próximo) desde que Evo Morales fue depuesto, ella y ministros suyos hicieron exactamente lo contrario de lo que debían ser: un ejemplo. Se citan contratos chuecos, obras entregadas prácticamente a dedo, muestras innegables de prepotencia, deseos de mantenerse, contra toda lógica, en el poder… En definitiva, los bolivianos –sobre todo los pobres y la clase media– tuvieron un tiempo para comparar el gobierno de Janine Áñez con la alternativa que representaba Luis Arce y no encontraron razones suficientes para preferir a un representante del bloque que ella, supuestamente, personificaba. En este punto lo que ocurrió en Bolivia podría ser una realidad extensible a otros países. Por una razón: un gobierno no puede defender el sistema democrático solamente evocando principios o polemizando sobre aspectos ideológicos.
Janine Áñez, es conocido, es antisocialista del Siglo XXI, versión Evo Morales. ¿Pero eso bastaba para convertirla en digna representante del modelo político y económico alternativo al de Evo Morales? Tenía que probarlo. No lo hizo. La presidenta de Bolivia ignoró que su tarea, más en un entorno profundamente ideologizado, era mejorar la vida de sus conciudadanos y ser, con su gobierno, un ejemplo. En los hechos, y así es siempre, estaba compitiendo con otro modelo y tenía la obligación de mostrar las bondades de la democracia liberal. No lo hizo. No ayudó a la transición. Y los pobres volvieron a apostar esta vez por el hombre que durante más de una década se ocupó de las finanzas de ese país.
Janine Áñez es un prototipo de político muy común en Ecuador. Político que cree que puede mentir, robar y dejar robar a sus amigos, hacer contratos chuecos, llenar la administración de pipones de su partido, despilfarrar recursos… y envolver todo esto con un discurso lleno de principios. Eliseo Azuero y Daniel Mendoza hacen parte de sus exponentes. Imitaron a la perfección lo que hicieron Correa y sus panas.
Mientras las elites más ortodoxas no asuman que la competencia con el populismo (y demás ismos incluido el Socialismo del Siglo XXI) no es retórica sino de resultados concretos y medibles –entre ellos la atención a los más pobres– seguirán preguntándose por qué los países, incluso los que ya padecieron los resultados de sistemas fracasados, votan por políticos aventureros. O rateros y mafiosos como los Kirchner. O declarados enemigos de la democracia liberal. Los pobres defenderán la democracia cuando sea sinónimo de trabajo, educación para sus hijos, oportunidades de vida y certezas sobre un futuro que por ahora nada significa para ellos.
Foto: Cancillería Ecuador
El principal objetivo que tienen muchos de los políticos, es sacar beneficios personales, sin importarles las personas mas necesitadas de los países que administran, la diferencia esta en que varios políticos esconden muy bien los actos de corrupción que cometen y es así como engañan y confunden al pueblo.
Por otro lado la persona que va a gobernar un país debe ser una persona integra, moral y ética, que deje las pantallas de un lado y dedique a trabajar por el pueblo que lo escogió y gobernar con el ejemplo.
Muy aleccionador y cierto artículo , felicitaciones .
Muy buen análisis Sr Hernández
Gran Mayoría De Los Políticos Por No Decir Todos, Entran A Practicar Política Con El Fin De Robar, La Única Diferencia Que Algunos Hacen Obras Y Otros No, Unos Roban Menos Y Otros Más, Es Aquí Donde Los Pobres Se Enfocan En Aquellos Políticos Que Han Realizado Obras A Favor De Ellos Para Ser Sus Elecciones.
Es la ignorancia que genera la pobreza y de la que se aprovechan los populistas seudo izquierdosos que se adueñan de todo sin rubor alguno generando una gran corrupcion que acaba con los paises y ahi estan los ejemplos. Son una tragedia el L. A.
La cuestión es matemática..más pobres…más populismo. Y si …efectivamente la base de pobreza creció con Moreno. Los correistas se lamen los bigotes cuando recorren el país y ven esto.
Su artículo muestra la dolorosa realidad de nuestro país, un mal de muchas décadas y que es lo que han aprovechado para hacerse del poder grupos inescrupulosos que terminan por empobrecer aun más al pueblo que les da su esperanzado voto. Todo esto con la complicidad e indolencia de los que siempre están bien acomodados con cualquier gobierno y que mantienen intactos sus privilegios. Gracias señor Hernández por su preocupación por este Ecuador que requiere un cambio profundo en la forma de hacer política.
Sr. Hernandez,
Su último párrafo gráfica muy bien como los pobres de la región conciben y defenderán la democracia: con educación, trabajo y salud especialmente. Sin estos temas resueltos, nuestra democracia caminará de un lado a otro, de tumbo en tumbo.
A la presidenta Jeanine Áñez le falto en su gobierno el famoso lema “predica con el ejemplo”, quizás si dejaba de llenar sus discursos de retóricas con falsas promesas y demostrar que podía sacar adelante a Bolivia, el manejo del país hubiera pasado a manos de un mejor partido y no del partido de Evo Morales.
El triunfo de Luis Arce no es solo una muestra de que los bolivianos no han aprendido las lecciones que les dejo el mal gobierno de Morales, sino que en efecto los pobres son más y gracias a ellos, estos políticos ganan y ganaran votos.
Para 2021 tal vez nuestro país viva un suceso como el de Bolivia y otros países estaran analizando y criticando “la necedad del pueblo ecuatoriano” que no aprendió nada del corruputo gobierno de Correa y que acepta a su candidato.
Esperemos que nuestro Ecuador no caiga en peores manos de las que nos encontramos.
Me inclino más por este principio: “mientras más preparado y culto es un candidato, menos probabilidades tiene de ser electo”.
Completamente de acuerdo con su artículo ¿Ahora, entonces, se equivocan los pobres? Pero aún conociendo los pobres sobre el enriquecimiento ilícito de Correa y compañía ¿Ud cree que puede salir electo Arauz? Hemos coincidido al emplear la palabra “ísmos”, y creo que actualmente debería primar el humanismo, pero comparto con Ud que no es la “ forma como se hace política en los países latinoamericanos“.
La pregunta es: tienen la capacidad de entender este mensaje los políticos que son, por ahora, candidatos a la presidencia en nuestro país?… Ojalá lean este artículo…
Evidente, esa es una gran realidad, ya caímos en el ejemplo de Bolivia porque no hay otra opción, aunque roben correa y sus cómplices, darán prioridad a los pobres sin subir el costo de la vida salud educación que es lo primordial para un pobre
Mientras no tengamos una cultura política y económica básica, vamos a seguir siendo presa fácil de aventureros,charlatanes que ofrecen el oro y el moro pero que al final del día son aves de rapiña.La pobreza,la miseria son el caldo de cultivo para todos estos pelafustanes que se creen enviados de Dios y que pueden hacer y deshacer de un pueblo humilde y con poca cultura.!Ojala’ ! elijamos un leader que sea un estadista y con vocación democrática para que siembre la semilla de la prosperidad y salgamos del subdesarrollo en el que hemos caído.
Que excelente análisis como siempre de don José. Ojalá candidatos como Guillermo lasso de llegar al poder no cometan similar equivocación y mas bien contribuya con sus colaboradores a hacerles un favor a los delincuentes AP. De momento debería tener mayor cuidado y control en su estrategia para lograr y asegurar su objetivo, ojalá lea personalmente tan brillante artículo y sus comentarios. Pues de manera similar a la boliviana sus “representantes” en provincia no le piden favor a la señora Añez, para ejemplo Loja en donde cuatro pillos(pseudo eternos dirigentes) encabezados por el prefecto le hacen tremendo daño a tan valioso candidato. Como señala de Mendoza y Azuero hacen exactamente lo mismo; con total seguridad si se repiten los resultados de la vez anterior tenga claro será en rechazo a todas estas mafias que la gente no votará por tan magnífica persona sino que mas bien le perjudican, nada mas buscan acomodo para su grupo y les importa un bledo el pueblo y Don Guillermo, aún hay tiempo no deje el manejo de la campaña en manos de estos delincuentes infórmese directamente de la gente en la calle. Esperando que cosas similares no estén ocurriendo en el resto del país, sin duda una de las razones por las que podría mejorar en la aceptación de la ciudadanía.