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Chuta, al Loro Homero le llegó

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El alcalde Jorge Yunda anunció hace unos días que dio positivo en Covid19. Lo hizo primero en sus redes sociales y las reacciones fueron inmediatas: recibió apoyo, muestras de preocupación de sus seguidores y los ataques típicos en contra de figuras públicas. El compartió algunos mensajes solidarios con gusto, incluyendo dos memes inofensivos pero jocosos con motivo del diagnóstico: uno era un montaje en el que el alcalde mostraba un cartel con un mensaje como el que hizo Cynthia Viteri después de contagiarse, otro lo mostraban como un superhéroe con mascarilla. El humor inocente e inocuo que, según él, “siempre es bueno para recuperarse”, era el único apropiado para el momento. Hasta ahí nomás: La caricatura del diario La Hora que lo mostraba “Finalmente con un resultado positivo”, para el alcalde, sus seguidores y trolls ya fue inaceptable. Aunque el blanco de la burla no era la enfermedad, sino su gestión, Yunda—antes conocido como Loro Homero— se ofendió.

La respuesta del alcalde a la caricatura parte de un falso supuesto: “Dios quiera que ninguno de estos amigos periodistas se contagien, ni sus familiares, la pandemia es tan cruel que ni siquiera se presta para lo político” escribió. Es decir: estos crueles periodistas se están burlando de mi contagio. No lo hacen. La temática y el contexto del chiste —la pandemia— es oscura y cruda, pero el remate apunta a otro lado. La caricatura utiliza ese contexto (y la noticia del contagio del alcalde, que es obviamente negativa) para comentar la gestión municipal. Algo parecido ocurrió con un tuit de Carlos Vera, quien escribió: “Todavía no es tiempo de que rinda cuentas al SEÑOR sino a la capital del Ecuador”. El mensaje es explícito: Deseo que se recupere, entre otras cosas, porque tiene que rendir cuentas en Quito.

También es un chiste. La premisa es el deseo de recuperación protocolario tras cualquier anuncio de enfermedad. El remate es la motivación ulterior de ese gesto: justicia política. No hay un ataque o burla al contagio ni tampoco una amenaza. Es un comentario en clave oscura, por la temática, pero que expresa un deseo honesto de mejora, aunque sin olvidar los escándalos que envuelven al alcalde. Tampoco es cruel, como pensó Yunda sobre el dibujo: utilizar temáticas dolorosas para comentar la realidad no significa minimizarlas. Es lo hermoso del humor. Paradójicamente, Yunda debería saberlo.

El alcalde de Quito sabe contar chistes. Como locutor de radio Canela, el estilo del Loro Homero eran los relatos cortos con remates de Pepito, los pastuzos o las suegras. Fue así como afianzó un público encantado por el ingenio y voz amena del micrófono de Radio Canela. Los cachos —o chistes— con frecuencia logran eso: rompen el hielo, generan confianza y entretienen, en especial cuando la temática es inofensiva o doméstica. Es cierto: Yunda no polemizaba con su humor, y más bien seguía la corriente. Es quizás por eso que, ahora desde el poder, parece sorprenderse cuando el periodismo sigue haciendo sátira sobre las falencias de su gestión incluso tras el diagnóstico positivo.

Hay dos adagios populares sobre el humor que se citan como canto litúrgico en misa cuando surge el debate sobre sus límites. El primero dicta que al hacer sátira  “se debe golpear arriba, no abajo”. Es decir: no se debe dirigir nunca burlas hacia quienes se encuentran en situaciones desafortunadas. El segundo define a la comedia como una fórmula: “tragedia más tiempo”, asumiendo que el humor debe esperar siempre a que las malas noticias pasen, y que el dolor subsane, para hacer reír. Ambos refranes se equivocan, a pesar de sus loables intenciones, e ignoran que el espíritu del humor —y la risa— es indomesticable: no puede someterse a una visión maniquea de lo que “está arriba y lo que está abajo” porque eso cambia según el contexto. El alcalde puede estar golpeado hoy, pero tiene poder, trolls, plata y fama. La comedia y la sátira tampoco poseen un despertador o cronómetro cómico para permitirse hacer su trabajo. Se puede ser empático e inmisericorde con las circunstancias a la vez. Y con políticos del Ecuador, el humor es la forma más humana y razonable de inmisericordia. Reír para no perder la cabeza.

Jorge Yunda se ganó puntos en 2019 cuando después de una larga bronca en Twitter con el periodista Vivanco cerró con lo que en comedia se llama “dropmic”: una respuesta que deja sin palabras al interlocutor y a la vez hace reír. “Chuta, le llegó”, le dijo después de una arremetida larga e innecesaria de Vivanco. Fue una respuesta simple e ingeniosa que ahora, como búmeran, le regresa. Con acusaciones de corrupción, la inoperancia en el proyecto del metro y un perfil bajo de liderazgo en los últimos meses, Jorge Yunda no ha dado muchos más positivos que los de su prueba. Unos chistes tampoco le harán más daño.

Foto: El Universo.

25 Comments

  1. Está bien realizar chistes saberlos mandar y saberlos recibir, mas esta polémica se va mas allá de un chiste va más por el mal ajeno la evidente y continua disputan entre Vivanco y Yunda

  2. La pandemia ha afectado mucho al país económicamente, hay que esperar que todo esto pase y esperar que llegue la vacuna.
    Y esperemos se mejore la situación y poder volver a nuestra forma de vivir; sin mascarilla, sin miedo ha que te pasen una gripe, salir a discotecas, etc.

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