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Los espejismos del correísta Arauz

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Rescatar la patria, el orgullo, la democracia, la dignidad, la economía, el futuro… todo. También el pasado. Y también, y sobre todo, a Rafael Correa, su protagonista. La promesa de fondo que hace el candidato correísta Andrés Arauz se resume, de todas formas, en regresar a lo que había con su benefactor y líder. Una imposibilidad que es, políticamente para él, un arma de doble filo.

Por supuesto que ofrecer, así sea subrepticiamente, recuperar el pasado puede ser rentable electoralmente: el correísmo logró, gracias a la propaganda, dos proezas en el imaginario social. Una: que los ciudadanos crean que el dinero que hubo durante casi siete años de su gobierno fuera fruto de su gestión económica y no de la bonanza petrolera. Dos: que el país no midiera lo que significaba el endeudamiento desatado al que recurrió Correa los tres últimos años para ocultar su fracaso económico.

Ofrecer volver al pasado puede jugar con ese espejismo. Que llama a otros que datan de 2006, cuando cuajó la candidatura y ganó la presidencia: un momento que los electores vivieron como convocatoria, ilusión, cambio y holgura económica. Correa gozó de condiciones excepcionales que 14 años después, y en buena medida por culpa suya, no existen. El panorama político para Arauz se ve agravado por otro dato de la realidad: el correísmo perdió la virginidad en todos los terrenos. Hoy, salvo su electorado duro, los ciudadanos saben que durante su gobierno se expandió un sistema autoritario, conculcador de libertades, concentrador del poder, cínico y corrupto.

Por supuesto que Arauz puede beneficiarse de los espejismos creados, puede invocar, subliminalmente, el eterno retorno e incluso puede hurgar en lemas y trucos de marketing utilizados por su benefactor y jefe. Pero el escenario que tiene por delante muestra que, en la eventualidad de ganar, las ventajas que tuvo Correa ya no existen y hoy son graves escollos.

En 2006 el país estaba cansado de inestabilidad. Los partidos políticos habían colapsado y los movimientos y mediadores sociales habían perdido su capacidad de representación. Todo se prestaba para la aparición de un outsider. Eso fue Correa. La situación política no ha variado. Pero el correísmo dejó de ser la fuerza política monopólica y Arauz está lejos de ser el articulador de las fuerzas políticas y sociales que suscribieron el proyecto de Correa. Si Correa se creyó un prócer, hoy Arauz está reducido al papel de paje.

En 2006 Alianza País logró convertirse en centro de un proceso político arrasador que le dio músculo político para pretender refundar el país en Montecristi. Hoy Arauz es un albur, uno más de la segmentación inmisericorde que, por estrategia política, Correa agravó en el país.

En 2006 ya había tomado viada la bonanza de las materias primas de la cual se benefició Alianza País. Correa despilfarró parte de esos ingresos y hoy, paradójicamente, Arauz podría ser su víctima. Correa consumió los fonditos que encontró, metió mano al Banco Central, desapareció $2.500 millones en las deudas del IESS, eliminó el 40% del aporte del Estado al Fondo de Pensiones y un largo etcétera más de irregularidades para alzarse con plata ajena. Y, además, dejó una deuda de alrededor de 60 mil millones de dólares. Esas larguezas ya no se las podría permitir su pupilo.

En 2006 y los demás años, gracias a la fortuna de dólares que manejó el gobierno, Correa pudo aceitar clientelas sociales y políticas que le dieron esa aureola de intocable: todo le resbalaba, nada le afectaba, ninguna institución lo atajaba. Y ahora se sabe cómo ganó todas las elecciones. Hoy Arauz no tendría a su favor esos factores de poder. Cualquier gobierno, incluyéndolo a él, tendrá que administrar la penuria, no hay ambiente de convocatoria social sino de dispersión y hay serios factores de inestabilidad institucional.

En los hechos, así como Andrés Arauz se beneficia del voto duro del correísmo, hereda, en su contra, un altísimo porcentaje de oposición absolutamente radical. En los hechos, él no es él: sobre él pesa la certeza, en gran parte de la ciudadanía, de ser el títere de Rafael Correa. Hace 14 años esa fue la marca de moda; hoy es una marca tóxica. Le ofrece, es cierto, un piso para arrancar su campaña electoral, pero le resultaría absolutamente funesta en una hipotética gestión gubernamental. Rafael Correa sería un peso muerto difícil de administrar que se sumaría a la crisis, al desempleo, al coronavirus, a la división entre ecuatorianos que con tanto ahínco el ex presidente abasteció y él y Carlos Rabascall cultivan.

Ilustración: Marcelo Chamorro.

28 Comments

  1. Realmente es preocupante para muchos el escuchar que alguien del partido de Rafael Correa quiera estar en el poder cuando evidentemente no se acerca a ello con buenas intensiones , trata de muchas manera de discrepar todos los malos comentarios y las participaciones que tuvo en algun momento dentro de ese partido pero se sabe con que intenciones esta alli, con un País en nivel de desastre, sería fácil para Araúz, completar el esquema que puede deducirse del discurso memorizado por él, que ya causa reacción en los empresarios e inversionistas. Si Araúz ganara, sería el momento exacto para inducir a pensar que el partido correista no hizo mal las cosas y que todos los juicios politicos seran en vano como hasta ahora lo han sido porque no llevan a ningun lado mas que para darles protagonismo diario.

  2. Aquí esta el siguiente títere de Correa, no se puede pensar más que eso. El que busca la presidencia es otro el solo hará lo que le pidan. Vivimos en un país que se conforma con tener algo bien y por eso siguen como borregos a los demás. Y no miran lo que se pudo ahorrar en construcciones, “beneficios que fueron para el pueblo”. Aún vivimos en mediocridad que no nos permite ver más allá de lo que se dice. Deberían investigar cuantos millones de dólares fueron invertidos de más para las dichosas construcciones o planes que tuve el gobierno. Como esta nuestro país de endeudado por tan miserables ratas que dejaron a nuestro país en estás condiciones.

  3. Para nadie es un secreto que Arauz es simplemente una cara detrás del verdadero interesado en la presidencia que es Rafael Correa, quienes con la idea de volver al pasado “de tantas alegrías y perfección” quieren manipular a las personas para que el sr economista vuelva al poder, para nadie es un secreto detrás de cuantas cosas está implicado correa y que incluso es perseguido políticamente por resultar culpable de demandas realizadas en su contra por corrupción y realizar negocios por debajo de la mesa, es increíble que nosotros como ciudadanos sigamos creyendo en una sonrisa falsa que ya mucho daño a hecho el estado, la falta de educación de nosotros como ecuatorianos hace que estas personas con intereses individualistas logren llegar al poder para beneficiarse de la misma

  4. Los ecuatorianos somos tan ingenuos por llamarlo así que un presidente prófugo sigue poniendo a sus candidatos como es arauz correa y así lograr que todos los juicios políticos se me alcen y pueda volver al pais , también podemos observar que lo único que quieren es acabar con un país lleno de tanto corrupto.

  5. Los correistas son la peor plaga que le ha tocado vivir al Ecuador, espero que estos malditos se mantengan alejados del poder y ya reciban justicia por todas sus huevadas!

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