Alborotar el cotarro siempre sirve. Lo hizo, por ejemplo, en 4P, Bárbara Terán con una columna polémica. Ella sabía que lo sería. Y eso no preocupó en 4P. La polémica es parte de su ADN. Sin debate de ideas, a veces rudo, las sociedades tienden a parecerse a los cementerios.
Bárbara Téran presentó derechos laborales de las mujeres, vinculados a la maternidad, como privilegios que paga el empleador. Una provocación, sin duda. Pero una provocación que reveló un problema del cual se habla poco y que perjudica a las mujeres porque limita, por costos, su incorporación laboral. Las estadísticas le dan la razón.
El problema existe. Las víctimas existen. La actitud de empresarias y empresarios existe. Y esos derechos (puestos como privilegios) también existen: el tema saltó a la conversación pública, pero como de costumbre fue bien recibido por algunos y muy mal asimilado por ciertos colectivos llenos de prejuicios. Primero, hay que hablar como ellos. Ajustándose a su diccionario. Y luego, al puro estilo western, disparan primero y preguntan después: destruyen a la persona que opina sin ir al fondo del planteamiento y preguntarse si en lo que dice, hay alguna dosis de razón.
Bárbara Terán no escapó al arrastre público que el correísmo llevó a niveles de asesinato simbólico: acabar con aquellos que osaron criticarlos u oponerse a su labor de demolición económica e institucional del país. Esa llamada cultura de la cancelación quedó instalada en la sociedad. ¿Qué no le dijeron? Las mismas galanterías de siempre: machista, ignorante, estúpida, vendida a los empresarios… Y de 4P dijeron -solo para poder repetir- que es una basura por haber publicado esa columna. Otros pidieron la cabeza de Terán en la Universidad donde da clases. Curiosamente hubo hasta pronunciamientos a los cuales se adhirieron colectivos de mujeres que, rehuyendo el fondo de la columna, inventaron que lo que busca es acabar con derechos sagrados y consagrados.
Esos colectivos dieron su apoyo decidido a María Gloria Pérez, abogada y militante del Frente de Defensa de los Trabajadores Públicos. Ella firmó una respuesta al artículo -se publicó en sus redes- en el cual confiesa que siempre ha evitado leer a 4P, pero que las afirmaciones de Bárbara Terán la indignaron como ninguno de los artículos de este sitio lo había hecho antes. Lo cual revela que lee a 4P.
Una polémica que empezó en un medio, solo podía continuar en otro medio. Y fue Andrés López quien tuvo la brillante idea de invitar a la columnista y a su crítica a debatir. Una cita que fue precedida de apoyos públicos a María Gloria Pérez, animada por sus amigos, algunos correístas conocidos, como si hubiera sido convidada a subir a un ring. Ese debate merece ser visto porque la realidad del intercambio superó los prejuicios y dio buena cuenta de lo que se dijo sin sustento en las redes sociales. Bárbara y María Gloria se explicaron, pusieron sus puntos de vista y lo hicieron con respeto mutuo y con ánimo de reconocerse como interlocutoras de un problema que la sociedad no ha solventado.
Este diálogo probó que la sociedad avanzará solo en la medida que vaya más allá de los calificativos, los insultos, las cancelaciones absurdas, las lógicas tribales y el espíritu de cuerpo que pueblan las redes sociales. Después de verlo queda la sensación de que personas, legítimamente preocupadas por lo público y el interés general, pueden colaborar y buscar soluciones explorando más allá de los límites que marcan los prejuicios o las ideologías. María Gloria Pérez dijo que la columna era machista. No se sabe qué piensa tras el relato que hizo la columnista de 4P sobre el perfil y la vida que han tenido su madre, su padre, sus abuelos. Y a la vez Bárbara Téran dijo que si volviera a escribir esa columna lo haría incluyendo todo lo que ha aprendido en este debate. De lo contrario, dijo, sería necia.
Andrés López, desde el periodismo, contribuyó a que dos mujeres que arrancaron de bordes diferentes, establecieran puentes y avanzaran en la reflexión de un problema que atañe a todo el país. Quizá esas dos mujeres han probado que debatir y reconocerse es la única vía para avanzar como sociedad. Quizá las dos han probado que el periodismo, un oficio tan denostado y efímero, a veces sirve.
Foto: video programa El Mono López
Que quieren la cabeza de Bárbara decían algunos, se dicen progresistas pero demuestran que de la edad de las cavernas no han terminado de salir. Vuelvo a repetir, se requiere mucho valor para ir en contra de la narrativa progre de la victimización. La consecuencia siempre es ser cancelada o cancelado por la gente que supuestamente es tolerante y que supuestamente no tiene comportamientos fascistas. Cuando alguien termina en debate con esas personas lo que mejor se puede esperar es que te griten las típicas consignas vacías como “neoliberal”, “machista”, “fascista”, etc.