El año 2020 marcó la historia de la humanidad con sus devastadoras consecuencias económicas y sociales. Después de la pandemia el mundo será diferente en sus relaciones económicas, comerciales, laborales, sociales, políticas y de todo género. El Ecuador vivió su particular y profunda conmoción ante sus seculares debilidades económicas, fiscales y sociales. Al término del año 2020 cabe recordarlas para dimensionar con objetividad los retos del futuro.
Desde el año 2011 cuando la economía creció 7,9 %, el crecimiento económico fue cada vez menor, hasta el 0,1 % en 2019. Los déficits del presupuesto estatal se mantuvieron alrededor de $5.000 millones en los últimos años. Al mismo tiempo, la deuda pública aumentó sin pausa, igual que el pago de intereses. En los mercados internacionales ya se percibía la incapacidad del Ecuador de servir la deuda y pagar los bonos basura, de los cuales $4.125 millones se emitieron en 2019.
La fragilidad fiscal obligó al Ecuador a suscribir en marzo de 2019 un Acuerdo con el FMI. El mismo fracasó e incumplió, entre otras causas por injustificables errores en las proyecciones de las cifras fiscales. Incluso el FMI se lamentó haber entregado el desembolso de diciembre de 2019. El gobierno tuvo intentos fallidos a fin de generar ingresos para el fisco, los que tuvieron su punto culminante en el octubre negro de 2019, cuando intentó eliminar los subsidios a los combustibles. El Estado cerró el año con las arcas vacías, elevado déficit fiscal, sin ahorros, una economía anémica y el riesgo país en aumento. Esta fue la antesala de la pandemia.
Jamás olvidaremos el 17 de marzo de 2020, la pandemia obligó al confinamiento total de las familias en sus domicilios y la general paralización del aparato productivo. En medio de la aguda sequía fiscal y las demandas para enfrentar el coronavirus, el gobierno debió entregar millones de dólares de las “llamadas al margen” para cumplir las exigencias, ante el alza del riesgo país, de onerosos préstamos con Goldman Sachs y Credit Suisse.
El efecto del Covid 19 en la merma de ingresos fiscales y en la actividad económica fue devastador. Como nunca en la historia, el 20 de abril de 2020 el precio del petróleo se vendió en un valor negativo de 37,6 dólares. Había que pagar para que reciban el petróleo. La incapacidad para cubrir los intereses de los bonos basura fue total. El gobierno propuso una reestructuración amigable de los mismos, con plazo hasta agosto de 2020 y previo el pago de $325 millones del vencimiento de un saldo de capital de los Bonos 2020. De modo paralelo se trabajó en la suscripción de un nuevo acuerdo con el FMI.
La asfixiante sequía de la caja pública indujo a permanentes atrasos en el pago de las obligaciones estatales y al cobro anticipado del impuesto a la renta. La seguridad social naufragaba ante la disminución del número de afiliados, el aumento de la morosidad en el cobro de los préstamos y el no pago del 40 % de las pensiones por parte del Estado. Al propio tiempo el desempleo, informalidad, pobreza, subempleo y otras categorías, alcanzaron magnitudes alarmantes.
Ante extremos desajustes económicos, fiscales y sociales, en el mes de septiembre de 2020 se concretó la reestructuración de los bonos basura y en el mes de octubre se suscribió un nuevo acuerdo con el FMI, el cual concedió un desembolso excepcional de $4.000 millones. Ambos hechos facilitados por los inmensos efectos de la pandemia. Las expectativas cambiaron, en octubre el primer desembolso de $2.000 millones por el FMI alivió las tensiones fiscales. El término del Estado de Excepción alentó cierto repunte de las actividades económicas.
El año 2020 cierra con un déficit del presupuesto de alrededor de $7.000 millones y necesidades de financiamiento totales de unos $15.000 millones. Las cuales se cubrieron con $7.300 millones de créditos del FMI, BID, BM, CAF. La emisión de deuda interna, roll over de CETES, acumulación de cuentas por pagar, la emisión del Bono PDI por $1.005 millones para el pago de intereses de los bonos basura reestructurados, y el préstamo de $500 millones del Banco Central para pagar el préstamo de Goldman Sachs. El fisco y la economía habrían colapsado sin los créditos de los multilaterales, el blindaje de la dolarización y la solidez del sistema financiero
La economía decrecerá alrededor del 9 % en 2020. La inversión total, pública y privada, se reducirá en unos $6.000 millones, desde los $27.000 millones de 2019. Las exportaciones totales de bienes y servicios se reducirán cerca del 20 % y un ratio similar las importaciones. Las reservas internacionales reflejan un importante aumento por el crecimiento de las reservas bancarias ante su abundante liquidez. Las heridas sociales son gigantes. Unos 5 millones de personas se debatirán en el desempleo, subempleo, pobreza e informalidad. La educación acumula retrocesos de al menos una década. La pandemia evidenció las falencias en la salud, además, con lacerantes episodios de corrupción que hieren la moral pública.
En medio del nada alentador paisaje nacional, en este 31 de diciembre se inicia una campaña para elegir un nuevo Presidente de la República. Solo cegueras patológicas y enfermizas se niegan a admitir que la corrección de los severos desequilibrios económicos, fiscales y sociales, exige en la conducción del Estado un Presidente absolutamente responsable y capaz. Elegirlo es responsabilidad de cada ciudadano, al hacerlo definirá su futuro.
Jaime Carrera es economista.
Revertir la mediocridad en la política ecuatoriana requerira’ de profundas reformas que deben empezar por la educación de calidad y cuyos beneficios podrían demorarse años. Pero nada impide empezar por medidas más concretas que frenara’n la degradación de la vida pública. La incompentencia de los políticos ecuatorianos puede ser tan mortal como la covid 19.Por supuesto,la frustración no es exclusiva de Ecuador, las respuestas basadas en el conocimiento,la ciencia y la gestión eficaz dejo’ muchas dudas.En concreto : EMPEZAREMOS A DESPEGAR CUANDO LA ECONOMIA SURGA POR TODOS LOS MEDIOS LICITOS.
En esta reseña histórica falta mencionar un elemento clave: por qué nos endeudamos tanto?
Mejor dicho, por qué EL ESTADO CENTRAL ECUATORIANO se endeudó tanto? (Notemos que en ningún momento el Ec. Carrera menciona el nivel de endeudamiento de las empresas, las familias, los individuos)
La respuesta es simple: Correa no solamente incrementó el número de funcionarios públicos, sino que además…. LES TRIPLICÓ EL SUELDO…. EN DÓLARES.
Lo cual era insostenible desde el inicio.
Para pagar esos sueldos inflados en dólares, Correa metió mano al IESS y le quebró; se endeudó con China, etc.
Esos sueldos astronómicos EN DÓLARES son la principal causa del colapso del ESTADO ECUATORIANO.
Y ahora qué hacemos?
Casi todos los analistas coinciden en que hay que “reducir el tamaño del Estado”. Traducción: despedir funcionarios públicos.
Pero nadie se fija en la otra parte: bajar los sueldos de los empleados públicos a niveles compatibles con la realidad del país.
Ahí les quiero ver!