Cuando en el debate Juan Fernando Velasco recordó a Andrés Arauz su cuestionada firma de un contrato para la producción del Festival de las Artes de Loja, en el 2017, el candidato correísta sacó un papel de la Contraloría, que tenía a mano y mostrándolo con energía a la cámara, exclamó que había sido exonerado de aquel escabroso embrollo. Y con vehemencia y sonrisa impostada dijo: “Si hubiera habido algo irregular, Juan Fernando, ya me hubieran sancionado en el marco de la persecución que vivimos”.
Arauz engañó en vivo y en directo. El documento que mostró es tan solo un certificado simple que se puede sacar en la página web de la Controlaría con el número de cédula y que dice que la persona que consulta no tiene ninguna resolución en firme en contra. Pero ese papel no garantiza lo que Arauz pretendía posicionar como verdad incontrastable: de hecho, en Contraloría la investigación sobre el contrato de marras sigue en curso. En otras palabras, como dijo a 4P. un funcionario de ese organismo, el papel que mostró Arauz es una especie de fotografía del momento que puede cambiar en cualquier momento.
¿De qué se trata el embrollo que Velasco le enrostró a Arauz frente a las cámaras? Es la historia de la firma de un contrato, durante los últimos días del gobierno de Rafael Correa, que Raúl Vallejo, entonces ministro de Cultura, no quiso firmar porque no estaba de acuerdo y tenía otro listo que costaba prácticamente la mitad. Como la firma de ese contrato con Ekos era de extrema prioridad para Correa, Vallejo renunció y fue reemplazado por un tecnócrata desconocido llamado Andrés Arauz. Era el 24 de abril del 2017, faltaba un mes para el fin del gobierno, cuando Arauz se posesionó del cargo y, al día siguiente, dio de baja al contrato que tenía listo Vallejo. Le tomó un par de semanas para armar un nuevo proceso de contratación, ya no por concurso público sino por invitación y, cuando faltaban apenas cuatro días para el cambio de mando, lo firmó confirmando lo que todos sabían en el Ministerio: que Correa quería por angas o por mangas que Ekos fuera la adjudicataria.
Arauz firmó el contrato, incluso, a pesar de que el coordinador general administrativo y financiero del Ministerio, Guido Vinicio Rivadeneira Guerrón, había escrito una carta luego de ser despedido por él en la que le decía de forma vehemente y con datos, que era evidente que se estaba haciendo algo irregular. Según Rivadeneira, el contrato tenía un sobreprecio significativo (Juan Fernando Velasco habló de tres millones de dólares en su intervención en el debate). Y, sobre todo, sostenía que “no hay argumentación legal para realizar la contratación directa por régimen especial como obra artística”: es decir, que el cambio de modalidad para la contratación era ilegal y direccionada para beneficiar a Ekos. “Agradezco su decisión de removerme del puesto indicado -anotó ese funcionario- por cuanto ello implica que me libera de la responsabilidad de ser partícipe de un acto administrativo y de la decisión de asignar, sin ningún fundamento legal ni justificativo técnico, de forma directa la contratación plurianual a favor de la empresa Ekos”.
Carta de advertencia del Coordinador Financiero
Las irregularidades de la firma de este contrato están detalladas en el informe DNA-0040-2018 de Contraloría. Ahí se dice básicamente lo mismo que se había advertido en el Ministerio de Cultura antes de la firma, es decir que se estaban cometiendo irregularidades para beneficiar a una empresa. “El proceso de contratación no contó con los documentos que son obligatorios”, dice el informe que está en la página web de la Contraloría y que aquí se puede leer.
Informe de Contraloría sobre Festival en Loja
El examen de Contraloría muestra, además, que hubo varios funcionarios del Ministerio en aquel entonces que estaban en contra de la firma del contrato en los términos que quería Arauz. Ahí están los testimonios del Director de Fomento y Fortalecimiento Cultural y la Especialistas de Emprendimiento, del Gerente Institucional del Festival de Artes Vivas, del Subdirector General del Servicio Nacional de Contratación Pública, entre otros, que sostienen que el objeto del contrato “no debió ser considerada como obra artística”, por lo que no podía hacerse una invitación directa como finalmente se hizo. Es más, luego de citar el testimonio de Arauz, el funcionario de la Contraloría que hizo el examen concluye que su punto de vista no justifica que se haya hecho la contratación con la empresa escogida, porque el decreto en el que se sustentaba se había declarado al festival como un evento artístico y no como una obra artística.
El episodio tiene, sin embargo, una relevancia política de inmensa envergadura. Se trata de una evidencia contundente e inequívoca sobre la personalidad y la conducta pública de Arauz. Está claro que él estuvo dispuesto a aceptar un cargo en el que, sin duda alguna, fue colocado con el único y exclusivo fin de firmar un contrato plagado de irregularidades y cuyo objetivo era beneficiar a la empresa Ekos.
En definitiva, el paso de un mes por el Ministerio de Cultura es la demostración palmaria de que Andrés Arauz estuvo dispuesto a hacer lo que fuera necesario, incluso algo irregular, para cumplir la voluntad de Rafael Correa que ahora se presenta como el gran padrino e inspirador de su candidatura. Arauz no tenía, en ese entonces, ningún antecedente de relación con la cultura y era un funcionario de medio pelo que había cumplido tareas tecnocráticas relacionada con temas económicos. ¿Por qué fue nombrado ministro de Cultura? Es fácil pensar que en ese momento fue el único que Correa encontró a la mano dispuesto a firmar el contrato.
Arauz demostró, durante el debate, que es capaz de engañar a la sociedad en vivo y en directo.
Foto: 4P.
Todavía no conozco un solo tonto que no sea pícaro y este bobas o llamado Andrés Arauz me lo confirma. Acaso no se lo puede procesar por conducta engañosa y fraude al proceso democrático, ESTE TIPO ES UN DELINCUENTE DE LA POLITICA.
Inteligenciado del contenido de las investigaciones de 4Pelagatos, que por cierto tiene que ser veraces en ciento por ciento, siento profunda indignación con el lento proceder de la Contraloría General del Estado, dirigida por el señor Pablo Celi, actos de corrupción por insignificantes que parezcan tiene enorme repercusión en la sociedad ecuatoriana, de manera especial a los sectores mas vulnerables de nuestro País, por ello no entiendo la actitud del señor Contralor General del Estado, esto debió hace mucho tiempo atrás ingresar a la Fiscalía con los indicios respectivos. Hay autoridades que nos quedan debiendo, de eso no tenemos la menor duda los ecuatorianos.
La libertad de expresión no le da derecho al tarado de Arauz, soltar su lengua larga y suelta con teorías conspirativas tales como (….”ya me hubiesen perseguido políticamente, …”hay 8 billones de dolares esparcido por el mundo”-dónde y de quién es, ….” el gob.argentino nos va a regalar 5 millones de vacunas”..ningun gobierno puede regalar lo que no tiene.Él sabe que el pueblo es ignorante y desesperado, pero no dejemos que nos vuelva a robar el futuro!
A propósito de este caso, bueno sería que se realice un cotejamiento de fechas de presuntas infracciones, fechas de inicio de exámenes y fecha de determinación de responsabilidades. Talvez saldrían sorpresas como por ejemplo caducidades. Es solo una sugerencia a propósito de este caso…
¿Qué se esperaba de un candidato que ha estado asesorado por un corrupto como Correa?, Es un candidato sin transparencia, sus palabras han estado vacías desde el inicio, además de que sus propuestas no tienen sentido. No queremos a un presidente como Arauz, que sería prácticamente lo mismo que tener a Correa en el poder.