La cooptación correísta de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE, está pasando factura: la universidad tiene paralizado su proceso de selección del nuevo rector por una puja interna marcada por la política y por la presencia de un rector que fue funcional al proceso de correización de la Universidad y que aspira a ser reelecto. En esa puja hay dos fuerzas y en el medio está el arzobispo de Quito, Alfredo Espinoza Mateus, quien tiene la última palabra en el proceso.
Por un lado están las fuerzas correístas que han manejado la universidad desde el 2015, cuando fue elegido a la rectoría Fernando Ponce León, un cura abierta y entusiastamente partidario de Rafael Correa. En octubre del 2019, él causó polémica por haber dado un sermón en el que tachó como “nuevos inquisidores” a los periodistas que fueron críticos a la dirigencia indígena que promovieron actos violentos durante las protestas de ese mes. Ese sector quiere que se reelija a Ponce (en la foto del 2016 que ilustra esta nota aparece abrazado del actual candidato correrísta Andrés Arauz), que llegó por recomendación de Correa a la Nunciatura y cuenta con el apoyo del provincial de la Orden de la Compañía de Jesús, Gustavo Calderón que simpatiza con la forma en que ha administrado la Universidad.
Del otro lado, está un sector de personalidades vinculadas directa o indirectamente con la PUCE que sostienen que Fernando Ponce ha socavado el prestigio y la calidad educativa de la universidad. Él la ha convertido a sus ojos en un satélite de correato durante el gobierno de Correa y posteriormente en un bastión de sus simpatizantes.
Estos sectores enviaron a inicios de esta semana una carta (anexa al final de esta nota) al arzobispo de Quito, en la que le expresan su preocupación por la posible reelección de Ponce. La firman ex alumnos y personalidades como Abelardo Pachano, Roque Sevilla, Benjamín Ortiz y Jorge Ortiz, entre otros, y dicen al arzobispo que durante la gestión de Ponce se ha entregado la universidad a la militancia política y, en esa línea, se menciona la apertura del campus para albergar a grupos golpistas durante las protestas de octubre del 2019. Se lee que la defensa legal de Leonidas Iza y de Jaime Vargas, que alegó que Vargas no podía declarar ante la Fiscalía porque no había un traductor achuar, fue proporcionada por la Universidad. En la carta le piden al arzobispo, que es el Gran Canciller de la Universidad y su máxima autoridad electoral, se analice “bien las opciones que la Compañía de Jesús tiene para que quien dirija nuestra Universidad sea un Jesuita que permita corregir estos desaciertos que hemos citado”. Más adelante, los firmantes de la carta sostienen que “miramos con nostalgia cómo las glorias del pasado se han reemplazado con retrocesos debido a una errática conducción administrativa y académica de la otrora primera universidad del país”.
De las consultas que ha hecho 4P., se sabe que la demora en la designación del rector, se debe a que el Arzobispo de Quito no ha querido crear conflictos en las relaciones de la curia, que él representa, con la Compañía de Jesús que es la administradora de la Universidad. Sin embargo, se sabe que el arzobispo y otros miembros de la jerarquía eclesial miran con preocupación la gran cantidad de denuncias y quejas sobre el manejo de Ponce en la Católica. Estatutaria y legalmente, es el provincial de la Compañía de Jesús quien toma la primera decisión sobre quién debe ser el rector, luego de consultas hechas en la institución la remite al arzobispo Espinoza quien, a su vez, comunica la decisión al Vaticano.
Las fuerzas que están con Ponce han pedido al Consejo Administrativo que redacte una carta dirigida al arzobispo en apoyo al rector para contestar al grupo que ha hecho público su pedido para que no sea reelegido. Esto, aparentemente, no ha cuajado hasta ahora.
Ponce es un ferviente partidario de Correa y amigo suyo. En el 2016, a poco tiempo de ser elegido rector, él fue el único invitado oficial de Correa a una de las visitas que hizo al Vaticano. Fuentes consultadas por 4P. sostienen que el nombramiento de Ponce como rector de la Católica en Quito se explica, entre otras cosas, por la recomendación que Correa hizo a la Nunciatura Vaticana en 2015. Ponce es hermano de la ex asambleísta Ximena Ponce, una de las militantes más radicales del correísmo.
Una vez finalizado el gobierno de Correa, Ponce convirtió a la PUCE en un auténtico cuartel de invierno de figuras emblemáticas del correísmo que salieron de la función pública. Ahí está como profesor (y es una de las cosas que más indignan a quienes piden que no se reelija a Ponce) Virgilio Hernández, a pesar de llevar grillete electrónico. Pedro Páez es director del Instituto de Economía y Andrés Mideros decano de la Facultad de Economía. Además, la Directora General de Estudiantes de la PUCE es Lorena Arauz, subsecretaria en la Senescyt en tiempos de René Ramírez.
Se sabe que muchos profesores, que no son parte del coro correísta y que son críticos a la forma de manejar la universidad, han sido despedidos y reemplazados por otros obsecuentes con la visión de Ponce y de la Revolución Ciudadana. Hace poco, la escritora y profesora Mercedes Mafla dijo en Twitter que fue despedida como profesora porque la novela que acaba de publicar, Behetrías, no fue del gusto de la directiva de la Universidad por llevar una crítica implícita al correísmo. El despido de Mafla hizo que ex alumnos del hasta hace poco prestigioso departamento de Lengua y Literatura escribieran una carta a Ponce reclamando por su decisión.
Una de las cosas que más molesta a quienes firmaron la carta al arzobispo de Quito y a otros sectores en el interior de la Universidad que no comulgan con Ponce es que la PUCE, durante los últimos años, ha dejado de ser la universidad de referencia de Quito. Esto, dicen, se ha visto reflejado en el crecimiento de otras universidades privadas y en la pérdida de prestigio de la PUCE. “Se ha perdido el perfil institucional”, dijo a 4P. un ex decano.
La decisión final sobre la elección del rector deberá ser tomada, según lo resuelto por los organismos reguladores de la Educación, en este mes. La decisión encierra un dilema: que la curia prefiera no chocar con el provincial de la Compañía de Jesús o se decida a atender las denuncias que se han hecho en contra de Ponce que incluye, además, una supuesta mala gestión administrativa. Esta se traduciría en un déficit de cerca de 20 millones de dólares, según el ex decano que conversó con 4P.
Foto: PUCE
Excelente articulo que nos ayuda a entender la irracional por decir menos actitud de sacerdotes que se convierten en politicos de una organizacion tan corrupta como el correismo olvidando la funcion de ellos que deberia ser guiar a las personas como se diria por el buen camino.Esperemos que la PUCE vuelva a ser lo que fue hace algunos años
No entiendo porqué este periodista dice que el prestigio y la calidad educativa están socavados cuando eso no es cierto. La PUCE continúa siendo prestigiosa con un alto nivel educativo con profesores responsables y conscientes de su trabajo.
No hay que mezclar las cosas, una es la calidad educativa y otra el pensamiento del rector.
Estos se confunden
Estimado Sanders hay dos universidades en Quito que han tomado el espacio de la PUCE; las dos son privadas y tienen menos anios de funcionamiento. Tambien puede preguntar en donde matriculan algunos decanos y autoridades a sus hijos y vera que no es en la puce necesariamente; mas aun pregunte a las autoridades de economia en donde los tienen haciendo sus maestrias y… adivine … pues que no es en la cato;