Ecuador y el mundo enfrentan la pandemia con la esperanza de superarla con ayuda de la vacuna.
En Ecuador, el programa de vacunación está en peligro de descarrilarse por la desbocada reacción política a la decisión del Ministro de Salud de incluir en la fase piloto del plan de vacunación a un centro geriátrico privado donde vive su madre de 87 años. La inclusión temprana de este centro, en un contexto de escasez de vacunas, ciertamente fue un error, especialmente considerando que el Ministerio no comunicó adecuadamente que el plan piloto contemplaba la vacunación de ancianos tanto en centros públicos como privados, ni explicó esta estrategia. Un error con atenuantes, a decir verdad (los ancianos están expuestos a riesgos de muerte similares, independientemente del centro en el que vivan), pero error al fin.
Sin embargo, la desproporcionada hambre de castigarle y destituirle al ministro, si se materializa, puede tener un alto costo social. El gobierno tendría que nombrar un reemplazo. Viendo lo que está sucediendo con el actual, el nuevo ministro se paralizaría: preferiría no tomar decisiones difíciles y evitaría asumir riesgos. Como resultado, se entorpecería o detendría el proceso de compra y distribución de vacunas. Se empantanaría en trámites burocráticos y legales la ejecución de contratos con los productores de vacunas en el mundo. Se dificultaría el avance hacia los entendimientos que el ministro ya ha desarrollado con Pfizer y otras empresas farmacéuticas gracias a sus contactos y relaciones profesionales con expertos en EEUU, incluyendo en el Center for Disease Control (CDC).
Estamos en una carrera tétrica, entre la vacuna y un virus que está mutando hacia cepas más transmisibles y quizás más letales. Si la destitución del ministro interrumpe el proceso de vacunación por tres meses, hasta que se instale un nuevo gobierno, tendríamos centenares o miles de muertes innecesarias. Necesitamos insertar cordura en el proceso, pensando en el bien común.
Una alternativa constructiva sería reconocer el error del ministro, jalarle las orejas, emplazarle a que retome con mayor ahínco su trabajo y seguir adelante, sin poner en peligro lo logrado hasta ahora. En los próximos meses la autoridad sanitaria va a necesitar un espacio razonable para tomar decisiones rápidas, basadas en el juicio profesional de sus técnicos y autoridades, y tendrá que adaptar sus planes ágilmente ante eventos imprevistos. Equivocaciones en el camino serán inevitables, pero hay que hacer todo lo posible para que sean menores y no letales.
A cambio, el ministro debe comprometerse a mantener a la ciudadanía mejor informada sobre el avance del plan de vacunación y usar su prestigio y contactos en círculos médicos internacionales al máximo en beneficio del país. Los ecuatorianos necesitan que le ministro aparezca en televisión regularmente, explicando, guiando y respondiendo con franqueza y modestia a las preguntas de la prensa. Adicionalmente, para evitar escándalos y controversias en el futuro, el Ministerio debería conformar lo más pronto posible un comité de expertos, cuyas tareas incluyan (1) examinar regularmente los datos sobre las categorías de personas que han sufrido los peores efectos de la enfermedad y las que tienen el mayor riesgo de muerte y (2) elaborar, publicar y actualizar periódicamente una lista que especifique el orden en que serán vacunadas las diferentes categorías de personas. Este tipo de lista ha orientado con éxito las campañas de vacunación en otros países, a la vez que ha mitigado conflictos, y ha aumentado la credibilidad y transparencia de la autoridad sanitaria.
La tarea de los ciudadanos, los medios de comunicación y la sociedad civil es evitar el espíritu de persecución que podría frenar el proceso de vacunación durante el tiempo que le queda a este gobierno. Es menester dar al Ministerio de Salud el espacio para que sus acciones estén guiadas por la ciencia, la buena fe y el bien público. A cambio, hay que pedir al gobierno más transparencia y rendición de cuentas. Hay preguntas válidas que requieren respuestas urgentes, claras y francas. ¿Cuántas vacunas se han comprado hasta ahora y cuándo se espera que lleguen? ¿Con qué tipo de contratos? ¿Cómo nos aseguramos de que estamos consiguiendo vacunas de calidad a un precio razonable? ¿Cómo estamos financiando las compras? ¿Cómo se está organizando la compleja la logística de vacunación? ¿Qué criterios guían la asignación de las vacunas mientras la demanda exceda la oferta?
El éxito del país en la lucha contra el coronavirus, después de la desolación que dejó en la Costa su primera ola, ha sido reconocido internacionalmente. Mientras que en marzo y abril del año pasado Ecuador tenía el mayor número de muertes acumuladas por millón de habitantes en Sudamérica, al presente hay seis países que con más muertes acumuladas (Perú, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Bolivia) [https://www.worldometers.info/coronavirus]. La vacuna de Pfizer llegó temprano: somos el segundo país en Sudamérica en obtener esa vacuna después de Chile [https://www.as-coa.org/articles/cronologia-la-carrera-de-america-latina-por-una-vacuna-covid-19] y se está administrando rápidamente. Estos resultados son el fruto del esfuerzo de muchos, pero son difíciles de imaginar sin un buen liderazgo desde el Ministerio de Salud. Al momento de juzgar al ministro, es bueno mirar lo hecho desde marzo y no solo las acciones que provocaron los pedidos de destitución.
Atravesamos por una fase sumamente peligrosa y delicada en la lucha contra esta horrible pandemia. La destitución del ministro en este momento puede dañar lo logrado hasta ahora, empantanar el programa de vacunación, y costar muchas vidas.
Augusto de la Torre es profesor adjunto de Columbia University.
Ese llamado a la sensatez, profesor, suena raro incluso para usted que antes que economista es filósofo de la ética, entiendo. Sus argumentos me recuerdan la lógica lapidara de quienes agobiados por la evidencia de las funestas acciones de gobiernos pasados declaran: “sí claro, robaron, pero algo hicieron”. Entonces vamos por la línea media: algo es algo. ¿Por qué tanta bulla?.Además, aquello de que hay que continuar con el Ministro, dado que él tiene contactos deja en evidencia que no es necesario pensar en institucionalidad (es una emergencia y nos podemos pasar por la faja las cosas y leo entre líneas: es Ecuador!). Me recuerda a Alvarito que podría ser el mejor presidente, según algunos, simplemente porque tiene contactos para atraer inversiones. Ese mesianismo, esa idea de si “no es él, ¿quien? no le provoca escozor profesor? Si usted fuera el profesor del curso ética que deben tomar los condenados del caso “Sobornos 2012-2016”, cómo plantearia este problema?, Adivino que comenzará, a la luz de su artículo, justificando que “el fin justifica los medios”. Dicho esto: el Ministro no cometió un error (que suele acompañarse de la buena fe), él lo hizo de manera deliberada y balbuceando argumentos como los suyos: chimbos. En segundo lugar, el Ministro se niega a entregar la información que se le ha requerido desde diversos estamentos, conforme la Ley de Transparencia, no se conoce nada de la campaña de vacunación (claro, si con unas pocas vacunas hace lo que hace, mejor esperemos resignados la voluntad divina). Así que no estoy convencido de que su ética (la del Ministro) y sus prácticas vayan a cambiar en el futuro (no importa, replicará usted, pero es que el hombre tiene contactos). Yo creo, profesor, que hay que dejar que los asambleistas se declaren insensatos y lo censuren.
El ministro cometió un grave error y acabó con la confianza ciudadana. En lugar de aceptarlo y disculparse, intentó explicar la cuadratura del círculo. La vacunación es demasiado importante como para que continúe bajo su dirección.
Excelente articulo y consejo. Lo que paso no era lo mejor, mal manejado pero tambien considerando todas las actas de corrupcion dentro del Asamblea – que doble discurso! Deja que el Ministro continua su excelente trabajo, ahora con mas transparencia para el publico.
Al fin un artículo sensato sobre ese tema!!!!
Ojala 4P consiga más articulistas como Augusto de la Torre.
Como dice el dicho: no hay como la máma de uno !!!
Coincido con su criterio Augusto, los laboratorios que producen la vacuna están que no dan abasto. Si aparece un cliente con problemas…simplemente lo van a sacar de la cola.