Los resultados de la elección del domingo, aunque aún no esté definido el segundo puesto, dibujan ya una tendencia clara: el tema ambiental y el tema de derechos sociales se posicionaron claramente en la agenda electoral. Esto lleva a preguntar sobre las preferencias y quién es el votante hoy.
Una porción muy grande del electorado es joven, a quienes el contenido de los discursos o proclamas tradicionales ya no alcanza. Usan redes sociales y se comunican en mensajes cortos, preferiblemente en imágenes. Esto lo pudieron leer bien las campañas de Yaku Pérez y Xavier Hervas, y los resultados están a la vista.
Pero no solo las formas han cambiado, también el fondo de los mensajes exitosos. Hay un sensible alejamiento del pragmatismo político. El voto útil no caló, ya que hoy los votantes jóvenes son más idealistas y apuestan a la sostenibilidad y protección ambiental y a la clara defensa de derechos sociales y culturales. Si bien la crisis económica y la pandemia han convertido a la generación de empleo y el crecimiento económico en uno de los objetivos más urgentes, no es lo único que define al votante hoy.
Como en el tenis, no solo se cuenta el acierto del triunfador sino que mucho suma los errores no forzados del contrincante. Aquí también contó la saturación del electorado con un discurso más excluyente. Se vio a un candidato como Guillermo Lasso reiteradamente evitar suscribir la agenda de derechos de forma decidida, lo que le pasó factura. No pudo ni con el apoyo socialcristiano consolidar su tendencia de derecha con un mensaje claro, y muchos de esos votos se fueron al centroizquierda que ha resurgido como el ave fénix. Esto ha colocado a la Izquierda Democrática en la tercera fuerza política en la Asamblea Nacional a pesar que estuvo cerca de su defunción hace poco. Un notable resurgimiento de la mano de un empresario. Lo cual no es un dato menor, pone de manifiesto que hay un gran electorado que quiere un empresariado con enfoque más social y ambiental. Hay un sistema de nuevas creencias que se funden alrededor de la nueva empresa que el Ecuador necesita, y ese mensaje tiene que se procesado adecuadamente.
El discurso de Yaku Pérez y Xavier Hervas, a favor de derechos ambientales y sociales, sumado a buenas herramientas comunicacionales hizo la diferencia. Mensajes cortos y sencillos, fueron el aire fresco de un electorado fatigado por el correísmo y el anticorreísmo que ha sido el sonsonete cansino de los últimos años. Al parecer el anti algo solo, no define adecuadamente el futuro. Y si, el populismo es el cáncer de la democracia, todo eso como concepto se conoce. Pero hay que ir más allá de las palabras para ganar elecciones. Y hay que convencer con buenos mensajes.
Otro interesante resultado es el resurgimiento del centro ideológico, que se hallaba despoblado. El éxito de la candidatura de centro izquierda logró atraer también a electorado de la centroderecha en el sector urbano que no logró ser convencido por el candidato de la tendencia. Ese voto será un elector importante en la segunda vuelta.
Sobre el rol de las encuestas vale mencionar que haberse convertido en maquinarias de marketing electoral ha minado su capacidad predictiva y víctimas de su propio sesgo, no son fuentes confiables. Sumado a la dificultad de predecir el voto indeciso y oculto, deberán hacer esfuerzos adicionales para poder ganar credibilidad de cara al futuro.
Así los candidatos que pasen a la segunda vuelta, deben generar una propuesta de unidad si quieren vencer al correísmo. Quizás es la gran oportunidad del Ecuador para sentarse a la mesa y pactar sobre un modelo de desarrollo económico incluyente. Si pasa Yaku Pérez, necesitará convencer a los electores que es capaz de suscribir la seguridad jurídica e incentivos que el sector productivo necesita. Si pasa Guillermo Lasso, necesitará convencer al electorado que es capaz de abrazar la agenda de derechos sociales y ambientales.
¿Qué les impide sentarse de una vez a dialogar y armar una concertación por la democracia, dejando sus afanes personalistas? La mesa para una concertación les espera.
María Amparo Albán es abogada y catedrática universitaria.
Son temas importantes pero no son los más urgentes por el momento. Todavía hay que construir una democracia que funcione con una economía que no promueva el empobrecimiento. Por ahora hay que primero solventar eso a toda costa.