El rapero catalán Pablo Hasél ha sido condenado en España por dos delitos de enaltecimiento del terrorismo y por un delito de injurias a la Corona. El encarcelamiento de Hasél ha desatado violentas protestas no sólo en Cataluña sino en diversas ciudades del resto de España y ha abierto, una vez más, la discusión sobre los límites a la libertad de expresión.
Entre las frases de las canciones de Hasél que sirvieron como base para su condena se encuentran las siguientes: “No me da pena tu tiro en la nuca pepero” (se refiere al Partido Popular), “No me da pena tu tiro en la nuca socialisto”, “Que alguien clave un piolet en la cabeza a José Bono”, “Merece que explote el coche de Patxi López” (Bono y López son dos políticos del Partido Socialista), o “El mafioso del Borbón de fiesta con la monarquía saudí, entre quienes financian el ISIS queda todo”. Como se puede apreciar, las frases de las canciones de Hasél no son simples críticas ácidas o insultos a políticos o a la monarquía española, sino que son incitaciones a la violencia contra políticos o graves acusaciones contra el anterior Jefe del Estado español, por lo que se encuentran en la delgada línea entre el ejercicio del derecho a la libertad de expresión y el cometimiento de un delito.
El Código Penal español tipifica dos delitos muy particulares que no suelen ser homologables en otros países. El primero de ellos es el delito de enaltecimiento de terrorismo que surge como respuesta a los más de 40 años en que España sufrió constante violencia y centenares de asesinatos a manos de ETA, y el segundo es el delito de injurias a la Corona que últimamente ha sido objeto de severos cuestionamientos. En el caso particular de Hasél, el Tribunal Supremo consideró que las alusiones a “tiros en la nuca” y a la explosión de coches contra personas por su afiliación política se enmarcaban dentro del delito de enaltecimiento del terrorismo y, por lo tanto, excedía los límites del derecho a la libertad de expresión. Por su parte, el Tribunal Supremo, en un fallo dividido, consideró que las acusaciones contra el anterior Jefe del Estado constituían injurias, por tratarse de acusaciones infundadas y excesivas y no se encontraban protegidas por el derecho a la libertad de expresión.
El caso de Pablo Hasél lleva a retomar la discusión sobre los límites que debe tener el derecho a la libertad de expresión. Tanto el Sistema Interamericano de DDHH como el Tribunal Europeo de DDHH coinciden en que el derecho a la libertad expresión no es absoluto y que tiene límites, sin embargo, dichos límites deben ser estrictamente necesarios y, en ningún caso, fomentar la censura previa. La CIDH en la sentencia Ulloa vs Costa Rica estableció que el derecho a la libertad de expresión puede acarrear una responsabilidad ulterior, pero únicamente para proteger el honor y reputación de los demás. Asimismo, en su fallo, la Corte reconoce que los políticos y personajes públicos se han expuesto voluntariamente a un escrutinio público más exigente y, consecuentemente, tienen un mayor riesgo de sufrir críticas.
No obstante, si bien los políticos están sujetos a un escrutinio mayor y a críticas mucho más ácidas e incluso ofensivas, no es menos cierto que, desde mi perspectiva, en un país como España, incitar a que les den “tiros en la nuca” o que “explote el coche” de políticos, excede los límites del derecho a la libertad de expresión y merece un castigo. En lo relativo al delito de injurias a la Corona y ofensas a los símbolos patrios, considero que dichos tipos penales deben ser derogados, ya que en una sociedad democrática no cabe castigar a quien ofenda o critique al Jefe del Estado o a su país de origen.
La libertad de expresión es fundamental dentro de una sociedad democrática y debe proteger incluso discursos desagradables, sin embargo, no puede servir como pretexto para incitar a la violencia contra terceros. Puede que el castigo a Hásel sea excesivo, pero lo que está claro es que sus frases merecen el repudio general y no protestas a su favor.
Ricardo Flores es abogado.
La Monarquía ya es un anacronismo.Debe desaparecer. Los de la realeza deben dejar sus
privilegios y ganarse la vida como cualquier ciudadano. Y es rídiculo escuchar hablar de Infantes, infantas, duquesas,príncipes, reyes, etc, causan risa y repudio. Vivimos o lno en mundo de plena democracia, igualdad, sin privilegios para nadie.Eso de la monarquía es algo que ya debe sepultarse para siempre.No sirve para nada, son parásitos que viven a expensas del pueblo. Estoy de acuerdo con las críticas del rapero a la monarquía. Son ciertas. Son corruptos ,mantenidos, un grupo minúsculo de la sociedad que goza de excesivos privilegios. España y otros países de Europa, en este sentido siguen viviendo en la _Edad Media, cuando hacían creer estos absolutistas que eran enviados de _Dios.Pero,en pleno Siglo XXI,yañno caben estas antiguallas. Debe ponerse fin .
A la cárcel ha ido por golpear a un periodista y por arrojar lejía (cloro) en la cara a otro. Se le han sumado delitos de enaltecimiento del terrorismo al celebrar los asesinatos de ETA, agrabado con sus comentarios en RRSS, como animar a violar mujeres o clavar piolets en la cabeza de políticos… lo del SAR de España, se ha sumado a todo lo anterior.
Este bellaco, justificado en la libertad de expresión y bajo la tranquilidad de ser hijo de un empresario con dinero, dice barbaridades contra todo y contra todos, al punto que ni la izquierda puede defenderlo (a ver quien defiende a alguien que invita a violar mujeres…)
Está donde debe estar, por violento, por enaltecer asesinos condenados, por celebrar asesinatos de inocentes y por alentar a la violencia.
No es un rapero, es un demente.
Coincido, incitar y exaltar el terrorismo es un delito por las consecuencias que puede generar. En cambio, las “injurias” a la corona no tienen otra consecuencia que lastimar los egos de quienes se creen predestinados.
¿Es verdad que el ex-rey de España es un tipo altamente corrupto, que robó enormes cantidades de dinero, huyó cobardemente de su país, y hoy es huésped de sus amigos árabes?
Bueno… es verdad. 100% verdad.
Pero en la España de hoy, decir una verdad es… delito.
Además, la “justicia” española considera un crimen que los catalanes organicen un referéndum. Con ese pretexto han metido presos a un montón de líderes catalanes, o les han quitado los derechos.
Maravilla de país!