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¿Cómo le fue al correísmo sin los bolsillos llenos?

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El boom de las materias primas que empezó alrededor de 2003 y terminó en 2014 fue un período excepcionalmente favorable para todos los países sudamericanos, que son exportadores de ese tipo de productos. Durante esos años la región en general mostró altas tasas de crecimiento económico y una mejora significativa en los indicadores sociales. Durante la mayor parte de su administración, Rafael Correa se benefició de esa coyuntura externa propicia. Ahora que la economía ecuatoriana lleva años sin levantar cabeza, a lo que en 2020 se sumó una crisis mundial sin precedentes, es posible que muchos ciudadanos asocien al gobierno de Correa con una etapa de prosperidad y eso los lleve a inclinarse por su candidato para estas elecciones. Sin embargo, los resultados económicos del correísmo cuando el contexto internacional empezó a ser adverso (sin acercarse siquiera a lo que hemos debido enfrentar por la pandemia) debería hacerles meditar su voto. Veamos unas pocas cifras.

Entre 2007 y 2014, cuando el precio del petróleo WTI promedió los $87 por barril, la economía ecuatoriana alcanzó un crecimiento del 4,4% anual. Esa tasa es menor que la que registraron la mayoría de los países sudamericanos en los mismos años, pese a que el Ecuador fue el que más aumentó su gasto público, lo que provocó un incremento notorio de la deuda a partir de 2010. Entre 2015 y 2017 (en materia económica, los primeros meses de gobierno de Lenín Moreno fueron una continuidad del correísmo), cuando el precio promedio del petróleo cayó a $48 por barril (sólo como referencia, en 2020 el precio fue casi 20% más bajo que ese valor), la economía ecuatoriana creció a una tasa promedio anual de apenas 0,4%. Sólo Venezuela y el Brasil del Partido de los Trabajadores tuvieron un peor desempeño. Este estancamiento no sólo implicó que cada año los ecuatorianos, en promedio, fuimos más pobres (porque la economía creció mucho menos que la población), sino que también derivó en un deterioro de los indicadores laborales: la tasa de empleo adecuado, que en diciembre de 2014 llegó a 49,3% de la Población Económicamente Activa (PEA) cayó siete puntos porcentuales en apenas tres años. De hecho, la tasa de diciembre de 2017 (42,3%) fue incluso menor que la de diciembre de 2007 (43,2%). En otras palabras, la “década ganada” no dejó ninguna mejora en el mercado laboral.

Por otro lado, el desorden y la imprevisión fiscal de los años de bonanza hizo que, cuando bajó el precio del petróleo, el gobierno acumulara atrasos por miles de millones de dólares con sus proveedores, lo que agravó la situación de muchas empresas y provocó una ruptura en la cadena de pagos que, a su vez, derivó en una caída de los depósitos bancarios de 13% en 2015. Todo esto pese a que el gobierno de Correa contrató deuda sumamente cara (incluyendo las famosas preventas de petróleo) y echó mano al Banco Central (lo que ahora quiere repetir Arauz) para tratar de salir del paso.

Podríamos también señalar que en 2009, cuando el contexto externo se puso difícil por un período breve (en el último trimestre de ese año el precio del petróleo nuevamente bordeaba los $80 por barril) la economía ecuatoriana prácticamente no creció. O mencionar, para tener presente que el correísmo es capaz de todo cuando las cosas se le complican, el (mal) uso que se dio a los recursos que se levantaron (a través de mayores impuestos y nueva deuda) después del terremoto de 2016 y que debían destinarse a la reconstrucción. En resumen: el supuesto éxito económico del gobierno de Rafael Correa no fue tal y el buen recuerdo que algunos ciudadanos pueden tener de esos años se debe principalmente a un contexto externo muy favorable para toda la región. Tan favorable que en esos años incluso Venezuela, cuyo fracaso ya nadie discute, alcanzó altas tasas de crecimiento económico y redujo el desempleo y la pobreza. La diferencia es que en Venezuela el chavismo también administró la economía en años menos benignos. Y así le ha ido.

José Hidalgo Pallares es economista. 

4 Comments

  1. Ese es el fantasma que tiene mucha gente que piensa que con ese economista que de economía no sabe ni donde está parado plata desperdiciada para que estudie, se convencen que con el estábamos mejor, por favor analicen como quebró a nuestro país y allí podrán emitir un voto con conciencia.

  2. Lo cual confirma que la dolarización NO impidió que el gobierno: 1) gaste más de lo que tiene; 2) se endeude como loco; 3) cause efectos graves en la economía.

  3. Excelente artículo Sr.Hidalgo y por favor hacerlo llegar al tarado Arauz para que se instruya en números reales y verdades comprobadas y escritas. Éste bobo viene de la misma escuela de “economistas” que el bocon belga..Meditar el voto es la consignia!!

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