No es nuevo: muchos ecuatorianos piden a los medios, a 4P en forma insistente, que no se hable más de Rafael Correa y que, a estas alturas, se le entierre en forma indolora: con la indiferencia y el olvido. La reflexión, de un determinismo absoluto, pretende que si no se habla de Correa o del correísmo, Correa y el correísmo desaparecen.
La evidencia electoral, que es testaruda, dice que el correísmo viene perdiendo fuerza. Pero que hay 48 asambleístas elegidos por esa tienda y que 47% de ecuatorianos acaba de votar por Andrés Arauz, puesto a dedo por Correa. ¿Qué se hace con la realidad en un mundo, el periodismo, donde la realidad es la materia prima?
El país ya vivió esos fenómenos en los años 90. La imagen de estupefacción que produjo la elección de Abdalá Bucaram ilustró, en aquel momento, el deseo de ignorar realidades que algunos quisieran poner bajo la alfombra. Y cuando el periodismo se ocupó del personaje, reveló infinidad de facetas que terminaron mostrándolo a él y a parte de su familia de cuerpo entero. La sobreexposición mediática, como se sabe, no lo favoreció.
El correísmo existe, se hable de él o no. Se coló en el imaginario social gracias al estado de propaganda que montó con el mayor grupo de medios que ha tenido un gobierno. ¿Y cómo se desmonta aquello? ¿Cómo se muestra su doble moral? ¿Su capacidad para mentir, ser cínicos, jugar a los desmemoriados? El ejemplo más reciente es el de Rafael Correa hoy. En una entrevista dice que la alianza con Jaime Vargas les quitó votos. Y dice que Quito seguramente les cobró por la violencia y la destrucción de octubre 2019. Las dos observaciones son impresionantes. Porque hay evidencias de que Correa, como es su costumbre, miente y acomoda las piezas para terminar como los gatos: cayendo sobre sus patas.
El mismo Correa felicitó a Andrés Arauz tras la alianza con Vargas y dijo que había logrado lo que él no pudo hacer. Y, luego, en octubre 2019 lejos de condenar la destrucción de Quito, el correísmo avivó la protesta y promovió un golpe de Estado. Ahora Correa no conoce a Vargas, habla de la destrucción de Quito como si fuera ajeno a ese evento y presenta la alianza de Arauz con Vargas como un error, cuando la celebró.
Se entiende que Correa no cambiará. Ni él ni su actitud ladina. Hablar de honestidad intelectual en su caso es un acto de ingenuidad. El problema no es él. Son esos ciudadanos que le creen o le siguen. Son esos 47% de electores. ¿Quiénes dialogan con ellos? ¿No hay que de-construir las mentiras y los golpes bajos de aquel que todavía funge como su referente?
¿Qué hubiera pasado sin ese movimiento monumental en redes de miles de ciudadanos que durante la segunda vuelta desmintieron las mentiras, los videos montados, el perfil angelical construido sobre medidas para Arauz? ¿Qué hubiera pasado si ante la declaración de que el odio pasó de moda, no hubiera habido miles de piezas para refrescar la memoria, para mostrar la persecución y el dolor que produjeron? No hablar de ellos, es poner en suspenso la memoria, dejar que su relato corra, que creen esa realidad ficticia a la que les acostumbró Correa: ayer con Vargas, hoy no lo conoce. Ayer felicitando a Arauz por su alianza, hoy diciendo que eso fue lo que les hizo perder votos.
Conclusión: voltear la página es mirar resueltamente hacia delante pero sin perder de vista el retrovisor. Porque de lo contrario cómo se procesan situaciones como la creada esta vez por Andrés Arauz. Él dice, ahora que perdió, que quiere tender puentes y construir consensos. Es un gesto en la buena dirección. ¿Y qué hace el país con las toneladas de amenazas que hicieron pesar sus troles contra los ciudadanos si él ganaba? ¿Dirá que no las vio en las redes sociales? ¿Las repudia? ¿Desmontaron definitivamente sus guerreros digitales dedicados a perseguir y hostigar los ciudadanos con los que él dice querer tender puentes y construir consensos? ¿Y qué hace ahora con Vargas tras las declaraciones de Correa? ¿Se arrepiente de haber hecho alianza con ese rambo criollo que destruyó parte de Quito? ¿O lo hecho lo borra con una declaración y luego pide que no enjuicien a su líder que, ante la evidencia de tener que responder ante la justicia, se declara perseguido político?
No, no hay cómo dejar de hablar del correísmo. No por Correa. Por sus electores y militantes que, si quieren seguir en política, tienen que pedir perdón al país y separarse de aquellos que en la realidad-real, no en las fantasías de Correa, son sencillamente delincuentes. Él incluido.
Foto: El Universo.
El correismo sin Correa no es nada. No confundir el peronismo con el correismo.
Ejemplo el velasquismo sin Velasco, no fue nada.
Si los medios ignoran al mitómano, su persona, sus entrevistas, que de paso ,no sirven sino para oírle decir lo mismo de lo mismo, le harían un gran favor al pueblo.
Otra cosa es no olvidar el desastre económico y moral en que el correismo sumió a la patria.
14 años desgobernados por correistas, porque Moreno pertenece a la misma tendencia correista, nunca terminó con ese 70% de correistas metidos en su mandato.
Menos mal que gracias a USA salió a la luz judicial el otro yo del contralor 100% Polit, el rey de las glosas desvanecidas. Celi siguió la misma escuela. Ambos Correistas.
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[ Silenciar a Correa? ]
Una apuesta arriesgada.
Por un lado, se sabe que el populismo se alimenta de la presencia de su caudillo en el imaginario de la masa. Popular y populismo son sinónimos. Dejar de darle papaya, como dicen los paisas, o aplicarle la ley del hielo, como se conoce por acá, le restaría una de las principales armas que dispone Correa para estar presente, a favor o en contra, en el pensamiento de la gente. Los unos, creyendo en sus promesas y realidades distorsionadas, habilidad que le caracteriza; los otros, empeñados en demostrar la verdad recordando con papel en mano las fechorías y engaños.
¿Qué pesará más?.
Década y media el país ha vivido en este juego y el resultado es un empate técnico.
Ignorar su existencia, a que lado de la balanza se inclinaría el fiel?
Hernández cree que a favor de los anticorreístas y pone como ejemplo de fortaleza los que opinan en redes sociales y leen a los 4 palagatos.
Con un agregado: no se trata de vivir en el pasado. Se trata de seguir lo que hacen, afirman, votan en la asamblea, proponen, dicen a sus electores… Como a todos los actores políticos. Pero sabiendo lo que hicieron.
Correa es parte de la historia de este país y ocupará su espacio recordado como “mameluco”, como lo es Ignacio de Veintimilla, recordado como Ignacio de la Cuchilla, y como lo es Jaime Vargas, quien será recordado como “matapericos”, nos guste o no, y ya sabemos lo grave de olvidar la historia.
Pretender que ignorándolos desaparecen es una suprema tontería: olvidándolos, en realidad, reaparecen, como reapareció el espíritu de Veintimilla disfrazado de Correa.
Hacer como que no existió mientras sus numerarios llevarán de casa en casa su credo en los próximos cuatro años es poco menos que un suicidio.
Si esta vez perdió y perdieron es precisamente porque no permitimos que fueran olvidados ni sus latrocinios ni sus abusos ni su verdadero y demacrado rostro.
Y, Sr. Hernández, no le conceda Usted que por él han votado el “47% de los ecuatorianos”, pues no son tantos; los olvidadizos, más los engañados, más los cómplices, más los anti-éxito, más los envidiosos solo suman 32,5 % de los 13 millones habilitados para votar.
Son bastantes, pero irán mermando, si no olvidamos.
Consideren esta sugerencia:
En lugar de hablar del SICÓPATA DEL ÁTICO (no hace falta escribir el nombre), hablen de sus VÍCTIMAS y de las CONSECUENCIAS del montón de cagadas que ese nauseabundo criminal deja en su camino.
Qué tal a ver?
Cómo no seguir hablando de este indeseable personaje que tanto daño causó a nuestro país, dejando huellas de corrupción que todos los días vienen destapandose en difrentes estamentos del Estado, Fiscales, Ministros, Asambleistas, Contralores, estos últimos una verdadera vergüenza al representar a una entidad de control que por años fue respetable.
Hoy más que nunca, a las puertas de un nuevo gobierno al mando de un ciudadano honesto y trabajador debemos seguir alzando nuestra voz para que la justicia encabezada por esa extraordinaria fiscal consiga de una vez por todas extraditar a todos los prófugos de la justicia y asilados, comenzando por Correa y sus cómplices y ponerles a buen recaudo en un verdadero centro carcelario, no becados en la cárcel 4, para que paguen por todas sus fechorías
Cómo aprender a olvidar y no tener odio?; difícil pero no imposible. El Mashi nos dice que quiere colaborar con el nuevo gobierno pero que se termine la persecución.
Qué solicitará a cambio? Inmunidad, borra y va de nuevo…A quién reclamamos los millones de dólares que se llevaron?.Queremos justicia,solamente justicia y que devuelvan lo robado.
Es muy peligroso y anti histórico descuidar a asa gentuza puñalera de espaldas.
PROHIBIDO OLVIDAR POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE…
¿Ignorar a un maleante a un malhechor?, es una tarea harto difícil, más aún, si es el caso de un prontuariado y vulgar mentiroso que tiene, pagados o no, un 47% de seguidores; por lo que ignorarles, sería como tratar de perder la memoria. Lo vivido en la década perdida (10 + 4 años) de un criminal robo a los fondos públicos, arbitrariedad y brutalidades, cometidas en contra de personas inocentes, jamás los ecuatorianos honestos podremos pasarlo por alto. De ahí, este ejercicio de no ignorar al maleante, permitió que, en las redes sociales, miles y miles de verdaderos patriotas a riesgo de nuestra propia seguridad, refresquemos la memoria al país, “desmintiendo las mentiras” y borrando, el perfil “angelical” de un miserable clon “Andrés no mientas otra vez”. Por eso hoy, como dice el SEÑOR PRESIDENTE ELECTO, ya podemos dormir tranquilos, ha triunfado la libertad; sin embargo, aún el peligro, ni las amenazas de esos picaros han pasado; y, si al jefe de la “turba correísta” no se lo puede ignorar, pero con una Justicia honesta (imparcial) accionando los procesos judiciales que tiene en su contra, sí se lo puede impedir a que vuelva. La acumulación de penas en contra de “rafa”, deben llegar hasta las últimas consecuencias. No más impunidad, debe ser la consigna de todos. Caso contrario, el camino al abismo de todos los ecuatorianos ¡ahí está, no ha desaparecido!
Está claro que con los resultados maravillosos del 11 de abril el Ecuador no quiere una Revolución (ciudadana) lo que quiere es la DEvolución (de todo lo que esos se robaron)
Su señor hablar de todo lo malo que hizo al país, pero por favor ya no ponga la foto del tipo. Ya estoy escuchando a algún periodista que resalta las obras de ese gobierno, me parece el colmo, fue crítico antes.
Lamentablemente los ecuatorianos tenemos la tendencia a olvidar; padecemos de pérdida parcial o total de la memoria. El olvido es causado por la incapacidad negligente o descuidada de recordar, es por eso que debemos recordar siempre el nefasto gobierno correista y la afrenta que sufrió el pueblo ecuatoriano durante la “década infame” del correísmo. Por eso, como decía el prófugo de la justicia que vive en Bélgica: ¡Prohibido olvidar!
Y eso que no se dijo nada de la petición de clemencia de que no haya Lawfare, cuando él fue el padre del lawfare por tantos años…. menuda desfachatez !!!
Todos debemos aquel dicho, que expresa QUE PUEBLO QUE NO RECUERDA SUS ERRORES ESTA CONDENADO A REPETIRLOS UNA Y OTRA VEZ, siempre hay que recordar el pasado pues son los hechos de ese pasado lo que marca el presente y el futuro,
La única forma de olvidar a Correa, es sepultarlo en una cárcel por tantos crímenes y atracos que cometió.
Sólo allí no se hablará más de él, así como ya nadie habla de Glas, a pesar de que no ha pagado por todo lo que se robó, ni ha devuelto ni un centavo partido por la mitad.
Así es , pienso debe darse menos importancia a este nefasto personaje que tanto daño causó al país , pero de ninguna manera olvidar el odio , autoritarismo , persecución , cooptación de todos los poderes , metida impúdica de mano en la justicia y actos enormes de corrupción , que fueron pan de cada día en su gobierno . De esto , tendremos que seguir hablando , para que no olvidemos este oprobioso pasado y así evitar caer nuevamente en manos de estos infames personajes .
Mientras Rafael Correa respire, políticamente y biológicamente hablando, no podemos ni debemos enterrarlo.
Este delincuente prófugo no descansará hasta recuperar el poder, limpiar su prontuario, vengarse de sus opositores y terminar de llevarse el país en peso.
Rafael Correa tiene miles de esbirros y segundones, nacionales y extranjeros, de igual calaña, enquistados en la Asamblea Nacional, a todo lo largo y ancho de la administración pública y en los gobiernos seccionales (Yunda y sus 21 concejales del DMQ, por ejemplo). Otros de sus secuaces están huidos y escondidos en México y en Venezuela, y también muchos son mafiosos y narcotraficantes en las cárceles y en Manabí.
Además, y lo más importante, Rafael Correa debe cumplir su sentencia en la cárcel y devolver los miles de millones de dólares robados a lo largo de 14 años de trafasias, suyas y de su taimado sucesor.
Mientras no haya justicia, mientras sigan impunes estos miles de rateros rapaces, no habrá paz ni progreso en el Ecuador.
El artículo del Dr. Hernández es muy realista y sería absurdo olvidar y tratar de enterrar a Correa y las atrocidades que cometió durante estos 14 años, y digo 14 años porque Moreno también fue parte de aquella camarilla de delincuentes que arraso con el país y lo único que han dejado es miseria económica y miseria humana entre los miles de borregos que aún lo siguen por un sanduche y cola o por ofrecimientos de dinero fácil sin tener que trabajar.
Pedir que olvidemos a Correa seria como pedir que olvidemos las atrocidades que cometió Hitler en Alemania y si no fuera por el periodismo libre y honesto, hoy en día mucha gente no supiera lo que paso allá en Europa en esa nefasta época.
Como bien dice el Dr. Hernández, ese 47% que votaron por Arauz/Correa están allí, listos para volver a las andadas. Son esa gente que de alguna u otra forma lucraron en la época de Correa, con abierta corrupción, con dadivas, con familiares que consiguieron el puestito en instituciones públicas y que ahora son una lacra en las finanzas del estado con gente que esta allí recibiendo un sueldo sin hacer nada en absoluto, como el mismo Arauz lo hizo en el Banco Central. Olvidar a Correa seria pedir que olvidemos que ese 47% de votantes vienen en su mayoría de las provincias de la costa y la provincia fronteriza con Colombia (por donde ingresa la droga a Ecuador) donde están afincadas esas mafias narco-correístas, mexicanas, colombianas que encuentran en la costa facilidades para enviar la droga a México y Centroamérica y de allí a USA y otros países de Europa. En esas provincias se encuentran miles de individuos que de la noche a la mañana se enriquecieron del tráfico de la droga y miles más que laboran para aquellas mafias. Allí esta el 47% de los votantes que con Arauz/Correa seguirían en campo abierto para cometer crímenes que aun ahora están en la impunidad. Ojalá el Sr. Lasso acabe de raíz con esas lacras de la sociedad.
Buen tema de debate. Hay que reconocer que el correato está vivo, así lo demuestra su techo de 32% igual al de Bucaram, pero el correismo sin Correa muere, es un caudillo y a sus ciegos e ingenuos seguidores no les importa mucho que sea el rey de los cínicos, que mienta, que haya robado, que sea un patán o mozalbete de esquina, mientras más vulgar y agresivo se muestre, más se identifica con la masa amorfa que le sigue. Si se deja de hablar de Correa, por más estupideces que diga, también se dejará dejará de hablar de la secta correista y tenderá a desaparecer pero a lo largo del tiempo, porque en 4 años tendremos a otro Lelo representandolos. Por lo tanto cuando se hable de este tipo solo hay que referirse a él en tanto en cuanto su deuda con la justicia y la devolución de lo robado y punto
A la sombra del caudillo prófugo queda aún los rezagos de la violenta campaña de sus huestes y el aparato partidista del correismo, que sin duda, una vez repuestos de la derrota, volverán a juntarse en jauría, sedientos de boicot a la gestión de Guillermo Lasso; atizando, las contradicciones sociales, así ellos lo llaman, al ejercicio violento y anarquista de oposición; para lo cual, cuentan con el apoyo de gobiernos terroristas y radicales borregos que no cesan de joder.
Geopolíticamente, es importante que el vecino del sur – Perú – en los próximos días escoja su alternativa electoral, procurando no caer en manos de Castillo, un líder de barricada extrema dispuesto a sumarse a la plaga de los SSXXI que amenazan nuevamente su retorno, incluyendo a Brasil. Todo lo mencionado, resume, que si bien por el momento de la euforia, la mayoría de la gente que sumamos por Lasso, queremos olvidarnos instintivamente de “ElMejorLadrondelaHistoria” como un relax pasajero; no es menos cierto que, no podemos caer en el olvido de 14 años de historia negra del país, bajo el dominio enfermizo y delincuencial del dictador y su banda cleptomana, cuyos efectos, perdura hasta nuestro días en los actos corruptos del Contralor subrogante y más. Ya basta.!
Bueno, como alguien mencionó en redes, hoy, luego que Guillermo Lasso estrena un nuevo estilo fresco de estadista, por lo menos, podemos respirar, dormir y despertarnos un poco más tranquilos, olvidando un ratito al prófugo belga y esperando que …”no hay mal que dure cien años..Saludos.
Excelente análisis Sr.Hernández y estoy de acuerdo que si, hay que seguir en estar atentos a las movidas chuecas de éstos oportunistas instigadores correistas y a su jefe prófugo.Lo que si no hay que darles es protagonismo, y éstos engendros del mal ya están apuntalando a la nueva asamblea, amarres y chanchullos encabezado por la ñaña del belga..
Preocupa que provincias como Esmeraldas y Manabi hallan votado masivamente por la plaga. Seria interesante analizar que sucede en estas provincias.