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El arte de borrar el correísmo con un tuit

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Aquellos que piden no hablar más del correísmo tienen trabajo por delante. No hablar de Rafael Correa. Tampoco de Andrés Arauz. Ni de Carlos Rabascall. Menos aún de sus 48 asambleístas. Ni de los 4 millones de votos. Por supuesto ignorar lo que hacen los impresentables concejales correístas para guardar las espaldas a Jorge Yunda mientras tratan de alzarse con la Alcaldía de Quito. No hablar de los juicios en las cortes, las acusaciones de la Fiscalía, los informes de la Contraloría, las demandas que pierde el país por su culpa en el exterior… Tampoco hay que leer aquello que dice Plan V sobre los nuevos ataques que prepara el correísmo. Y así.

La democracia impone tener encendidas las alertas. Y el correísmo se granjeó el estatus de culpable y sospechoso, a pesar de los llamados a la paz y a la reconciliación que hace Andrés Arauz. Y a pesar de las invocaciones de Rabascall a recuperar la normalidad. Las realidades que produjo y que sigue produciendo no se saldan con llamados e invocaciones. Requerirían hechos. Y hechos no hay.

Cualquier balance, cualquier recuerdo, cualquier declaración de los correístas desmiente lo que dicen Arauz y Rabascall. No solo que con Correa hubo violencia; no se respetaron los derechos humanos; hubo persecución política y sus opositores fueron tratados como enemigos sino que lo que hacen, por ejemplo, sus concejales en Quito, demuestra que mienten con entereza. Y lo hacen naturalmente, sin entrenar.

“Llegó el momento de ver para delante -escribe en su tuit Rabascall-. Sobre el pasado ya se habló mucho, de lo bueno y de lo malo”. ¿En serio? Pero si el problema no es hablar. Rabascall y Arauz quisieran vender la idea de que entierran el pasado y que el pasado se puede enterrar así fácilmente. En 280 caracteres. Y sin hablar de las ideas, las políticas y las prácticas que convirtió su corriente política en una pesadilla para el país. ¿Ah, hay gente que vota por ellos? ¿Y? Siempre hay devotos, ensimismados, engañados y vientres agradecidos.

¿Y aquellos que no tragan ruedas de molino y fueron sus víctimas? ¿Dónde está su autocrítica? ¿Dónde dicen que repudian la violencia, la violación de los derechos humanos, la persecución política, la opacidad administrativa, el uso de fiscales y jueces, los contratos con sobreprecios y con cláusulas secretas, el ejército de troles, los inquisidores del partido-Estado y su fábrica de mentiras, la ola interminable de corrupción, el caudillo autoritario amenazando y creyéndose el Rey Sol?

Arauz y Rabascall fingen creer que todo eso se borra con un tuit. Y si por fortuna para ellos alguien les creyera, ¿qué parte de ese pasado no los representa? ¿Qué parte de esas prácticas ya no hacen parte de su ideario? ¿Qué fue lo bueno y lo malo de ese pasado del cual están presurosos de que ya nadie hable? ¿O hay que asumir la coartada de su tutor? Porque Correa también hablaba de errores cometidos durante su gobierno: nunca los señaló. Y cuando por casualidad identificó alguno, tuvo la precaución de precisarlo: no conocer a algún corrupto (del cual había hablado maravillas) o haber confiado en Lenín Moreno. Un caudillo nunca se equivoca.

Arauz y Rabascall quisieran mantener vivo la capacidad de desdoblamiento que caracteriza al correísmo. Decir una cosa y hacer otra. Ellos no responden por el pasado, aunque lo enarbolan. ¿La guerra sucia de la campaña? No es con ellos. ¿Las mentiras dichas en la campaña por Arauz? No es con ellos. ¿La actitud miserable de los concejales correístas de Quito? No es con ellos. No responden porque en su ADN tienen derecho a hacer lo que se les antoja y como son seres superiores no tienen por qué dar cuenta. No responden, además, porque tienen votos; es decir, en su mundo, los votos son un pasaporte hasta para delinquir. Por eso Yunda, su aliado, no se va. No tienen ni sentido del honor ni capacidad de vergüenza.

Los hechos parecen más simples y, como siempre, terriblemente testarudos: Arauz y Rabascall creen y quieren un futuro político. Y consideran que la sociedad, aquella que vota por ellos y aquella que no vota, no tiene derecho a saber qué piensan de lo que pasó para saber con quiénes está tratando. Y creen que con un tuit hacen la tarea. En ese caso es dable pensar que son dignos alumnos de su maestro: seres taimados y fuleros, aspirantes a reemplazar, en los términos conocidos, al caudillo autoritario.

Foto: El Universo.

27 Comments

  1. El mitómano con su cara de sociópata megalómano ya “casi” se quiso meterse en el gobierno de Lasso. Tan avivato es, que el sátrapa, pretende olvidemos lo que es e hizo y su horda de sociolistos robolucionarios, que saquearon el país y venían por más, liquidarlo y llevarnos a ser el paraíso revolucionario como Venezuela o Cuba. Sueño del mitómano. Según ellos, “no ha pasado nada antes”, sigamos en la lucha por un Ecuador “mejor”. Sarta de mamertos son y más mamertos será aquellos que les crean. Nunca olvidar. parecía broma cuando el mitómano apareció en las redes y dijo, que si él hubiese estado en el país, con su sola presencia ganaba las elecciones. Ya no se acuerda que se acredito tantos “huevazos” en la consulta popular. De megalomanía pura está hecho el mitómano.

  2. No callar jamás, siempre recordar, gritar con todas las fuerzas: NO OLVIDAR ,sólo así iremos exterminando a todas las ratas, ratones y rateros.

  3. Hay que empezar con la emblemática frase de Correa en todas sus ladrantinas: PROHIBIDO OLVIDAR COMPAÑEROS LA LARGA NOCHE NEOLIBERAL, evidentemente, ellos quieren q olvidemos El esplendoroso amanecer revolucionario q derivo en un estado cleptomano, pues no, prohibido olvidar a quienes corrompieron a jóvenes profesionales que vieron en el estado una fuente de ingresos, no debemos olvidar a quienes desde el poder acabaron con los derechos propios de las personas y se convirtieron en aduana de los mismos dictaminado quien era digno de ese derecho y quien no. La lista sigue, ahora nosotros decimos prohibido olvidar.

  4. Este trio de mamertos Arauz, Rabascall y Rafico, están actuando en una “comedia” no recomendada para el Ecuador. Como taparnos los ojos y pensar que ahora todos somos “iluminados y formateados el cerebro” y aceptar la retórica venida desde Correa y Arauz. Como regresar a ver y olvidarnos de la tabla de drogas y sus carteles que en nuestro territorio desarrollan su modo de vida (aterrizajes en el AROMO, sumergibles, minería ilegal…), Como olvidarnos de las obras faraónicas con sobreprecio e inconclusas, como olvidarnos del 30 S y Octubre negros , como olvidarnos de las frases de irrespeto a la mujer (gordita horrorosa, las minifaldas de las asambleístas …) , y las fiestas en sabatinas y cada viernes en Carondelet donde a costa del dinero del pueblo se mandaban las chupetisas. ¿Cómo díganos cómo?, acaso que las faltas y vejámenes a la Patria se borran con frases tiradas desde el estómago de los correistas al aire, están muy equivocados este trio de borregos. La Patria somos todos y no podemos olvidar este período nefasto de 14 años, a los que deben responder estos correistas, no con discursos, no con twitter desde Bélgica, ellos deben responder frente a la Fiscalía, a una Justicia recta, a un Ecuador que dejaron en zoletas por los malos manejos de los recursos que estos incompetentes durante 14 años se atrevieron a imponer en el Ecuador. Cuando estos corruptos sean sometidos a la justicia ahí podremos decir que ya los olvidamos¡¡¡ antes de esto será mejor que sigan de vacaciones en Méjico, Venezuela, Bélgica y Cuba.

  5. Es de esperar que el Gobierno del señor Guillermo Lasso bajo ninguna circunstancia arribe a “acuerdos” o “pactos” con gente del correismo, morenismo, en suma con representantes de la denominada Robolución Ciudadana, ellos cual fieras al acecho tarde que temprano le pasarán factura por su “aporte” y ya sabemos bajo que precio: puestitos de nivel jerárquico superior, contratos a dedo, sobreprecios, etc. La ciudadanía mayoritariamente voto no por Guillermo Lasso como tal, sino porque se destierre para siempre a los autores materiales e intelectuales de estos 14 años de desgobierno, de corrupción y de abuso de autoridad en todos los sentidos.

  6. Sr. Hernndez, no debemos olvidar al correismo, eso es correcto pero si tomamos este atajo, empezaremos a olvidarnos de las fechorias del morenismo, pongamos en una balanza la coorupcion del correismo y el morenismo y veremos hacia donde se inclina el peso de la corrupcion. Siento que para corruptos, los morenistas se pasaron, tomara en cuenta que son de la misma escuela. Que pena por mi patria

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